Capítulo 44. Bruja

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La puerta de la habitación se abre con fuerza, levanto la vista y mi hija hace lo mismo. Observamos a la bella y sexy profesora entrar, sus ojos están puestos en mi, y hasta aquí me llega su mensaje de Furia.

—Irama... —digo con una media sonrisa.

—Evitemos las formalidades. ¡Iracema! ¿Qué libro estás leyendo? ¡Y cómo mierda se te ocurre practicar magia de rituales negros!

Rodeo la mesa y me interponga entre mi hija que está sentada en el sofá y la bruja. Hasta aquí siento el calor que emana su cuerpo y la Furia contenida.

—No la vas a hablar así —mis palabras salen con Veneno y la mujer se encarga de dar un paso más hacia mi.

—Y tú no me vas a tratar así, ahora, niña de cuarta, responde.

—¡Soy la princesa guerrera! —Iracema se pone también de pie y tira el libro en el sofá —. Y tienes prohibido dirigirte a mi de esa manera.

Sonrió con orgullo, pero he de admitir que me da un escalofrío al ver como Irama me aparta y siento crecer su ira, la mujer observa de pies a cabeza a ni hija y a continuación sus palabras me traen a tierra.

—Pues si intentas matar a tu Cario, serás princesa de nada. Y te guste o no, niña de cuarta —remarca las palabras entre dientes—. Te estás metiendo en un mundo que no tienes ni la más mínima idea, y la experta soy yo—en vez de elevar el tono, lo fue bajando y eso lo hizo aún más aterrador.

Yo intento volver a interponerse entre Iracema y ella, pero Irama me detiene. Tiene este algo que nos obliga a respetarla demasiado    y eso no me gusta. La única autoridad debería ser yo.

—Sin apoyo de los originarios, abriendo las puertas a los nuevos —Ahora suena indignada—. Viviendo la crisis política más grande entre nuestras estructuras y a los grandes se les ocurre dar a una chica de 19 años mis libros apócrifos, la ponen a hacer rituales negros, y para más si hacerse una mísera protección.

—Yo no necesito protección —Iracema mira con altanería a la bruja y esta suelta una risa de indignación.

—¡Mi princesa! Que creas que tengas poderes que aún no alcanzaste no te hace indestructible. Esto, es algo que tu hermana era conciente ¡Por Eirú! Esa chica si tenía futuro como una bruja real, tú eres un intento desesperado de poder. Que ti sangre grite que llevas una corona, no hace que la tengas si las condiciones no están dadas.

>>Así que, deja de practicar rituales que no conoces, y ustedes, hijos de puta —me apunta con el indice— ¡No vuelvan a tocar mis cosas! Polvo de muertos y huesos de orginarios, ¿Cómo se les ocurre que ella puede dominar eso? Ni siquiera ha aprendido a hacer rituales mortuorios y lo que hizo es increíblemente irrespetuoso para las almas del tapekue.

>>Juro que les haría pagar por si irreverencia, pero tienen la gracia de un cargo importante, o si no, ya estarían sin un ojo. Tú y Santos son terribles, no tienen límites, y deberían comenzar a tenerlos.

Irama intenta irse, pero retrocede, para quitarle el libro a Iracema, mi hija intenta sostenerlo, y la sonrisa de satisfacción del rostro de Irama anunciando lo que iba a pasar me sacude a mi.

Una cachetada hace que el rostro de Iracema quede de un lado y con la expresión llena de odio y sorpresa, intento intervenir pero Irama levanta la mano hacia mi, evitando que de un paso más.

—A mi no me vas a venir con tu basura esa de que eres la princesa guerrera, con tus compañeros servirá, ¿Conmigo? No, ahora eres una simple chica, sin ninfa, sin Cario, sin poder de las estrellas. Tu alma se está ensuciando y eso te va a alejar más de poder alcanzarlo.

>>Irina era inteligente, audaz, le gustaba ser irreverente, pero que buena aprendiz era, respetaba los pasos, y comprendía que todo se paga con alma. Y que si vas a hacer un ritual negro debes estar muy bien preparada.

>>Esa chica, iba a llegar lejos, e iba a estorbar a muchos —me mira y no sé si tener miedo o enojo—. Supongo que por eso está muerta.

—¡Cuida lo que dices, Irama! —alzo el tono de mi voz y me acerco pata separar a Iracema de ella.

—¿Cuidar qué, Asturia? La muerte de Irina debe doler aún, supongo... así como el de tu querida esposa.

—¿Me estás acusando de algo, Irama?

—Tómalo como quieras.

—¿A caso estás del lado de los Rebeldes? ¿Te vas a ir igual que lo hizo Anastasia? Si es así hazlo de una vez.

—¡Mira, Asturia! Que osado de tu parte pedirme que me vaya cuando sabes que me necesitas.
Sin embargo, sabes que no puedo irme, que tengo mi palabra aquí y que me importa una mierda sus rivalidades.

—Soy la única que conecta aún a los pueblos originarios con nuestra sociedad, si llego a irme, serás Consejero de la nada, y lo sabes. Pero bandos no tengo, me importa una mierda Luriel, ustedes o su estúpido juego de poderes. Solo me importa que no vuelvan a tocar mis cosas.

>>¿Quieres hacer rituales negros, Iracema? Quieres seguir enviando cartitas a tu ex? Hazlo, pero fabrica tu propio grimorio, busca tus muertos, recoge tus plantas, bendice tus aguas, contactate con Verena sola para hacer tus recetas... ¿Entendido? De mis cosas se alejan, tienen prohibido volver a entrar en mi cuarto.

—No tienes la autoridad... —digo, pero me interrumpe

—Tú tampoco, habrás cambiado de locación el internado, pero las reglas son claras, yo soy una invitada, una bruja que viene a dar clases pero soy de afuera, y mis aposentos son sagrados. ¿Quieres que siga bloqueando los mensajes de los Rebeldes? ¿Quieres seguir usando mi magia para que esos niños no tengan acceso o comunicación con la gente de afuera? Bien, se cumplen mis reglas.

>>Me importa un cuerno que tengas la marca de la diosa Luna, si no está bendecida por la misma Gaia y el fuego sagrado del Aregua, es un simple tatuaje.

>>Y les sugiero, que dejen de provocar a Luriel, si el chico no tuvo escrúpulos para matar a enemigos durante meses y fingir inocencia en sus narices, ¿Qué les hace pensar que su venganza no será feroz? ¿Creen que se detendrá por amor?

Irama ríe, y puedo ver como Iracema cambia su expresión, con una mierda, está bruja viene a desbaratar todos mis planes. Y odio, que en esto tenga razón.

—Con suerte y recuerda tu nombre —le dice a Iracema—. Ese chico es un Gianti, pero más allá de que la cabeza de vuele por el ejemplo paterno, quiero que te metas en la cabeza, Luriel no es estúpido, y si ti magia llegó a hacerle algo a él, no pasará nada, pero si le hizo algo a los suyos... ahí te quiero ver... más vale que estés lista para recibir sus ataques.

Y al decir eso tomó su libro con fuerza y se retiró, no sin antes dar un portazo que retumbó en toda la habitación.

Quedo mirando hacia dónde la mujer se fue, y el silencio se formó, envolviendo mi cuerpo en un montón de preguntas que ahora no sé como resolverlas. ¿Cómo hago que Irama sea controlada? ¿Será que consigo que se porte como sumisa ante mi y me respete como máxima autoridad?

—Papi —Iracema interrumpe mi soliloquio mental—. ¿No es cierto verdad? De lo que te acusa Irama, tú no mataste a mi hermana, ni a mamá.

—Mi amor —digo y la miro a los ojos—, por favor, no me abandones tú también ¿en verdad crees que soy capaz? —finjo tristeza y mi voz sale entrecortada como si resprimiera el llato—. Tú eres la única que crees en mí, dime que eso no ha cambiado.

—No papi, sé que es mentira, perdón —me abraza con fuerza y yo le doy un beso en la frente—. Solo que me afectó la acusación de Irama.

—Está enojada, es eso... pero no te preocupes, papi se va a encargar de que nunca más vuelva a desafiarnos, somos Asturia, ahora, lo más poderosos de La Colmena y le haremos saber a todos.

Le doy un beso en la frente a mi hija, y ella me vuelve a abrazar.

Esa bruja me las va a pagar, pero primero a lo primero, encargarme de ser la máxima autoridad. E Irama ya me dio una idea, es hora de cambiar las reglas de esta sociedad y de este internado para que todos lo sepan.

Los rebeldes [Libro 4]Where stories live. Discover now