Sentimientos.

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Sentimientos.

Radamanthys despertó acompañado de sus alfas, el rostro de Aspros estaba casi junto al suyo, Regulus recargado en su espalda, los demasiado cerca a su cuerpo como para ser cómodo, recordando como dormían sus perros de caza, hechos ovillo y sentía que el camisón se le estaba pegando a la piel.

Pensaba en qué decirles sobre lo que habían discutido, lo que estaba solicitando la titán Rea, las vidas de sus cachorros, así como las vidas de sus alfas, pensando que era absurdo, ellos, o al menos, él fue obligado a recibir esa bendición, que si bien le trajo a sus alfas, no fue algo que hubiera decidido aceptar por si mismo.

Cambió ligeramente su postura en la almohada, observando el techo, sin saber que decirle a ninguno de ellos, sin darse cuenta que Aspros ya le miraba, notando que estaba preocupado por algo, así que recargándose en su codo recorrió sus cejas unidas con el dedo pulgar, sorprendiendolo con aquella caricia.

-¿Qué sucede?

Radamanthys tuvo que levantarse al darse cuenta que Aspros había leído sus preocupaciones, que se preguntaba qué sucedía, pero al menos Regulus aun estaba dormido y Valentine ya se había levantado para preparar el desayuno.

-Tengo que hablar con ustedes...

Dijo molesto, suspirando después, llevando una mano a su cabeza, viendo que Regulus estaba despierto, le veía con esos hermosos ojos azules, pero de una forma inocente, trataba de hacerse el dormido, como si pudiera engañarlo.

-No finjas, ya se que estas despierto, león.

Regulus hizo un puchero, para después sostener su muñeca, besando el dorso de su mano con delicadeza, sentándose en la cama, observando de reojo a Aspros que no parecía dispuesto a buscar algo con qué taparse.

-Aspros... cúbrete con algo, por favor...

Fue el regaño de Radamanthys, quien desvió la mirada, sin recordar si en su celo compartido el hermoso geminis había actuado de esa forma o no, pero no importaba, Regulus se veía incómodo, él tenía que concentrarse y que se paseara desnudo en ese templo no iba a ayudarle.

-Como tu digas, mi dulce ángel...

Le respondió besando su mejilla, buscando algo, colocando unos pantalones, los de entrenamiento, pero que no cerró del todo, por lo cual se le podía ver parte de su vientre, un poco de su vello pubico, pero al menos ya estaba más cubierto se dijo Radamanthys, suspirando.

-Por todos los infiernos...

Se quejo levantandose con su camisón largo, caminando descalzo hasta la mesa, que comenzaba a tener algunos platillos en su superficie, observando a Valentine, que ya estaba perfectamente vestido, con su traje negro, quien al verles de aquella manera tan desaliñada supo que algo habia sucedido, por lo que quito la sarten del fuego.

-¿Qué sucede?

Radamanthys respiro hondo, sentándose con la ayuda de Regulus, que era el segundo más caballeroso de sus tres alfas, al mismo tiempo que Aspros comenzaba a realizar un masaje en sus hombros, pensando que estaba demasiado tenso.

-No se ha terminado el peligro... Hades mantenía encerrada a la diosa Rea en el Inframundo.

Pronunció Radamanthys, molesto y preocupado, observando como sus alfas se sentaban alrededor de la mesa, observandolo detenidamente, preguntandose si él estaba en peligro, que debían hacer para protegerlo, a él y a sus hijos.

-Ella quiere las vidas de nuestros hijos, para que sean sus sirvientes...

Susurro furioso, llevando su mano a su vientre, sintiendo tanto odio y desesperación que apenas podía pronunciar sonido, mordiendo sus labios, para poco después, apretar sus manos, cortando su piel hasta que sangro.

El Cáliz de Hera.Where stories live. Discover now