-Capítulo 16: "¡Cancún!"-

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Y en ese momento, Franco se preguntó que expresaría su mirada.

¿Odio? ¿Tristeza?

Esperaba que la primera.

Tres de los integrantes de la casa desfilaron hacia la vereda, donde aún les esperaba un largo camino.

Cuando estaban en el auto, Fran apoyó su cabeza en la ventana, admirando todo pasar, y llegó a una conclusión consigo mismo: intentaría no volver a mirar a los ojos, pues estos brindaban más datos de los que él creía, o de los que necesitaba dar.

~

—No quiero que te vayas- sollozó su hermano.

—Tranquilo, Nico. Son solo unos días.

—Pero no quiero quedarme solo con ellos —le susurró en el oído cuando se separaban de su abrazo.

Fran observó a ambos lados, cerciorándose de que su mamá no había oído.

— ¡Ey! No te angusties, voy a llamarte y a traerte obsequios, ¿de acuerdo?

Eso pareció animar un poco al niño, quien asintió a la vez que se limpiaba las lágrimas.

— ¡Fran! —gritó Guido. Venía corriendo con un destartalado bolso y una mochila, sus anteojos en la parte baja de la nariz debido a la carrera, y su común gorro de lana gris en la cabeza.

Al detenerse junto a su amigo, el recién llegado saludó a los familiares presentes.

—Señora Sárter —le dio la mano —. Pequeñín —repitió el gesto. Ambas frases las había pronunciado con un tono solemne, como si estuviese saludando a una importante autoridad.

—No soy pequeño —gruñó Nico, cuyo llanto ya se había evaporado —. Y me llamo Nicolás, para que sepas.

El ojimiel dirigió una mirada sorprendida hacia Fran.

—Suele ser así —sonrió, mientras se encogía de hombros y revolvía el pelo de su hermano.

"Atención pasajeros del vuelo número 798 con destino a Cancún. Se solicita que se presenten en la sala de embarque. Muchas gracias."

Los jóvenes se miraron y una gran sonrisa se estampó en sus caras.

— ¡Nos vamos! —exclamaron al unísono.

~

— ¿Cómo vamos a sentarnos? —cuestionó Lara, en la fila que los dirigía al interior de su medio de transporte.

Ju, quien se encontraba tras ella, le respondió, alzando la vista de su teléfono:

—Alma era la que tenía las ubicaciones, ¿cierto? — Al instante se giró, en busca de su siempre retrasada amiga.

— ¡Sí! Yo las tengo —gritó la del cabello castaño, levantando la mano entre la cantidad de estudiantes. Tras unos segundos, ambas amigas lograron distinguirla a unas diez personas de distancia.

— ¿Puedes decirme cómo demonios logra escucharnos?

—Capacidades de una chusma —Julia se encogió de hombros, y continuó mirando su celular.

Una vez estuvieron todos dentro, Alma sacóuna arrugada hoja del bolsillo de sus jeans.

*Paula y Marian= fila 4 del centro.
*Guido, Martin y Benja= fila 4 del lado derecho.
*Fran, Marcos y Felipe= fila 3 del centro.
*Lara, Alma y Julia= fila 3 del lado derecho.

Aunque no me prefierasWhere stories live. Discover now