Cap. 49

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Narrador omnisciente:

Raquel notó como el agarre del demonio la apretaba más contra la pared y ella se ahogaba, no podía respirar pues el ciervo estaba siendo tan violento a la hora de besarla que no le daba tiempo a coger aire, por lo que optó por intentar apartarlo suavemente poniendo las manos en su pecho y empujando, pero esto no funcionó.

Trató de llamarlo pero apenas podía hacer cualquier tipo de sonido con los labios del demonio sobre los suyos, por lo que hizo un poco más de fuerza hasta que Alastor pareció darse cuenta de lo que estaba pasando y dio un paso para tras permitiendo que la serafina volviese a respirar.

Se miraron mientras ella ponía una mano en el corsé tratando de recuperarse lo máximo posible o al menos lo que el vestido le permitía, aún le goteaba un poco de sangre dorada por el labio y el demonio se moría de ganas de ir y probarla de nuevo pero el rostro de ella ahogado y sin aire le indicaban que no era una buena idea.

Se había dejado llevar, había dejado que sus impulsos y su lado demoniaco se apoderasen de él y le mostrase a ella como era realmente parte de lo que sentía hacia ella, una sensación irrefrenable y violenta que hasta este momento había podido detener pero que poco a poco se estaba abriendo paso; sin embargo, a pesar que Alastor no había querido mostrárselo a ella en ningún momento debido al miedo de asustarla o hacerle daño, ahora se sentía complacido por ello, esperaba que este momento de pasión le quitase cualquier idea de que él podía querer a otra.

Raquel por otro lado se encontraba confusa, por un momento pensaba que se desmayaría pues no tenía tiempo para procesar lo que estaba pasando durante el beso, nunca había tenido un encuentro así con él, bueno, ni con nadie, le había asustado un poco, sobre todo al inicio pero el hecho de verlo tan seguro de lo que hacía y saber por los sonidos que él emitía que le estaba gustando había despertado algo en su interior, una especie de cosquilleo en la parte baja del estómago y una sensación de calor por todo su cuerpo que no sabía como eliminar, a pesar de que culpaba a la falta de respiración de su rojez, en cierto modo esto que sentía era lo que provocaba que estuviese así de acalorada.

Se miraron fijamente, la sonrisa del demonio era inmensa, estaba feliz mientras levantaba una mano en dirección a la serafina esperando que esta la tomase, ella le sonrió de vuelta mientras el rubor se difuminaba antes de tomar su mano. Con un rápido gesto, el ciervo le estiró del brazo atrayéndola hacia él a lo que el cuerpo de la ángel chocó contra su pecho, con la mano libre levantó su mentón haciéndola mirarlo y pasó la lengua suavemente por los labios de ella obteniendo así las últimas gotas de sangre que lo decoraban. Raquel volvió a sentir que se acaloraba mientras lo veía relamerse mientras la degustaba y sin querer deseó que este momento continuase.

-¿Sigues pensando que podría atraerme otra mujer como tú lo haces?- ella no sabía hasta que punto esto podría demostrar que ella era la única en la vida del demonio, sin embargo el saber que estaba completamente dispuesto a hablarlo le daba la esperanza de que tuviese razón; por lo que solo asintió sin separarse de él, apenas estaban a unos centímetros y miraba fijamente sus labios con la esperanza de volver a probarlos- perfecto, volvamos al baile pues.

Él se separó de su cuerpo y ella notó frío al sentir la distancia, no quería que se alejase, quería seguir estando con él a su lado pero para cuando se quiso dar cuenta, Alastor la estaba guiando por entre los grupos de caníbales hacia la barra para pedir otros vasos, esquivaba al resto de asistentes con agilidad sin perder ni por un instante el agarre de la mano de la serafina, la cual lo agradecía debido a la cantidad de gente que había.

Una vez con dos vasos llenos de nuevo, miraron a su alrededor esperando encontrar una pista de lo que pudiesen hacer a continuación pero Rosie los abordó de nuevo mientras los saludaba efusivamente con la mano.

La serafina (Alastor y tu)Where stories live. Discover now