Cap. 60

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Narrador omnisciente:

El hotel se encontraba en silencio mientras todos esperaban alguna señal de que la serafina se fuese a despertar, las miradas volaban entre el soberano del Infierno y el ciervo, pues los habían tenido que separar varias veces más antes de que Lucifer dejase de intentar matarlo por el estado de Raquel. 

Charlie seguía abogando por la inocencia de Alastor, no era capaz de creer que el ciervo hubiese hecho eso, al menos a su querida serafina, la protegía de todo y de todos por lo que no tendría sentido que la hubiese dejado en ese estado, sin embargo el hecho de que el demonio se hubiese mantenido en silencio desde su llegada al hotel no ayudaba mucho a mantener su inocencia pues las especulaciones estaban en el aire.

Alastor se encontraba en uno de los sillones del cuarto de Raquel, observándola fijamente con un remolino de pensamientos en su mente, no estaba solo, obviamente Lucifer tampoco se separaba de la ángel bajo el pretexto de protegerla de su pareja, y junto con ellos Ángel y Charlie se ocupaban de que el Rey cesase en sus intentos de asesinar al Demonio de la Radio.

-He traído bebidas- dijo Husk mientras entraba por la puerta, odiaba estas situaciones ya que nunca sabía como debía actuar, por lo que se dedicó a hacer lo que mejor hacía en el hotel, servir copas- tome jefe- tendió un vaso de sangre al demonio pero este lo rechazó, no tenía sed ni hambre, su estómago estaba cerrado por los nervios. 

Husk no insistió y pasó a darles sus bebidas a las otras tres personas que estaban presentes en el cuarto, el gato tampoco creía que Alastor hubiese sido el culpable de la situación, era imposible después de haber escuchado como se comía la cabeza tratando de aclarar sus sentimientos por la ángel, no sería capaz de dañarla y menos dejarla al borde de la muerte... Sin embargo no se atrevía a decir nadas pues si su jefe mantenía el silencio debía ser por algo.

Las horas pasaron y todos hicieron relevos menos los dos hombres del cuarto, Lucifer se negó a abandonar su sitio sin que el demonio se marchase antes, no iba a permitir que estuviesen solos en el mismo cuarto pues todos en el hotel eran conscientes que el Rey era el único capaz de detener a Alastor en caso de emergencia.

-Alastor- se acercó Charlie después de un rato en silencio en un intento por entablar una conversación que esclareciese los hechos, el ciervo no la miró, solo estaba atento a cualquier movimiento de la ángel- cuéntanos que ha pasado... Necesitamos saber cómo ha acabado Raquel así...

El silencio fue su única respuesta, el demonio habría querido hablar y contar todo lo sucedido, como les habían tendido una trampa y había acudido al rescate de la chica, como había destruido a los cerdos que la habían tocado y había sido capaz de escapar con ella pensando que estaba bien, pero sentía como con cada segundo que pasaba sin que ella despertase el nudo de su garganta iba apretándose más y con ello sus ganas de romper su fachada, sabía que en el momento en el que abriese la boca todo lo que estaba guardando saldría de golpe y no podía hacerlo... 

Se había planteado el esconderse por unos momentos y dejarlo todo salir pero no quería perder a la serafina de vista, necesitaba estar ahí en el momento que despertase, quería estar ahí si mejoraba o si empeoraba.

Por primera vez desde que había llegado al Infierno, su sonrisa se deshizo mostrando un rostro preocupado, el cual sorprendió a los presentes, incluido a Lucifer quien no se esperaba que el ciervo pudiese llegar a mostrarse de esa forma.

-No le has hecho tú esto, ¿verdad?- preguntó Charlie suavemente poniendo una mano en el hombro del ciervo, esperaba que se apartase como hacía habitualmente o que sujetase su muñeca antes incluso de tocarlo, pero en esta ocasión no se movió, se mantuvo completamente quieto y sin apartar la mirada de la serafina mientras la rubia trataba de darle algo de apoyo mediante ese gesto.

La serafina (Alastor y tu)Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt