-No te preocupes, esta idea es cojonuda para hacernos con todo- se escondió tras una esquina esperando a escuchar a su interlocutor.

-Adán- la voz de Sera sonó- lo que has traído en tu última... Expedición- él soltó una risita- es de gran valor, pero necesito que te mantengas en silencio, nadie puede saber nada del intercomunicador, está escondido junto al resto de tesoros, nadie lo encontrará allí, es importante que mantengas un perfil plano y no levantes sospechas.

-Ay Sera, eso te costará algo.... Que te parece... Adelantar la próxima... Expedición- la última palabra sonó con un poco de sorna, a lo que se oyó un suspiro de la serafina mientras continuaban su camino, Raquel no escuchó nada más, pero su cabeza no paraba de darle vueltas a lo que acababa de escuchar... ¿Intercomunicador? Sabía que eso existía pero no que se podía usar entre mundos y menos que en el infierno existiesen, por lo que se sabía en el cielo, el infierno era un desierto lleno de almas en pena y tristeza en el que los pecadores lamentaban sus decisiones en vida y eran torturadas por ellas, no entendía como habían aparatos como este en ese lugar. 

Aceleró el paso hacia la biblioteca, seguro que habría algún libro sobre este tipo de artefactos, en el fondo esto era el cielo y en esa biblioteca se encontraban todos los libros que se habían escrito y se escribirían. Pasó por delante del bibliotecario, un ángel con forma de oso que se encontraba leyendo un manual de medicina y se dirigió hacia el fichero, abrió el cajón de la "I" y pasó las tarjetas hasta llegar a la palabras que buscaba "intercomunicadores", solo aparecían tres libros que lo tratasen y uno ya quedaba descartado porque se lo había leído... Levantó el vuelo y se dirigió al apartado de artefactos mágicos, de donde sacó los dos libros que iba a consultar, se sentó en un mesa y empezó a pasar las páginas, el primero era una especie de enciclopedia donde aparecía un listado de objetos junto a una descripción y para qué se podía utilizar, ese no le aportó nada nuevo pues contenía lo mismo que ya sabía; el segundo sin embargo era más interesante ya que analizaba los distintos usos que se le podía dar a un intercomunicador y su uso entre planos, además de sus características y formas en las que se encontraban. 

Raquel cerró el libro analizando la información que acababa de recibir, al parecer eran elementos bastante complejos y que no se podían crear de la nada, por lo que las posibilidades de que en un lugar árido como el infierno se crease un aparato así de complejo le parecía remota... Esto solo le daba dos opciones, en primer lugar, Sera estaba mintiendo y escondiendo información, por lo que el intercomunicador no existía... ¿Pero por qué se inventaría eso? Lo estaba hablando con Adán de una forma demasiado secreta como para que fuese una tapadera. La segunda opción es que le habían estado mintiendo toda su vida y el infierno no fuese solo un desierto sino un lugar más desarrollado donde se pudiesen crear este tipo de artefactos y quien sabe qué más... 

Volvió a levantar el vuelo para buscar toda la información que pudiese recopilar sobre el infierno pero en todos los libros que observaba encontraba lo mismo, almas en pena, desierto, castigos, violencia, pecadores... En ninguno se ahondaba más que eso y eso la estaba desquiciando, necesitaba saber que pasaba, sobre todo si lo que estaba diciendo Sera era cierto y había posibilidades de que los demonios se pudiesen levantar en armas contra otros planos, pero tampoco entendía como estas almas torturadas podrían haberse levantado en armas o incluso organizarse para un ataque cuando se supone que lo único que hacen es ser castigadas.

Puso los libros de nuevo en su lugar y tomó la decisión de ir a la sala del tesoro, el lugar del cielo donde se guardan las reliquias de los santos y las ofrendas de corazón que se habían realizado a Dios; voló hasta las puertas, las cuales eran custodiadas por unos arcángeles.

-Buenos días- sonrió esperando a que la dejaran pasar, el lado positivo de ser una de las figuras de alto rango en el cielo es que nadie te impedía ir a donde quisieses, los dos arcángeles hicieron una reverencia y le abrieron las puertas... Esculturas de oro, cuadros, joyas entre otras muchas cosas valiosas se encontraban ahí, la serafina suspiró sin saber por donde empezar, la sala estaba llena hasta los topes de elementos brillantes y realmente ella no sabía lo que buscaba, en el libro había leído que los intercomunicadores tenían mil formas por lo que podría ser cualquiera de los objetos que ahí se encontraban... Empezó a volar cerca de las montañas de objetos esperando que su sexto sentido le indicase donde debía acercarse a investigar un poco más, pero eso no pasaba, nada le llamaba la atención... Todo parecía igual de valioso y nada parecía sacado del infierno, aunque tampoco sabía como eran las cosas que procedían de ahí, así que tampoco ayudaba mucho esa idea.

Estaba examinando una estatua de San Miguel matando a un demonio, la verdad es que desde que eso pasó el arcángel había estado con aires de grandeza por unos siglos, cuando notó un sentimiento frío en la espalda; un sentimiento raro en el cielo, lugar donde todo es agradable. Se acercó lentamente al origen de ese frío y vio un espejo de mano, estaba sumamente ornamentado y parecía una reliquia celestial, pero su aura no era blanca y brillante como la del resto de objetos, sino oscura y algo fúnebre.

-Que tonta soy- susurró para sí misma mientras se acercaba más- obviamente lo iba a camuflar para que no aparentase venir de donde viene- lo cogió y notó como se le quemaba la mano por la oscuridad que tenía dentro el objeto- AH- se quejó, por lo que cogió una caja de plata que había cerca y poniendo el dobladillo de su vestido como guante, lo guardó antes de salir de ahí, en las puertas seguían los dos arcángeles, los cuales la volvieron a saludar cuando pasó. Raquel voló directa a su cuarto y cerró la puerta con llave, dejó la caja encima de la mesa y sacó con cuidado el espejo de ahí utilizando de nuevo una tela para protegerse de él.

Lo apoyó encima de la mesa y se dedicó a observarlo, no sabía si era lo que buscaba pero era lo único con un aura demoniaca que había encontrado... Un sentimiento de culpa y de miedo le cruzó la mente, había desobedecido a Sera y había actuado por su cuenta, acababa de entrar en la sala del tesoro y había robado un objeto infernal... Pero en el fondo presentía que algo de lo que estaba pasando a su alrededor no estaba bien y tenía que saber qué era, no podía seguir mirando hacia otro lado, y más cuando habían vidas en juego.

La serafina (Alastor y tu)Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang