Cap. 17

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Narrador omnisciente:

La serafina terminó de arreglarse con la ayuda de Ángel, el cual la iba maquillando y peinando mientras no paraba de parlotear respecto a las cosas que le habían pasado a lo largo del día; pero ella estaba demasiado nerviosa porque cada minuto que pasaba estaba más cerca de tener la cena con Alastor...

-Y... No me estás escuchando- dijo su amigo mientras le recogía el pelo en una coleta.

-Perdona Ángel- ella negó con la cabeza haciendo que este volviese a dejar el cabello caer- es que me estoy poniendo algo nerviosa...- miró el reloj en el móvil de su amigo y vio que apenas quedaban 15 minutos para que se encontrasen. Desde que había llegado al infierno se había asombrado con la cantidad de demonios que poseían estos dispositivos, en el cielo estaban prohibidos debido a que consideraban que causaban adicción y eran pecaminosos.

-Normal, preciosa- él la peinó suavemente mientras la miraba en el reflejo del espejo- con lo que llevas puesto... Conozco mil demonios que pasarían de la cena para arrancarte la ropa directamente- ella se sonrojó mientras el estómago se le anudaba- pero bueno... has quedado con míster caballeroso, así que me imagino que no hará algo así de "vulgar"- dijo haciendo comillas mientras repetía las palabras de Vaggie cuando él hablaba de sexo ante ella

-Supongo... ¿Tú crees que querrá algo más?- llevaba dándole vueltas a la idea desde hacía unas horas, no veía a Alastor de ese tipo de personas, pero apenas lo había conocido hacía unas semanas y estaba nerviosa de que él se esperase acabar la velada queriendo...

-¿El Sr. Sonrisas? No... Es demasiado altivo para pedirte que te acuestes con él... Aunque estaría bien, me imagino como es en la cama, debe ser un salvaje- puso cara de calentón a lo que la ángel le quitó el peine para terminar de peinarse ella- es más... Tú, viniendo de donde vienes... Yo creo que te reventaría en la cama... No podrías andar por una semana.

Abrió los ojos como platos mientras su cara se volvía completamente roja... Casi soltó el peine al oír sus palabras pero sí que intentó taparse la cara con una mano para que Ángel no viese el efecto que sus palabras habían causado en ella. El nerviosismo aumentó en ella y sintió un cosquilleo fuerte en el estómago.

-Cállate cállate- dijo tratando de recuperar la compostura mientras la araña observaba la reacción de ella, había dado en uno de sus puntos débiles y lo estaba disfrutando- ya te he dicho que nosotros no podemos hacer esas cosas- Ángel se apoyó en la mesa de maquillaje a su lado mientras la miraba desde arriba.

-Respecto a eso, nunca me has explicado porque no puedes tener pareja o sexo- ella desvió la mirada, coincidiendo conque el teléfono de él se iluminó a causa de un mensaje de Cherry y le mostró la hora, apenas le quedaban 5 minutos para encontrarse con Alastor en la puerta.

-Te lo contaré otro día- dijo mientras se arreglaba unas ondas que se había empeñado Ángel en hacerle y se aseguraba de estar lista para bajar, se puso los zapatos a toda prisa, unos de charol negro que iban atados con finas cintas que le habían robado a Charlie sin que esta se diese cuenta, pues tras ver la colección de tacones de aguja de Ángel, Raquel había pensado seriamente que se podía romper una pierna esta noche si llevaba uno.

-Pásalo bien- dijo mientras le abría la puerta- y usa protección- susurró cuando esta pasaba por su lado para salir, el rubor volvió a sus mejillas mientras buscaba en la sala algún rastro del ciervo, pero estaba desierta. Para ser sinceros, aún quedaban un par de minutos para que fuese la hora, por lo que bajó tranquilamente los escalones mientras trataba de eliminar ese cosquilleo que no se iba de su estómago.

-Veo que al final se te ha liberado la noche de todos esos planes que tenías- la voz apareció detrás de ella, a lo que se sobresaltó pues juraba que hacía unos segundos estaba sola en el salón.

La serafina (Alastor y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora