Capítulo 63. Mariposas

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El aroma de Luriel entra a mis fosas nasales, cada vez me embriaga más. Intento no dejarme llevar por ello, pero es imposible, en verdad mi ser entero se fija en su respiración, su piel mojada y sus músculos tan tonificados.

El chico, ya no es un chico, ni de mente, ni de cuerpo.

—¿Ya acabaste? —pregunta, gira hacia mi y esboza una sonrisa.

De nuevo la sensación de electricidad en mi estomago me invade.  Respiro con dificultad por que no quiero que se note lo nerviosa que me pone. Abro mi boca un par de veces intentando hablar, pero no me salen las palabras, tomo aire y allí lo logro.

—No... me falta poco.

—Quiero entender porqué la vida se empeña en ponernos en estas situaciones —habla y sus músculos se mueven, su voz suena tan divertida pero dulce a la vez. La sensación es indescriptible.

—Algún Karma estamos pagando, sin dudas —digo mientras termino de dibujar la última fase lunar.

—Yo tengo mucho que pagar ¿Pero tú?

—Quizás porque alguna vez quise robarle el novio a Iracema...

Eso se fue sin pensar ¿Qué estoy diciendo? ¡Carajo! En serio nunca lo pensé, pero mi cerebro al parecer lo tenía bien guardado en el fondo. Maldita sea. Termino sorprendida por las estupideces que mi boca suelta cuando estoy cerca de este hombre.

—No te creo —dice y mueve sus hombros—.Nunca me demostraste interés luego de... ya sabes, durante esos 2 años.

Luriel traga fuerte, aunque quebdigas que lo de Iracema es algo superado, a mi no me engaña, de todas maneras, veo que mi comentario le causa un efecto, sus mejillas están rojas. O sea, es capaz, de ser una asesino pero se sonroja al escuchar que quería están con él.

—O sea —intento hablar mientras me pongo de pie, él hace lo mismo—. No me iba a meter en su relación, solo te quería y ya... mira, no me hagas caso, no creas nada de lo que te digo ¿Sí? Mi cerebro aún no se despertó y está diciendo cualquier cosa.

Él se acerca a mi, agarra la pluma de mi madre y cierra distancia.

—¡Por Eirú! —digo y mi respiración se agita—. Dos pasos atrás —ordeno.

Luriel obedece, lleva sus manos a la altura de su pecho y vuelve a sonreír. <<Maldito y atractivo hijo de puta>>

—Tengo que contarte algo —dice

Yo levanto una ceja, el tono de su voz a cambiado, lo que vaya a decir es serio. Va hasta la mesita que se encuentra a un costado, y comienza a lavarse las manos en la cazuela que se encuentra allí, yo lo sigo.

—Dime... —me cruzo de brazos y agacho la cabeza para no seguir viendo su imponente espalda, por los dioses—. ¿Qué sucede?

Se sacude las manos, voltea hacia mi y se recuesta en la mesa, da una respiración profunda y finalmente habla.

—Los de la tribu me pidieron algo, y te van a pedir lo mismo. Yo... simplemente no puedo cumplir Vega.

—Habla.

—Quieren que les traigamos a su Diosa.

Entrecierro los ojos, lo miro de arriba a abajo, me enojo de hombros.

—¿Y por qué no? ¿En qué consiste el ritual? No me dirás que es algo peligroso, que esas cosas a ti no te detienen nunca.

Luriel ríe, se lleva la mano al rostro y yo sigo sin entender. Lleva sus manos a la mesa y se sube a ella ¿Por qué está cada vez más apetecible? ¿Por qué todo lo que hace me encanta?

Los rebeldes [Libro 4]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora