Cap. 39

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Narrador omnisciente:

Las puertas que se alzaban frente a él se abrieron con un chasquido dejando que el ciervo vislumbrase una amplia sala llena de pantallas apagadas y una silla en medio, entró sin dudarlo posicionándose en mitad de la estancia mientras con la mirada buscaba a Vox, una de las pantallas se encendió mostrando una rueda dando vueltas y la palabra "cargando" debajo, a su vez otras tantas se encendieron mostrando la misma imagen. El ciervo se encontraba algo saturado debido a a cantidad de tecnología de la que estaba rodeado pero había venido con un motivo y se negaba a dar un paso atrás, necesitaba recuperarla y poder sacarla de ahí.

La cara de Vox apareció en la primera pantalla y a continuación todas a su alrededor procedieron a mostrar el mismo rostro, pero tras una pequeña interferencia crearon la cara del demonio en grande entre todas, Alastor gruñó observando el espectáculo que había creado, la cara de su enemigo era sonriente, se mostraba satisfecho de tenerlo ahí, el ciervo sin embargo estaba molesto, deseoso de salir de ahí, su sonrisa era de mera cortesía y a pesar de su postura relajada apoyado con ambas manos sobre su bastón, estaba completamente alerta ante cualquier posible trampa por parte de las V's.

-Alastor, que grata visita- mintió Vox en la pantalla- ¿a qué se debe tu presencia?- estudió el rostro de la pantalla, se le notaba complacido, al contrario que él.

-¿Dónde está, Vox?- la televisión se alejó mientras un símbolo de interrogación salía en su rostro.

-¿A quién te refieres? ¿Dónde está quién? ¿Val? ¿Velvette quizás?- bromeó a lo que Alastor volvió a gruñir pues no tenía el ánimo para juegos, quería salir ya.

-Dónde está Raquel, Vox, ¿dónde la tienes?- el susodicho se acercó a la pantalla haciendo que su rostro se viese desagradablemente más de cerca desde la perspectiva del demonio.

-Así que se llama Raquel tu pequeña puta- rio y el ciervo apretó la empuñadura de su bastón deseando partirle los píxeles que tenía por rostro- debe ser muy importante para ti como para haber venido hasta mi torre a buscarla.

-Vox, no estoy para juegos, dime donde está antes de que destruya cada maldito ladrillo de este condenado edificio- amenazó, pero el Supremo solo había empezado a jugar con su paciencia.

-Uy, yo que tú no me pondría tan violento por ahora, quien sabe lo que le podría pasar a la ángel- una mezcla de sorpresa y rabia se hizo presente en el cuerpo de Alastor, notó como le desaparecía toda la sangre del cuerpo al oírle llamarla ángel, lo sabía, sabía que Raquel no era del Infierno y la tenía en su poder, sentía sus sombras queriendo salir pero sabía a ciencia cierta que sería un gran error dejarlas vagar ya que sería descubierto por cualquiera de los otros Overlords en cuestión de segundos, tuvo que respirar mientras trataba de tranquilizar el instinto asesino que le provocaba el dichoso aparatejo que le mostraba la pantalla.

-Te juro que como le pongas un solo dedo encima...- Vox le cortó.

-Parece mentira lo que oyen mis oídos, Alastor... ¿Acaso estás tratando de proteger a alguien que no eres tú?- rio mientras el Demonio de la Radio apretaba con fuerza su bastón, estaba jugando con él, lo sabía- ¿no será acaso que tienes su alma?- sonrió de soslayo mientras miraba directamente al demonio- no, eso no, no te la ha llegado a dar aunque fue por eso por lo que te acercaste a ella en un inicio, ¿me equivoco?

Alastor destrozó una de las pantallas de la sala con uno de sus tentáculos pero Vox solo se rio siéndole completamente indiferente, sabía que era un daño colateral por enfadar al demonio pero en estos momentos le traía sin cuidado, la diversión que estaba teniendo era mucho superior al coste de un par de pantallas que él mismo construía, por él podía destrozar las que quisiese, su voz seguiría sonando aunque no le viese.

La serafina (Alastor y tu)Where stories live. Discover now