Cap. 56

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Narrador omnisciente:

La mañana pasó sin que la pareja saliese del cuarto, apenas la sombra del ciervo había sido enviada para traer algo de comida cerca del mediodía. Alastor se encontraba recostado en el sillón mientras la serafina aún se mantenía encima de sus piernas leyendo junto con él el libro que este había ojeado antes de que ella saliese del lavabo, era una novela de misterios y asesinatos, bastante esperable que le agradase al demonio

La ángel se estiró tratando de obtener una posición cómoda, llevaba varias horas en la misma postura y su espalda le estaba empezando a doler, sin embargo cada vez que intentaba incorporarse el brazo del demonio que rodeaba su cintura se tensaba evitando que pudiese llegar a levantarse.

-Al, necesito estirarme, me está empezando a doler todo- se quejó mientras lo miraba, él solo siguió su lectura haciendo como si no escuchase a su pareja, la ángel suspiró mientras hacía fuerza tratando de levantarse pero parecía mentira que con lo delgado que este era, pudiese retenerla tan fácilmente, bufó mientras analizaba sus posibilidades, solo le quedaba una opción y, ahora que lo pensaba fríamente, se le hacía bastante divertida.

Se sentó dándole la espalda al ciervo, el cual solo la miró de reojo antes de continuar observando el libro, su sonrisa estaba ladeada sabiendo que la serafina estaba impaciente por poder incorporarse pero le resultaba tan cómica la cara que ponía cuando se molestaba que no podía evitar picharla; lo que no se esperaba fue que tres pares de alas impactasen contra su cara haciendo que soltase el libro y se tapase el rostro con ambas manos, momento que ella aprovechó para incorporarse y alejarse de la silla mientras le sonreía pícaramente.

-Gracias- dijo con diversión mientras se desperezaba aún con las alas sacadas, el demonio solo la miró mientras las orejas le temblaban, en ningún momento había caído en que las alas de la serafina pudiesen ser utilizadas para eso- ¿Al?- preguntó al ver que tras unos segundos este solo seguía mirándola con la sonrisa en el rostro pero sus orejas empezaban a inclinarse hacia atrás.

-Conque te apetece jugar, serafina...- le sonrió pícaramente mientras unos tentáculos cogían los tobillos y las manos de esta levantándola en el aire, uno de ellos atrapó sus alas evitando que las pudiese guardar, ella soltó un gritito de sorpresa mientras notaba como sus alas se agitaban levemente a su espalda, era todo lo que había conseguido moverlas desde la pelea con Ángel.

-Al, para...- dijo al ver como este se levantaba y caminaba lentamente hacia ella, aunque no quería admitirlo, se veía sumamente atractivo cuando mostraba su carácter imponente y trataba de asustar, no le tenía miedo, era imposible que sintiese algo así por el ciervo.

-¿Y si no quiero? Ya no puedes utilizar el truquito de las alas, eh querida...- gruñó en voz baja a su lado, Raquel notó como un cosquilleo se formaba en la parte baja de su estómago similar al de la noche anterior.

-Va, Al, la broma ya ha estado bien... ~Para~- un pequeño gemido salió de entre los labios de la serafina cuando el demonio hundió su garra en las alas de esta, él solo quería saber el tacto que tenían pero se acababa de llevar una grata sorpresa, ambos se miraron desconcertados, Alastor se veía divertido mientras que la ángel tenía el rostro completamente rojo a causa de lo que acababa de hacer.

-Vaya... No me esperaba que este fuese tu punto débil...- acarició de nuevo el ala notando como la respiración de su pareja se aceleraba y esta se revolvía de forma similar a la noche anterior en la cama.

-~No las toques Al~- suplicó a sabiendas que el ciervo no le haría ningún caso, estaba disfrutando de torturarla y travesear con ella.

-Tal vez en un rato... Ahora me apetece divertirme con mi nuevo juguete- aún con la mano metida en su plumaje la acercó hacia el nacimiento de sus alas mientras la serafina se mordía el labio evitando darle el placer de escucharla, necesitaba salir de ahí- ¿Qué pasa querida? ¿Necesitas que lo haga con más fuerza?- Raquel notó como apretaba el agarre de su mano contra la base de estas y soltó un fuerte jadeo, el demonio solo se rio.

La serafina (Alastor y tu)Where stories live. Discover now