La serafina en un primer momento se sorprendió de la intensidad del acto pero no tardó en incorporarse y coger la cara del demonio entre sus manos para poder corresponderle, las manos de él se dirigieron a su cintura mientras la apretaba contra él. Les habría gustado que ese momento durase para siempre pero la falta de aire hizo que tuviesen que separarse.

-Puedo...- dijo mientras trataba de recuperar el ritmo normal de la respiración- ¿puedo saber por qué? De repente...- él la interrumpió riéndose de la falta de aliento de ella.

-¿Tengo que dar explicaciones ahora por querer besar a mi pareja?- dijo en tono irónico, ella sintió que se le aceleraba el pulso pues era la primera vez que se refería a ella como su pareja, notó como sus mejillas se enrojecieron y él se rio mientras apreciaba el ataque de vergüenza que le había entrado a la serafina, estaba enamorado y por primera vez era correspondido... 

Por primera vez... Porque ella no conocía de verdad su auténtico yo, quien era realmente el Demonio de la Radio, por eso lo amaba, no era consciente del monstruo que se escondía tras la fachada de Alastor, su querido ciervo, ella solo había visto la superficie y no era consciente que por debajo había oscuridad, una oscuridad inimaginable que la asustaría si llegaba a ser consciente de ella, la haría huir como le sucedió a Victoria en el pasado... 

No podía permitirlo, pensó, no podía dejar que ella se alejase, no podía perderla, era la primera que le había hecho sentir así de feliz y completo sin la necesidad de acabar con vidas ajenas o realizar actos violentos, estaba en paz cuando estaba a su lado, calmaba a sus fantasmas y sus sombras permitiendo que el lado bueno del demonio saliese a la luz; por eso debía mantener esa apariencia, debía ser ese Alastor delante de ella todo el tiempo que pudiese y esconder su pasado y su oscuridad lo más lejos que pudiese de la serafina.

-Sabes que no- ella le sonrió mientras depositaba otro pequeño beso en sus labios- puedes besar a tu pareja cuando quieras- se separó lentamente mientras hablaba contra sus labios.

La noche avanzó mientras la pareja descansaba plácidamente en el balcón, en cierto momento el frío había llegado por las altas horas de la mañana en las que se encontraban y Alastor aprovechó para quitarse el abrigo y ponérselo a ella por encima, a fin de cuentas, él nunca sentía frío sino que lo llevaba por estética.

-¿Qué planes tienes para mañana?- dijo ella interrumpiendo el silencio que se instauraba de vez en cuando entre ellos cuando se perdían en sus pensamientos o se dedicaban a disfrutar el instante que estaban viviendo.

-Por ahora ninguno, ¿Qué me propones, querida?- ella sonrió.

-No sé, esperaba que tú tuvieses algo en mente...- un pensamiento cruzó su mente- aunque debería tratar de hablar con Ángel, desde que nos peleamos nos hemos alejado y me gustaría intentar volver a hacer las paces.

La cara de Alastor se contrajo, en el momento en el que Raquel hablase con la araña le contarían como perdió los papeles y como amenazó a los del hotel con matarlos por haberle contado a la ángel sobre sus intenciones iniciales, sabía que no podría pararlo para siempre pero era mejor contárselo él y evitar futuros malentendidos.

-Sobre eso... Creo que hay algo que deberías saber...- ella levantó la mirada para observarlo, el rostro de Alastor se mostraba algo nervioso- puede que el día de la pelea, cuando me enteré que te habían hablado del tema de tu alma me enfadase un poquito y...

-No le llegaste a hacer nada a Ángel, ¿no?- la sonrisa del demonio tembló mientras veía como la de la serafina desaparecía.

-Lo amenacé y puede que estuviese a punto de...- ella suspiró, se imaginaba que cuando Alastor se enterase de lo sucedido explotaría y tomaría medidas contra ellos, pero por lo menos se había quedado en un a punto de... Y no en un funeral.

-Me imaginaba algo así...- se encogió de hombros mientras él la miraba sorprendido.

-¿No estás enfadada?- ella negó.

-Te conozco Alastor, me han hablado de como eres cuando te enfadas, te oí destrozar tu sala de la radio y te he observado amenazar a los del hotel, me esperaba que actuases así, pero me alegro que no llegases a hacerle nada, en el fondo sigue siendo nuestro amigo- él pensó en sus últimas palabras, nunca se había planteado la idea de que los miembros del hotel fuesen sus amigos, él solo tenía unos pocos a los que consideraba cercanos, apenas Rosie y Mimzy entre otras pero nunca se había planteado que estos fuesen algo más que conocidos.

-Tienes razón, serafina- ella sonrió volviéndose a acurrucar bajo su agarre.

-Lo que quiere decir que te tendrás que disculpar con ellos- el demonio se atragantó con su propia saliva ante la sorpresa de las palabras de ella.

-¿Qué?- ella solo se encogió de hombros.

-Intentaste matarlo, necesitas disculparte por haber perdido los papeles- él negó con la cabeza efusivamente.

-Eso nunca va a pasar- pero ambos eran conscientes que acabaría haciéndolo solo por complacer a la ángel, ella sabía como jugar sus cartas para que él lo hiciese y el ciervo era consciente de ello, no le quedaba otra.

-¿Estás seguro?- le picó mientras se reía para sus adentros.

-Seguro- mintió, no iba a darle la razón hasta que llegase el momento, aunque solo fuese por molestarla pero la serafina parecía más divertida que molesta.

-Está bien, si tú lo dices...- dijo volviendo a apoyar la cabeza, Alastor la miró extrañado de que le hubiese dado la razón, ella nunca cedía tan fácilmente, es más, le encantaba llevarle la contraria, ¿acaso sabía algo que él no? Era imposible, él lo sabía todo... Aunque este comportamiento por su parte era extraño, no entendía nada... La miró con una ceja levantada.

-¿Ya está? ¿No vas a decir nada más?- ella levantó la mirada y lo observó desde abajo.

-Tú lo has dicho, nunca va a pasar, ¿por qué debería seguir insistiendo?- cada vez le resultaba más difícil aguantarse la risa o al menos disimular su sonrisa, le encantaba ver como había descolocado al ciervo con un simple movimiento y le divertía ver como se debatía en el interior tratando de entender su comportamiento, volvió a apoyar la cabeza en su hombro y empezó la cuenta atrás... 

5

4

3

2

1

-Está bien, mañana hablaré con él- accedió con un gruñido mientras ella se tapaba la boca disimuladamente para que no viese como se reía- pero solo porque tú me lo has pedido- Raquel se incorporó para ponerse frente a él.

-Me parece perfecto- dijo antes de darle un corto beso.

-Creo que me merezco algo más que eso como compensación- volvió a gruñir, se notaba de lejos que no le agradaba la idea de tener que disculparse con la araña pero iba a hacerlo porque sabía que era importante para ella.

-Está bien... Puede que tengas razón...- dijo ella mientras volvía a besarlo pero esta vez durante más tiempo.

La serafina (Alastor y tu)Where stories live. Discover now