Cap. 69

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Narrador omnisciente:

-¿Me estás ocultando algo, serafina?- dijo con una sonrisa tratando de coger el dibujo que la chica tenía en su espalda.

-No es nada, Al, es una tontería- la voz de la chica había adquirido un timbre nervioso mientras hablaba y daba ligeros pasos hacia atrás doblando el papel y escondiéndolo del ciervo.

-¿Y por qué te pones tan nerviosa si no es nada?- dijo acercándose lentamente, no entendía como un vestido podía causarle tanta vergüenza a la chica a esas alturas de la relación, podría haberlo cogido con magia o pedirle a una de las sombras que lo cogiese por él, sin embargo por primera vez, no quería invadir la privacidad de la chica.

-Es que no me acordaba que estaba aquí- la ángel quería que la tierra se la tragase, pensaba que ese dibujo estaba guardado en el nuevo diario que tenía debajo de la cama, se le debía haber olvidado en la mesa cuando decidió sombrearlo un poco el otro día.

-¿Y no me lo quieres enseñar? Parecía una prenda preciosa- dijo mientras se acercaba más a ella, la serafina negó mientras lo sujetaba fuertemente, Alastor levantó una ceja, aunque ella se lo negase, sabía perfectamente qué era ese vestido pero no iba a decírselo, quería que fuese ella la que lo confesase.

-Es una tontería, te lo he dicho ya, ¿has visto el retrato que le hice a Charlie el otro día?- Raquel cambió de tema al tiempo que se colaba por la izquierda del demonio y le enseñaba una de sus obras, la cara de la hija de Lucifer apareció ante los ojos del ciervo, pero este casi no le prestó atención, estaba casi seguro de lo que se le estaba pasando por la cabeza a la ángel pero necesitaba comprobarlo y en su cuarto tenía algo que podía ayudarle.

-Está precioso, querida- disimuló mientras se acercaba a darle un suave beso en la mejilla, ella le sonrió aún sin soltar el boceto con una de las manos, Alastor miró a la mesa viendo como lo que quedaba encima no le iba a solucionar nada- sin embargo, creo que me debería ir a mirar unas cosas que me habían pedido antes, ¿te importa si nos vemos en un rato?- preguntó mientras acariciaba la mejilla de la chica.

-No, claro, sin problema- Raquel se mordió el labio esperando que el demonio no se hubiese enfadado por ocultarle el vestido, sin embargo la sonrisa que tenía mostraba la misma tranquilidad a la que ya estaba acostumbrada- ¿te apetecerá que demos una vuelta por el Infierno?

-Por supuesto, serafina, y si lo deseas, podemos ir a esa cafetería que te gusta- ella asintió feliz mientras veía como Alastor salía por la puerta y la cerraba tras de sí, se lanzó a coger su diario de debajo de la cama y lo abrió por el final, una gran cantidad de vestidos blancos y diferentes arreglos del pelo se mostraron ante sus ojos, metió rápidamente el que tenía en sus manos con los demás mientras suspiraba.

El ciervo por su parte se dirigió a su cuarto mientras analizaba lo que acababa de suceder con su pareja, Raquel se destacaba por ponerse sumamente nerviosa por tonterías por lo que no era de extrañar su comportamiento, sin embargo era un simple boceto lo que había cogido y había desencadenado la inquietud en la chica.

Entró a su cuarto e invocó el diario de la chica, el libro apareció en su mano y no dudó un segundo en abrirlo, de vez en cuando le gustaba ojearlo o leer algunas de sus entradas, la mayoría hablaban de planes en el Cielo con una tal Emily o normas que le marcaba Sera para que se comportase, otra figura que aparecía en varias ocasiones era Adán, para desagrado del demonio había sido capaz de apreciar como las marcas de corazones a lápiz que habían sido borrados con esmero adornaban los alrededores del nombre.

-Necesitará explicarme el motivo de los corazones con el nombre de este imbécil- suspiró para sí mismo mientras seguía pasando las páginas, oyó pasos por el pasillo y para asegurarse que no le interrumpían mandó a una de sus sombras a poner el pestillo, no quería ser molestado. Se oyó como la persona pasaba de largo y se volvió a enfocar en la lectura, un montón de dibujos sobre diferentes partes del Cielo aparecían a lo largo de las páginas, algunos mejor que otros, uno mostraba una habitación blanca y otro una sala con varios balcones y una gran bola de luz en el centro.

La serafina (Alastor y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora