Cap. 5

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El suelo desapareció bajo mis pies y caí sin posibilidad de evitarlo, notaba mi cuerpo golpear el aire mientras descendía a gran velocidad y no podía volar, mis alas seguían sin funcionar a causa del grillete por más fuerza que hacía pero era imposible... El agujero por el que había caído se alejaba de mi y todo a mi alrededor adquirió un color rojizo contrastando con el blanco del que procedía, observé la luna, roja como el nuevo mundo en el que estaba entrando y enorme, había un gran pentagrama en el centro y brillaba casi tanto como la del cielo.

Grité, grité de miedo y de rabia, era la primera vez que sentía emociones tan fuertes; estaba a punto de morir aplastada contra el suelo y no podía evitarlo, a mi alrededor empezaron a aparecer edificios altos con grandes ventanales, algunos de ellos destruidos... Explosiones y gritos se oían por debajo de mi pero estaba demasiado asustada esperando el impacto. No sabía que hacer, no conseguía volar, tampoco frenar la caída, solo me quedaba esperar el choque contra el suelo y rezar porque fuese una muerte rápida... ¿Pero rezar a qué o a quién? ¿A Dios? ¿El mismo Dios que había permitido que me pasase eso? Él no estaría de mi lado ahora, me había abandonado... Un dolor punzante golpeó mi pecho al darme cuenta de que iba a estar sola sobreviviese o muriese, ya no me quedaba nada ni nadie en el mundo.

Mi cuerpo golpeó una pila de escombros e hizo que una nube de granito y polvo saliese disparado, me dolía todo el cuerpo y apenas podía moverme, noté por el rabillo del ojo que un poco de sangre dorada goteaba por una parte de la pila; solté un gemido de dolor, nunca antes había experimentado uno tan fuerte... Traté de poner mi mano en la zona sangrante para cerrar la herida con magia pero no funcionó, no dejaba de sangrar y nada a mi alrededor tenía sentido.

Oí unos gritos cerca de mí y noté que personas se acercaban, por lo que hice acopio de todas las fuerzas que me quedaban y me levanté a duras penas para intentar ponerme en pie, decenas de criaturas extrañas con cuernos o aspectos de animales se encontraban a mi alrededor, pero no animales tiernos y adorables como los del cielo, sino criaturas terroríficas y grotescas que rezumaban maldad. Quise gritar cuando vi que me observaban fijamente, estaban a mi alrededor y la mayoría tenían los ojos puestos sobre mí... 

Intenté bajar de los escombros como pude y pasar entre ellos pero uno me agarró con fuerza de la muñeca evitando que me moviese.

-Vaya vaya... ¿Qué preciosidad tenemos aquí?- su aliento apestaba y era mucho más alto que yo, intenté soltarme- ¿a dónde crees que vas pequeño ángel?

-Disculpa, me hace daño- dije mientras trataba de zafarme pero él solo se rio.

-¿Ay que te he hecho daño?- dijo con burla arrastrándome por la multitud- vas a desear que este sea todo el daño que te hagan cuando acabemos contigo- noté como varios demonios más venían detrás de nosotros y se reían.

-Por favor, por favor, suéltame- pero él me omitía, empecé a moverme y a intentar soltarme hasta que solo se me ocurrió darle una patada en la espinilla, y eso hice, le pateé y salí corriendo lo más rápido que pude, lo oí de fondo blasfemar y gritarle a los amigos que me persiguiesen a lo que traté de correr aún más rápido.

Me escondí en una tienda de comida mientras los veía pasar, parecía que les había perdido el rastro... Una mujer me miró desde el mostrador esperando a que pidiese algo, me acerqué lentamente y vi los carteles: ¿"pastel de hígado", "pastel de pulmón" o... "pastel de ojos"? Miré a la mujer y me di cuenta del nombre de la tienda el cual estaba detrás... Human Cakes... Mis ojos se abrieron mientras me ponía las manos en la boca y salí corriendo de la tienda, me aseguré que los hombres que me seguían no estuviesen cerca antes de continuar mi camino.

Destacaba demasiado en el entorno en el que me encontraba pues todos iban con ropas oscuras y yo me encontraba con un vestido blanco y corto manchado de sangre dorada, pero no sabía donde podría encontrar ropa de mi talla o algo que me sirviese, por lo que aproveché y utilicé los callejones evitando las multitudes, esperando que así al menos no se me viese tanto... 

La serafina (Alastor y tu)Where stories live. Discover now