Cap. 8

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Narrador omnisciente:

Las miradas de todos se posaron sobre la pelinegra esperando su respuesta, su cara mostraba duda respecto a la propuesta que acababa de recibir, si bien era tentadora la idea de librarse por fin de su castigo, no sabía hasta que punto sería perjudicial pactar con un demonio.

Resguardó su mano en su espalda en un amago de denegar el pacto y negó con la cabeza.

-Agradezco la propuesta pero si de algo nos avisaron en el cielo es que nunca hiciésemos tratos con demonios- el ambiente se relajó un poco y Raquel soltó el aire que había estado conteniendo en sus pulmones sin darse cuenta. El rostro de Alastor no cambió, seguía con esa sonrisa que tanto le caracterizaba, pero pasó a erguirse y mirar a la serafina desde arriba.

-No es ningún problema, el ofrecimiento está aquí en caso de que te replantees...- titubeó- Aceptarlo- rio y se sentó en el sofá que había cerca de ellos- y se puede saber cómo vas a... ¿Quitarte tus cadenas sin la ayuda de un Overlord?- Raquel miró al suelo pensativa, no tenía muchas más opciones que se le ocurriesen, no creía que en el infierno hubiesen muchos libros sobre objetos angelicales y la ciudad no parecía caracterizarse por una abundancia de bibliotecas donde buscar información.

-No lo sé, algo encontraré- en el fondo estaba sumamente tentada de aceptar el trato para que él le quitase de una vez el maldito grillete pero sabía que Alastor era consciente de su desesperación y no tenía ninguna duda de que aprovecharía eso para sacar ventaja del trato.

-Mantenme al tanto de tus avances- se inclinó en su dirección apoyando tanto sus manos como su barbilla en la empuñadura del bastón y la miró de arriba a abajo- estoy deseando ver como acaba esto... 

Aunque la sala estaba llena de gente, ambos sentían que estaban solos, la electricidad era palpable y sus miradas cruzadas solo veían la del otro. Si bien ninguno de los dos comprendía bien al contrario, sentían una conexión nueva para ambos; Alastor veía en la serafina una oportunidad de ascender y conseguir el alma de un ángel, pero por dentro tenía gran curiosidad por ella y notaba una necesidad imperiosa de acercarse para descubrir todo lo que escondía en su interior y porqué había sentido que el mundo se había parado en el momento en el que la vio por primera vez esa mañana. Los sentimientos de Raquel eran opuestos, tenía algo de miedo por él, notaba su aura oscura rodearlo pero también presentía algo debajo de su fachada, no era bondad, de eso no sentía ni un atisbo, pero algo le causaba curiosidad y necesitaba saber que era, ya no tenía terror por él y una parte dentro de ella deseaba acercarse y descubrir cada secreto que pudiese guardar, era la primera vez que sentía algo así y quería saber porqué. Pero una voz interrumpió el cruce de miradas.

-¿Estás loco?- gritó Vaggy sacando su lanza- ¿Cómo iba a pactar un ángel contigo? ¿Crees que te iba a vender su alma a ti?- Charlie trató de frenarla.

-Ay, mi querida Vagatha, ¿Quién ha dicho nada de su alma? Yo te aseguro que no- Alastor se relajó dejando caer su espalda en el sofá- solo iba a ser un intercambio de favores- Vaggy pareció tranquilizarse un poco pero no bajó el arma.

-Deja de intentar hacer pactos en el hotel- gruñó- ni con los huéspedes ni con nadie.

-Eso no será posible querida- rio él con unas ligeras interferencias- soy un demonio, es lo que hago- sus ojos se volvieron negros y un par de runas aparecieron a su alrededor, un aura roja rodeó la sala por unos segundos mientras una sombra se elevaba por encima de él- pero si me lo pides con educación- todo volvió como a un inicio- supongo que puedo reducir las propuestas de pactos con los miembros de nuestro... Proyecto- miró a la pelinegra de reojo mientras decía esto, la cual estaba pálida después del espectáculo vudú que acababa de presenciar, nunca había visto a un demonio mostrar sus poderes y era mucho más aterrador de lo que parecía.

La serafina (Alastor y tu)Where stories live. Discover now