Capítulo 67. Te amo

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Los labios de Zunú se sienten tan cálidos, yo no me resisto, paso mi mano bajo su camiseta, y recorro su piel. Empujo su cuerpo contra el muro y sin aviso voy hasta su cuello, voy dejando besos suaves, a lo que él responde apretandome contra él. 

Me separo de él y lo vuelvo a besar. 

—Te extrañé —digo entre pequeños besos. 

—¿Mucho? —pregunta con una sonrisa sexy

—No te imaginas —contesto y vuelvo a besarlo. Esta vez lo sostengo de la cintura y lo traigo hacia mi.

—Por favor, que nada nos interrumpa esta vez.

Ahora soy yo quien sonríe contra sus labios.

—Me he asegurado de ello —le susurro en lo que dejo pequeños besos en su rostro y cuello—. Luriel dio la orden de que estemos alejado de todos y de todo. Así que...

—Está noche seremos solo tú y yo —recalca—. Me alegra saberlo... —llevo mi mano y acaricio su cintura—. Rodrigo... —susurra.

—Hoy es nuestro día, Zunú. No te haces idea de cuantas veces soñé este momento.

Le quito la remera de un tirón, luego me la saco yo. Agarro a Zunú del cabello y lo traigo a mis labios con toda la intensidad que tengo guardada generada por el deseo. Mis manos no se cansan de recorrer su espalda marcada, él hace lo mimo.

—¡Por los dioses de Tapekue! —digo—. Estoy enloqueciendo.

—Yo también... —contesta en un susurro.

Me toma de la mano y me lleva dentro de la habitación de la cabaña, termina arrojandome en la cama y se sube sobre mi.

—Así es como te quería tener —dice.

—¿Abajo tuyo? —pregunto con dificultad.

—No, agitado, acalorado, mío

—Me gusta como suena —confieso y retrocedo en la cama hasta quedar sentado.

Mi espalda da contra la cabecera de la cama y él está a horcajadas sobre mi. Lo vuelvo a besar, esta vez con ternura, suavidad, delicadeza.

Me dejó llevar por la suavidad de su piel, sus dedos que recorren mi cuello, su abdomen que roza la piel de mi pecho.

—No puedo creer que me gustes tanto —su voz suena confundida.

—¿Quieres parar? —pregunto al notar que se frenó de golpe.

—No, no....al.contrario, quiero seguir, quiero, quiero hacerlo. Más luego de mi experiencia muy cercana a la muerte.

—Estás vivo —Digo mirándole a los ojos, mientras él pasa sus dedos sobre mis cabellos.

—Lo estoy y estoy a punto de hacer algo muy loco, con Rodrigo Del valle... es lo que deseo... mi amor.

No puedo evitar sentirme muy bien al escucharle decir eso, estoy seguro que mi sonrisa debe ser amplia y quizás muy evidente.

—¿Amor? —pregunto

—¿Me lo vas a hacer repetir?

—Te lo voy a suplicar...

Me Besa y esta vez  se intensifica, su lengua entra a mi boca, y eso me excita demasiado. Lo sostengo con fuerza de la cintura. Muerdo con suavidad su labio y esto termina por descontrolar la intensa llama que tenemos ambos.

Lo derrumbo, sostengo sus brazos y recorro su cuello con mis labios. El suspira  y me encanta.

Su piel morena está candente, y la invitación a que la recorra es cada vez más intensa. Bajó hasta sus abdomen en un camino de besos y mordiscos. Es justo como me imagine, cada fibra de su ser, como el acero, pero cálido como el fuego de una fogata a mitad de la noche.

—¿Tengo permiso de hacerlo? —pregunto mientras mis dedos se deslizan entre el cintillo del pantalón.

—Me puedes hacer todo lo que desees —dice viéndome con hambre.

Pero el que realmente está hambriento de él soy yo.

Me despojo de lo que queda de su ropa. Admiro cada cm de su desnudez, con sorpresa y con satisfacción por ver lo que veo. Sin dudar, lo llevo a mi boca causando que desde el segundo uno de sus labios se escape en un susurro mi nombre.

Eso hace que mi interior tiemble, que el deseo crezca y que el calor me aprisione.

Mis manos recorren sus muslos y su cadera.

—Espera, espera —pide con desespero —. No voy a aguantar más.

—¿Estás seguro —pregunto—. A mi no me importa, al fin y al cabo me vas a compensar de la misma manera...

Él me ofrece una mirada pícara y cargada de lujuria, por lo que decido continuar.

Mis uñas entran en la piel de su cadera, y mi nombre sale de su boca cada segundo. Yo me elevo por los cielos por el simple hecho de ver sus ojos cerrados, su respiración agitada y sus manos desesperadas por agarrar mi cabeza.

—¡Por los dioses del tapekue! Estoy muriendo de calor —dice entre gemidos y eso me motiva a continuar.

Segundo después, tal como dijo. Llegó.

Su respiración está tan agitada que no puedo evitar sentirme increíble.

Miro a Zunú intentando incorporarse, acomodar sus rastas, sentarse, todo de forma tan majestuosa y sensual. Admiro su cuerpo desnudo cuando me toma del rostro y me Besa.

—Es mi turno —dice y eso me gusta.

—Con que, sí, hace mucho calor.

Cuando me acomodo en la cama, mi reloj comienza a vibrar.

—¡Puta Madre! Era sin interrupciones —me quejo, pero al ver el nombre de Gerardo sé que esto es importante.

Deslizo mi dedo y atiendo la llamada. Zunú mientras me da pequeños besos en la cintura.

—Infiltrados

—¿Dónde? —pregunto y Zunú para.

—En la Interapp

—¡Mierda! ¿Quieres que busque la opción?

—No  ya Rebeca e Hisa lo tiene todo, queremos autorización para quemar su celular.

—Concedida.

—Ya escucharon... pero.antes envíen info que los haga creer que no nos dimos cuenta...

Gerardo en verdad sabe manejar esto. Cada día me sorprende más.

—¿Me interrumpes solo por una autorización? —me quejo.

—Ya sabes como es esto... adiós.

La llama se cuelga.

Zunú me mira preocupado, pero cuando le doy un pequeño pico se tranquiliza.

—¿Dónde quedamos? —pregunto

—En que ahora me toca a mi compensarte... mi amor.

Y justo es esto lo que deseaba con todo mi ser escucharme. Ya más tarde me voy a encargar de averiguar bien que pasó en la interapp

—Zunú —llamo al chico mientras lo tomo del mentón—. Debo decirte que... te amo

Él queda en silencio, como intentando encajar mis palabras hasta que le sonrío.

—Yo también te amo, Rodrigo... gracias por dejarme ser.

—Mi visa entera te la voy a dedicar, Zunú... por favor, no lo dudes... mi amor.

Los rebeldes [Libro 4]Hikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin