Capítulo 89. Mi plan

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Tengo la lanza en el cuello de Luriel, lo miro y estoy segura que puede ver el profundo desprecio que sale de mi ser.

Tanto tiempo planeando esto, noches tras noches luego de haber alcanzado el poder de las estrellas. Días siguiendo sus pasos, días fingiendo mi lealtad, cuando realmente, él solo entorpece mis verdaderos planes.

Yo he trazado mi mapa, se lo que quiero, sé cuál es mi objetivo. Y estar atada a él ya no me sirve, no en este momento.

Ahora, en este instante es el tiempo justo en que yo puedo crear mi mundo, mi realidad, con mis reglas y mis deseos. Es lo que Carina me mostró, es lo que voy a obtener.

—Lo siento papá —digo sin despegar mis ojos de Luriel—. Créeme que esto lo hago con disfrute Luriel .

Y en verdad, cuanto esperé poder quitarle todo lo que él quería, porque no fue capaz de salvarme, porque no fue capaz de verme a los ojos y ser honesto. Él me creó, y ahora yo le voy a arrebatar su único deseo.

—No lo mates Iracema... —dice papá.

Pero la cabeza que rueda en el suelo es la de él. Ni me inmuto en ver como cae su cuerpo, porque lo que me interesa ahora es tener a Carina, la encierro en mi lanza. Y ahora debo comenzar a hacer mi hechizo para llamar a los 4 dioses, matarlos y crear mi realidad.

El rostro de Luriel no tiene precio, se manchó de la Sangre de mi padre

—¿Por qué? —pregunta entre el llanto y la rabia.

¿Debería sentirme mal por ello? Saber que matar a mi padre le iba a dar paz y que yo le arrebaté su único cierre... no, no me da ni una pizca de culpa.

El poder del Jasuká me deja ver todo el pasado, ver la verdad y escoger como usarlo a mi favor.

Desde que supe que planeó la muerte de Irina, de mi madre, de Luriel y que esta última le salió mal y terminó matando a Solei para tener el poder. La rabia me había consumido mi ser, yo solo quería verlo muerto. Y con ello, liberar al caos, en un comienzo solo quería que Carina mate a todos, incluyéndome  que tome el mundo, que llame a la Diosa Luna y los reduzca a Cenizas... pero luego, hablé con ella y me dió una mejor oferta. Mi mundo, mi universo, mis reglas, mis sueños.

Entrené, leí, creé, usé los libros de Irama, hablé con los muertos, hablé con los penitentes  y con todo aquel que me dé una pizca por más pequeña que sea para que mi sueño se haga realidad.

Un espejo, otra dimensión, en dónde tenga a mi familia, en dónde tenga mi felicidad, en dónde nada de esto haya ocurrido jamás,  como si reseteara todo y así regrese a mi, lo que mío siempre fue.

Ya tengo sangre Arikú, el alma de Carina, ahora solo necesito, sangre Ario y la vara de takuara de Luriel y lo voy a lograr.

A cambio Carina me pidió esta dimensión, y como ya es un asco, por supuesto, que se la voy a regalar.

Luriel Apoya sus manos en el suelo, y la tierra comienza a temblar. No puede ser que esté ocurriendo justo ahora, es importante que lo haya alcanzado?

Mierda, lo que acabo de hacer solo le ha dado la motivación para alcanzar el poder del Tatachiná

Mira a mis ojos con rabia, y debo decir que esto no me lo esperaba, sí, me da miedo, en mis planes no tenía que iba a enfrentarme a El cario con el poder del Tatachiná ¿Y si me mata y no logro recuperar a mis muertos? A mi vida soñada.

Las rocas comienzan a levitar, y un sonido ensordecedor viene desde las nubes. Los 7 apareces tras de mí, como si estuvieran sentenciadome, los veo uno a uno, la espalda me arde, en lo que todo vive un cataclismo, siento que mi tatuaje del 7mo quema con fuerza, una fuerza golpea mi mano y veo que aparece el tatuaje del tercero y del 6to.

Una luz potente viene del cielo, y las rocas flotan, pilares de viento bajan desde el cielo, cual tornados. Observo lo que pasa y niego al darme cuenta que no solo él está alcanzando el poder del Tatachiná si no que acabo de perder la marca del 7mo.

—No, no puede ser —grito con enojo. —No puedes alcanzar el poder del Tatachiná ahora.

Hace algo, sus fuerzas parece que incrementaron y eso me frustra en demasia

—¿Cómo? — pregunto cuando llega delante de mí, mi respiración se agita y mi corazón late con fuerza.

—Querías un espejo? —la rabia baña su voz —. Te voy a dar tu puto espejo, y espero que nunca en la vida te olvides de lo que hiciste, que un día te arrepientas y vivas con la culpa eterna.

¿Culpa? Por qué sentiría culpa de queres tener mi vida feliz con los míos  de querer restaurar este mundo de mierda?  Le ofrezco una mirada altanera, cuando lo veo juntar sus manos y decir la siguiente invocación.

—Eguaraha chupe ha iñanguirúkuera 

¡Por los 7! Me piensa encerrar el hijo de puta.

Siento que algo me rodea, en serio  como si alguien hubiera puesto en una caja de cristal, el sonido quebrantose es desesperante. También escucho lamentos, gritos, llantos.

Golpeo la caja transparente en la que estoy y siento cuando el Luriel intenta decir algo para terminar el hechizo.

Grito con fuerza al ver que Sabrina aparece tras él, y con una hoz de cuerno de venado atraviesa su estómago.

¡Mierda! No, no, no, no. Luriel no puede morir, no debe morir.

—Hija de puta! —grito desesperada al ver que su cuerpo cae al suelo de rodillas.

Vega intenta atacar a la chica, pero esta se hace polvo cuando ella llega. Sostiene a Luriel y la escena me da impotencia, asco, enojo y mucha frustración.

Golpeo con desesperación el vidrio, grito y suplico que no sea verdad. No, no puede ser que Luriel muera.

Mis poderes...

—Encierrala, mi...estrella —es lo último que logra decir Gianti

Sigo golpeando el vidrio al ver que Vega se pone de pie y con los ojos llorosos dice un cántico en guaraní. Algo comienza a arrastrarme hacia atrás.

Lo último que llego a dimensionar es que Thalia alza el cuello en la dirección de la cabeza de papá, y las esperanzas llegan a mi. Va a negociar la vida de su hermano...

Todo el resto, se apagó, y ahora estoy en la oscuridad infinita.

........................

No estoy sola, mis aliados y mis soldados de hueso están aquí.

Este mundo es oscuro, frío, negro. Hay rocas que parecen ser de basalto. Se nota que es árido, infertil y triste.

Nain se para detrás de mi, volteo, mismos recorren su figura, pero camino para recorrer este lugar.

—Princesa... ¿Qué vamos a hacer? Estamos en una cárcel...

Ignoro sus palabras, cuando el 3ro y el 4to aparecen delante de mí. Sonrío, abro los brazos y giro, mientras creo un vestido para mi, uno negro  largo, brillante.

Apunto a una roca y la transformó en un bello árbol de tajy rosa, floreciente y gigante.

Vuelvo a ver a Nain y con felicidad absoluta le digo:

—No, esto no es una cárcel, Nain, ellos me acaban de regalar un reino. Ahora solo me falta conseguir la corona, un cetro y mi trono. Y no lo dudes, lo voy a conseguir.

Los rebeldes [Libro 4]Where stories live. Discover now