Cap. 37

578 69 0
                                    

Narrador omnisciente:

La serafina aceleró el paso a través de Ciudad Pentagrama, sentía que se estaba precipitando pero ya no tenía nada que perder aquí y a pesar del daño que le había hecho conocer las verdaderas intenciones del demonio, esperaba que de alguna forma Alastor sintiese algo por ella o al menos ser capaz de preguntárselo en persona antes de que el resto de Overlords acabasen con su vida, él la había protegido durante meses, ahora era su turno.

Atravesó las calles tratando de recordar el camino que había hecho varias veces en el pasado, el distrito estaba en la otra punta de la ciudad y a lo lejos se veía la Torre V en lo alto, puso un gesto de desagrado al imaginar que los tres estarían allí, aún no debían haber salido para revelar el secreto, era viernes por lo que casi con total seguridad se esperarían al día siguiente en la reunión para desvelar sus hallazgos.

Tras cerca de una hora andando lo más rápido que podía, un gran edificio se alzó frente a ella, las grandes puertas de metal estaban cerradas, debido a que era entre semana se imaginó que la persona a la que buscaba no se encontraría en el edificio de oficinas, sino en la base de fabricación, Alastor le había comentado en el pasado el negocio que la demonio realizaba.

Dio la vuelta a la manzana observando como la calle se llenaba de cámaras y grandes puertas de garaje a los costados, ahí guardaban todo el armamento que recogían y vendían, era la base de operaciones desde la cual mandaban armas a todos los círculos del Infierno, vio una que poseía algo similar a un timbre y no se lo pensó dos veces antes de tocarlo.

Nada. Esa fue la respuesta que recibió, esperó unos segundos antes de volver a llamar pero siguió sin obtener ninguna indicación de que debía hacer, optó por abandonar la cortesía y golpeó la gran puerta con algo de fuerza haciendo que el sonido seco del metal resonase por toda la calle, miró hacia la cámara esperando que alguien estuviese detrás de ella, sabía que debía haber alguien observando, se negaba a creer que la dueña de una de las empresas más fructíferas del Infierno no recibiese visitas entre semana y Raquel era consciente que ella era una visita que le interesaba.

-CARMILLA- gritó mirando a la cámara- NO ME CONOCES PERO SÉ ALGO QUE TE INTERESA- el corazón se le apretó en el pecho tras ver como la cámara enfocaba la lente en ella, efectivamente, alguien estaba detrás de ella y ahora tenía su atención. Esperó que se abriese pero la puerta seguía fija en su lugar- ME HAN DICHO LO QUE BUSCAS, LO QUE HAS ESTADO BUSCANDO LOS ÚLTIMOS MESES- respiró hondo tratando de calmar los latidos de su corazón, temía por su vida y por su integridad pero ahora ya era muy tarde para echarse atrás- ESTABAS BUSCANDO A LA ÁNGEL QUE HABÍA CAÍDO DEL CIELO, ¿VERDAD?- gritó esperando que sus palabras hiciesen algún efecto.

La cámara había dejado de moverse por lo que se temió que los hubiese perdido, no podía haber sido derrotada tan rápido, esperaba que cuando la Suprema supiese que ella conocía lo que buscaba la dejase pasar sin tener que descubrir su identidad, pero no había sido suficiente, nadie le había abierto y se encontraba sola en mitad de la calle gritándole a un maldito aparato electrónico.

-CARMILLA-gritó mientras cogía aire- BUSCABAS A LA ÁNGEL- apretó los puños mientras notaba como algo de enfado se empezaba a formar en su cuerpo, la estaban ignorando, iba a sacrificarse pero cómo si no le prestaban atención, necesitaba ser capaz de salvar a Alastor como él había hecho con ella- PUES AQUÍ ME TIENES- gritó mientras desplegaba sus alas, la sombra la cubrió debido a que se interpusieron entre el sol y ella, a los pocos segundos oyó a su derecha el click de la puerta siendo desbloqueada y como la gran persiana de metal se empezaba a abrir, la serafina respiró hondo sintiendo una oleada de miedo recorrer su cuerpo, no sabía lo que se encontraría ahí dentro pero estaba dispuesta a descubrirlo.

La serafina (Alastor y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora