El Cáliz de Hera.

Decisión.

Decisión.

Lune era mayor que Shion, por demasiados años ya, pero su apariencia era la de un joven de veinte años, en cambio el omega era dos años menor, pero un poco más alto, un poco mas fuerte asi como pesado, quien le sostenía del cabello, tirando de este para besarle de una forma agresiva, un tanto más, de lo que esperaba el espectro de cabello blanco.

Estaba enojado, molesto y eso lo sentía Lune, quien trato de soltarse, comprender que era lo que pasaba con Shion, sintiendose un idiota, porque bien podria aprovechar el momento, la pasion del corderito, pero, deseaba hacerle sentir seguro, aunque la primera vez que se vieron le hizo daño, asi como fueron enemigos en la guerra.

-¿Qué sucede? ¿Por qué estas actuando así?

Shion quiso saber porque le hacía esas preguntas, cuando debería disfrutar de su cuerpo, aceptar sus deseos por ser poseído, sin embargo, Lune le apartó con fuerza, acariciando su mejilla, necesitando saber porqué actuaba de esa forma, él no era un soldado agresivo.

-No puedes rechazarme tú también...

Shion pensaba que sus dos alfas estarían a su lado cuando iniciara su celo, no que se marcharan a quien sabía donde, especialmente con el interés que sintió por él antes de ese día en particular, y ahora, Lune, que parecía estar pavoneándose para poder seducirlo.

-No te entiendo Shion... piensas que Hypnos o... el soldado bajito no quieren estar contigo...

Eso lo decía con demasiada sorpresa, porque sabía bien del amor que Hypnos le tuvo a su esposo, el hermoso omega que le dio algunos hijos como el decia, segun los mitos eran interminables sus vástagos, los que él conocía eran cinco, esos eran demasiados hijos.

Sobre el tipo moreno, podía ver que le quería y realmente no se explicaba porque no estaba presente a su lado, Shion era lo mas hermoso que había conocido y por la forma de pelear, ellos eran como uno solo, en cambio él, el apenas era su enemigo, quien trató de matarlo dos veces en su vida.

-¿En dónde están entonces?

No lo sabía, pero estaba seguro de que ellos tendrían que tener sus motivos para dejarle solo, sin embargo, respirando hondo, pensando que era absurdo que estuviera defendiendo a sus rivales por el amor del corderito, eso era lo que haría.

-Seguramente en alguna misión... a punto de romperme algunos huesos, yo no debería estar aquí... aunque tu me desees... no sabes nada de mi.

Shion asintió, pensando que eso era cierto, no sabía nada de ese soldado, de no ser, porque cuando lo mato sostuvo uno de los trozos de su armadura, leyendo su vida y Lune, no era una mala persona, simplemente realizaba sus tareas, así como cuando fue a buscarlo, él pensaba que estaba haciendo lo correcto, su preocupación por el era verdadera.

-Lei tu armadura durante la batalla, se que eres una buena persona y... me gustas mucho... eres muy hermoso, aunque, yo no soy del todo un...

Lune llevó una mano a su boca, ya sabía lo que iba a decir, él era hermoso, era precioso, cada centímetro de su cuerpo era perfecto y lo que más le gustaba era que fuera mas grande que el, mas alto, mas fuerte, le encantaba su cabello, así como sus ojos, su alma, él había leído todo sobre ese hermoso corderito, el patriarca del futuro santuario.

-No digas tonterías corderito mío, eres precioso... realmente hermoso y me encanta que seas tan alto, tan fuerte, tu cabello... simplemente eres divino...

Shion aun estaba molesto por sentirse despreciado por los otros dos alfas, sin embargo, Lune le besó con delicadeza, acariciando sus mejillas con ambas manos, recibiendo una respuesta un poco más agresiva del hermoso omega, pero esta vez, no estaba enojado.