Cap. 52

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Narrador omnisciente:

El ciervo observó con curiosidad el libro que tenía entre las manos mientras veía de forma rápida algunas de las paginas, en su mayoría estaba compuesto por dibujos o escritos rápidos, algunas hojas tenían textos más largos acompañados de fechas o recortes de fotos pegadas y con marcados por encima; apenas pudo ojear un poco del contenido antes de que la voz de la serafina se escuchase por la sala.

-¿Al?- dijo mientras se asomaba por el pasillo en busca de su pareja- ¿todavía estás aquí? Pensaba que te habrías ido a la sala de radio- el demonio hizo desaparecer el libro entre sus manos transportándolo a su cuarto mientras se giraba a ver a la ángel con una sonrisa.

-Estaba esperando que acabases tu charla con cierto... soberano- miró alrededor de la chica buscándolo con la mirada- ¿ya no nos acompaña?

-No, Lucifer se ha marchado para atender unos asuntos en el círculo de la gula... Un problema con Beelzebub me ha dicho o algo así- Alastor sonrió para sí al saber que por fin se había librado de aguantar al Rey- ¿Qué tienes ahí?- preguntó la serafina acercándose a la caja.

-Oh, por supuesto, casi se me olvida, querida- le tendió la caja mientras sonreía ampliamente- Charlie y Vaggie han vuelto del Cielo, resulta que les han dado esto para ti, si no te molesta, lo he abierto para asegurarme que no era una trampa o algo similar...- le mintió pero Raquel estaba más centrada de observar el contenido del paquete que en darse cuenta de la mentira.

-Son mis cosas- susurró ella, Alastor observó su reacción, no se veía alegría ni tristeza en sus ojos, solo sorpresa ante el contenido- son mis cosas del Cielo... Pensaba que se habrían deshecho de ellas...- la serafina no pudo desviar la mirada de los objetos, los analizaba uno por uno sin creerse que habían vuelto a ella, se había hecho a la idea de que los había perdido hacía mucho tiempo y el reencontrarse con ellos de nuevo le había producido un sentimiento agridulce.

-¿Estás bien, querida?- preguntó Alastor mientras ponía una mano en su espalda esperando alguna reacción, ella enseguida salió de su ensimismamiento y le sonrió.

-Por supuesto, Al, solo que no me lo esperaba- cogió con más fuerza la caja y se dirigió a su cuarto asegurándose que el ciervo la seguía- me ha pillado desprevenida, pero me alegro de tenerlas de nuevo conmigo.

-Bueno, entonces hay que celebrarlo- le abrió la puerta de la habitación a la ángel para que esta pasase y dejase las cosas, Raquel soltó la caja en la mesa del centro y se giró para ver a su pareja.

-¿Antes no deberíamos preguntarles a Charlie y a Vaggie cómo les ha ido la reunión?- Alastor negó con la cabeza.

-Me han comentado que se iban a descansar, no nos preocupemos por ello, tengo una idea que te encantará- la serafina asintió sin estar aún muy convencida, sentía que debía preguntarles a las chicas sobre lo que había pasado en el Cielo, sin embargo si Alastor le decía que estaban descansando, debía ser porque realmente lo necesitaban ya que ninguna de las dos habituaba a dormir durante el día.

-¿Qué plan?- preguntó mientras salía del cuarto cerrando tras de sí la puerta.

-Es una sorpresa, serafina- dijo mientras le tomaba de la mano y se dirigían escaleras abajo hacia la puerta, ella solo lo miraba expectante sin conocer qué se le estaba pasando en esos momentos por la cabeza al ciervo.

-Contigo siempre son sorpresas, nunca sé que es lo que vamos a hacer...- dijo ella mientras lo miraba abrirle la puerta.

-¿Y acaso no es una de las partes que más te gustan de nuestra relación?- ella se rio asintiendo, pues había dado en el clavo, a ella le encantaba la idea de que el demonio la conociese tan bien como para ser capaz de organizar planes sin necesidad de consultarle pues ya sabía de sus gustos.

La serafina (Alastor y tu)Where stories live. Discover now