Capítulo 25. ¡De nuevo!

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No puedo ocultar que quedé con miedo y preocupación luego de semejante visión. Ocultar lo que tengo atorado en el pecho no va a ser sencillo, es por eso que me estoy manteniendo muy atrás de todos, esperando a que la tensión se vaya de mi cuerpo.

Supongo que Juanjo y Rodrigo ya están en la oficina de los dueños, así que solo atino a ir lento y seguro.

Sin embargo las emociones se sienten como una sonata enérgica que va de lo trágico a triste en cuestión de segundos.

—¿Estás bien? —me pregunta Zunú poniendo una mano en mi hombro.

—No -respondo y siento que mi interior se mueve.

Estamos subiendo las escaleras, por lo que se frena y me detiene, yo quedo un escalón arriba y el un escalón abajo.

—Siento una energía rara a tu alrededor, ¿Qué has tocado en esta última hora?

—La cajita de mis insignias que envió Arand ¿Piensas que es una trampa? ¿Será Arand un traidor?

Pregunto desesperado mirando a todas las direcciones entrando ya en pánico.

—No, calma, la energía no es negativa, ni dura, es solo energía, rara, como si te hubieran enviado un mensaje de los dioses, te juro que hueles al 4to.

—Tú eres el Ario aquí, el que tiene contacto con los 7, así que, ni idea.

Zunú queda mirándome, niega y parece que le cuesta ver más allá de mi.

Mientras el me analiza siento que desde mis entrañas algo palpita, un miedo casi irracional. Mi estomago vibra, y todo mi interior se sacude, como si el peligro rozara mi nuca.

Tengo ganas de meter más aire a mis pulmones, pero a la vez de no esforzarme por obtenerlo.  De nuevo esa sensación de escuchar acordes de violines invade mi cabeza, pero el trance se rompe cuando siento una mano en el hombro.

—El dueño ya nos está esperando —dice la chica en lo que yo respiro profundo y suspiro al ver que ella está tan cerca de mí.

—¿No se iban a encargar Rodrigo y Juanjo de la compra? —pregunto.

—Sí —responde Vega y me hace un gesto de que algo no anda bien—. Pero quieren hablar con un Gianti... en pocas palabras,  nos están poniendo trabas... y solo tú nos puedes salvar.

¡Qué mierda!

Ofrezco una mirada a Zunú, luego a Vega, paso mi mano sobre mi tatuaje de Pombero, del 5to, y del 1ro para activar los poderes necesarios de manipulación y persuasión. La idea no es llevarlos a la hipnosis, solo conquistarlo con carisma y un poco de magia.

Muevo mis hombros y al llegar a la cima de la escalera doy pasos seguros hacia la puerta de la oficina.

Tras el escritorio hay 2 personas, uno es un joven de quizás 22 años, guapo, tatuado y con piercings en los labios y la nariz, en su cuello lleva el rodeado el tatuaje de una serpiente emplumada, a medida que me acerco veo que se trata del dibujo de Mboi Tu'i, el decir el primero.

Le ofrezco una sonrisa, quizás muy coqueta, porque termina sonrojandose.

El otro hombre, ya es alguien más grande, diría que más de 50, regordete, con arrugas, la piel canela también llena de tatuajes, el ceño fruncido y la cara de pocos amigos.

—Buenas, señores. ¿Cuál es el problema? ¿Por qué no podemos cerrar este trato? —pregunto manteniéndome de pie.

—¿Dónde está Gianti? —pregunta el señor.

—Soy yo, señor —digo con el rostro serio.

—No, no... —habla el hombre—. Yo hablé con un hombre más grande, no con un pendejito.

Levanto una ceja, desabotono mi traje, Juanjo se levanta de su silla y me da lugar para que yo me siente allí. Rodrigo también se pone de pie y se acomoda tras de mí.

—Cuide sus palabras señor —digo con serenidad y en el aire se sentía una tensión —. Podré ser mucho más joven  que él —apunto al chico que me mira con algo de vergüenza —. Pero le aseguro que no está hablando con cualquier "pendejito" —dibujo las comillas en el aire.

>>¿Es el dinero el problema? —pregunto y él hombre solo me mira serio—. Le ofrezco el doble... son los papeleos? Mis abogados se encargan... ¿Es la policía? Ese va a ser asunto mío...

El hombre traga fuerte en lo que le sostengo la mirada.

—Tú padre —pregunta el joven—. ¿Es Mortel Gianti?

—Sí —respondo tajante.

—Es un fugitivo...

—¿Sí? Solo di de una maldita vez que no me quieres vender este lugar por mi padre... ¿En los papeles presentados ven a mi padre involucrado? Ven mis antecedentes policiales, están limpios... pero si su perjuicio...

—No hay perjuicio señor Gianti —vuelve a decir el Joven y saca un cigarrillo, me ofrece uno, pero lo rechazo —. Solo precaución... no queremos que nuestros apellidos caigan en una coladera de tratos turbios. Pero tiene razón... todos los papeles están en orden... mi padre y yo, aceptamos la venta.

—Bien —Digo y vuelvo a levantar una ceja—. Entonces podemos firmar la transferencia ¿no? —el joven mira a su padre y este afirma.

El señor acerca la hoja que Rodrigo le dio para firmar antes de que yo suba, pero lo detengo, su hijo enarca las cejas y yo levanto el mentón.

—Le ofrecí el doble —ambos quedan en silencio—. Y es lo que voy a pagar.

Rodrigo abre su carpeta, escucho colo hojea en ese mar de documentos y me pasa el que contiene el monto correcto.

—¿Ya lo tenias planeado? —pregunta el joven quien evoca una sonrisa, un poco sexy.

—Nunca salimos sin analizar loa posible escenarios —respondo y saco de mi bolsillo interno del traje una pluma.

Ambos quedan boquiabiertos al ver el tallado de una serpiente en el oro.

Ambos firman los papeles, al final nos pasamos las manos y la tensión desapareció del ambiente.

Me levanto y cuando estoy por agradecer el chico habla.

—Lastima que lo tengas todo muy pensado, hubiera sido interesante  juntarnos un poco más para arreglar papeles...

—No necesito excusas para ver a la gente que me interesa, ya tienes mis datos, escríbeme cuando quieras.

El chico apaga su cigarrillo en el cenicero, me ofrece una sonrisa pícara y se retira del lugar con su padre.

Juanjo y Rodrigo se sientan a revisar los papeles en lo que yo me alejo de escritorio. Eso fue inesperado.

Veo a Vega acercarse a mi  y sin preámbulos lanza la pregunta.

—¿Acabas de coquetearle?

—¿Celosa?

—La respuesta te sorprendería...

Cierro mis ojos y río por lo bajo.

—Ya les hice una historia en mi cabeza, y definitivamente el chico Hot te tenía contra la pared, uff ¡Qué tensión!

—¡Espera! ¿Por qué él me tenía contra la pared? —protesto.

—Pues...

—¡Vega!

—En mi mente lo disfrutabas...

Estoy por decir algo más, pero el celular de todos suena con una notificación.

Saco mi celular, Vega hace lo mismo.

<<El Colegio de La Colmena cambiará de Locación y admitirá a nuevos estudiantes >>

Ambos nos miramos y nuestros momentos de risas se fueron al Carajo.

—Esto no es bueno... —digo

—Para nada —responden los presentes en la sala.

¡De nuevo Franco a un paso frente al nuestro!

Los rebeldes [Libro 4]Where stories live. Discover now