Engaño.

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Engaño.

-Yo hubiera pensado que eso también eran mentiras...

Pronunció Hakurei, con demasiada seguridad, logrando que cada uno de los presentes se desesperan con él, quien actuaba como si nada malo estuviera pasando, bajando al suelo de un salto.

-Aunque... no lo sé... pienso que esto complica todo, porque según los mitos tendrían que enamorarse de los alfas elegidos y con Zeus presente, eso será difícil.

Sylpheed comenzaba molestarse con las palabras del anciano, con esa actitud como si no le importara su situación actual, pensando en preguntarle qué se suponía que iban hacer entonces, pero Hakurei, tras meditar esa situación por demasiadas horas, creyó encontrar una forma de liberar a sus muchachos de esa celda era dejarlos salir a buscar las centellas.

-Yo creo que... debemos matar a la diosa Hera, así tendrán que desaparecer sus sellos y esas manzanas.

Se decía mucho más fácil de lo que sería, porque hasta donde sabían, Hera siempre estaba a un lado de Zeus, actuando a sus espaldas, pero siempre a su lado, protegida por su esposo.

-Solo que tenemos que pasar por Zeus antes, lo que deberíamos hacer es buscar las centellas, los pedazos de las centellas que ese maldito dios no ha encontrado.

Degel asintió, ellos tenían razón, deberían comenzar a buscar las centellas, pero sus fuerzas estaban divididas, tres santos dorados aún estaban debilitados, tenían a dos espectros y un general marino que proteger, eso significaba que debían tener a varios santos dorados pendientes de la seguridad de los omegas.

-¡Y si salimos a buscar las centellas en compañía de nuestro guardaespaldas, así estaríamos protegidos, pero podríamos dar con ellas!

Eso era demasiado peligroso para ellos, pero tampoco podían quedarse de brazos cruzados para que Zeus llegara a ellos, que los secuestra con su forma de águila, y él podía proteger a alguno de los omegas, Kardia a otro.

-Eso es demasiado peligroso.

Pronunció Sage, mirando a su hermano con detenimiento, quien sonreía con esa expresión suya de cuando planeaba algo completamente descabellado, una actitud que Shion no había visto desde el inicio de aquella pesadilla, después de escuchar lo que ellos decían con demasiada sencillez.

-No pueden salir así, únicamente van a lastimarlos y será mucho más fácil para Zeus llegar a ustedes.

Pero sería mucho más fácil para Zeus dar con las centellas, se dijo Degel, al mismo tiempo que Manigoldo trataba de acercarse a su maestro para convencerlo de que les dejara salir, era la única oportunidad que tenían para sobrevivir.

-Debemos buscar las centellas maestro, solo así podremos destruir a Zeus.

Sage tras pensarlo por unos momentos, aceptó aquellas palabras, tal vez con demasiada facilidad, observando a Unity que estaba a sus espaldas, con los pergaminos bajo sus brazos.

-Poseidon nos ha dado la localización de seis centellas y nosotros hemos localizado una más, podrán salir en grupos, como así lo desean, las parejas de santos dorados serán las mismas, Manigoldo y Albafica, Dohko y Shion, Asmita y Defteros, Kardia y Degel, ustedes conocen muy bien las técnicas de los otros, eso les ayudará a protegerse.

Con quienes parecía tenía problemas para decidir quienes irían, eran sus invitados, escuchando los pasos de Cid y de Hasgard, ellos también habían estado presentes en el santuario, así como Unity e Isaac.

-Yo iré con el basilisco, alguien tiene que evitar que se meta en problemas, su santidad.

Fueron las palabras de Cid, acercándose al patriarca, observando fríamente al espectro del basilisco, que solo frunció el ceño al verlo, nada queria que ver con ese soldado sin sentimientos, pero si él era el único que iba a acompañarlo, tendría que tolerarlo.

El Cáliz de Hera.जहाँ कहानियाँ रहती हैं। अभी खोजें