Cap. 45

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El resto de la velada se deslizó entre la pareja como si de un segundo se tratase, apenas hablaron, no lo necesitaban pues todo estaba dicho, el simple hecho de estar el uno con el otro, juntos por fin y sin temor era lo único que querían y estaban dispuestos a disfrutarlo todo lo que pudiesen.

Se encontraban sentados en el balcón, en un sofá que el demonio había invocado para que ambos pudiesen observar el cielo nocturno de la ciudad, Raquel miraba al cielo mientras añoraba las estrellas pero estar junto a Alastor en estos momentos era mil veces mejor que todos los cielos estrellados de la creación. Miró al demonio mientras sentía la felicidad en su interior, de vez en cuando aún se le revolvía el estómago por los nervios que había pasado para llegar al punto en el que se encontraba y por la incertidumbre de descubrir el futuro con él, pero sabía que mientras estuviesen juntos todo saldría bien.

-Entonces- él miraba al horizonte mientras tenía uno de sus brazos alrededor de los hombros de la serafina, la cual estaba apoyada en su hombro- ¿me estás diciendo que le tengo que agradecer al pequeño Rey el por fin estar contigo?- ella asintió- por encima de mi cadáver.

-Al- suspiró ella, le gustaría que se llevasen bien o al menos que lo intentasen pero ambos eran demasiado testarudos- él ha sido el que me ha hecho ver que podía estar contigo a pesar de mi pasado como serafina.

-Pero es insoportable- renegó mientras arrugaba el entrecejo, ella se rio al verlo y le dio un corto beso en la mejilla- aunque si me lo pides así, puedo pensármelo- desvió la mirada del paisaje para dejarla caer sobre la ángel, su sonrisa enmarcaba su rostro dándole una imagen tranquila mientras analizaba la cara de su pareja.

-No esperaba que fuese tan fácil el convencer al gran Demonio de la Radio- se burló ella mientras arqueaba una ceja.

-Si lo deseas, puedo hacerme el complicado serafina, yo no tengo ningún problema- ella negó mientras se acurrucaba más en su hombro.

-No, me gusta todo como está ahora- miró al frente observando como la gran luna enmarcaba el cielo burdeos y las luces de la ciudad contrastaban con la oscuridad de alrededor, veía como los árboles se movían con el viento pero donde estaba no notaba la corriente, seguramente porque el ciervo la estaba salvaguardando con su cuerpo mientras la abrazaba. Vio los distintos distritos y como cada uno se iba preparando para la noche a su manera, Ciudad Caníbal se estaba oscureciendo lentamente, mientras que a su lado el barrio de las V's que se caracterizaba por la fiesta empezaba a encender los neones y las luces para atraer a los demonios que buscaban algo de diversión.

La gran esfera blanca que conducía al Cielo seguía presente, llamando la atención gracias al gran brillo que emanaba, sin embargo por primera vez no sintió nada al mirarla, ya no esperaba volver pues había encontrado una nueva aspiración en el Infierno la cual la llenaba más que cualquier cosa que hubiese experimentado en su anterior hogar, sonrió sin darse cuenta al analizar como su vida había cambiado a mejor y ahora se encontraba más feliz de lo que nunca había estado.

-¿Puedo saber en qué estás pensando, querida?- Raquel salió de su trance mientras giraba a ver a Alastor el cual se encontraba mirándola apenas a unos centímetros de distancia, a pesar de que se lo estaba intentando ocultar a la serafina, cada vez que la veía observar el plano celestial un pequeño pinchazo de miedo porque cambiase de opinión lo atravesaba.

-Me he dado cuenta que ya no quiero volver- él arqueó una ceja con sorpresa- hace meses que me di cuenta que el Infierno era mi nuevo hogar pero la charla con Lucifer me ha hecho darme cuenta que debía tomar una decisión y ahora que por fin lo he hecho, soy consciente que ya no siento tanta añoranza por el Cielo- el ciervo sintió como su corazón daba un vuelco ante sus palabras, había sido capaz de calmar todos sus miedos en un momento y le acababa de asegurar que no lo abandonaría. No pudo resistirse y la besó con fuerza.

La serafina (Alastor y tu)Where stories live. Discover now