Capítulo 37. Peligroso

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—¿Dónde carajo está esa chica? —pregunto mientras bebo un poco cerveza —. ¡Quiero a Anastasia Ario en mi oficina ya!

Valentina, una joven ex estudiante que acaba de iniciar en el mundo real, hija de uno de mis aliados, solo asiente y sale corriendo de la oficina.

Edara aprieta sus labios y niega.

—Yo quiero que encuentres a Josefina primero Franco. —dice la mujer y la verdad es que ya estoy harto de escuchar sus reclamos.

—Tú quieres encontrar a Josefina, y yo quiero encontrar a los malditos rebeldes, es lo mismo, Edara, donde esté Orkias, está tu hija.

—Nuestra... hija

Respiro profundo, odio que me lo tenga que recordar. Y que con eso me manipule, no entiendo como cree que me importa la niña, más allá de que es importante por el simple hecho de que ella es la Ninfa, de no ser por eso  me daría igual.

—¿Te importa una pizca? —pregunta

—Sí —contesto y bebo de mi vaso—. Pero no por que sea mi hija, Edara, me importa por que es la Ninfa, y me preocupa que como su madre no hayas sido capaz de cuidarla.

—¿Yo? —siento su indignación, pero me da tan igual.

—Sí, tu eres la madre... Maitena era una X en mi vida, pero al menos como madre se ocupaba de sus hijas.

—¡Cállate! ¡Hijo de puta! —me grita y se levanta del sofá y se acerca a mi —Un día, mataste todo lo que era mio, a mi esposo, a mi hermana, a mis padres... y yo, por amor a ti, te entregué ni vida y permití que accedieras a mi, que la herencia de sangre de mi familia...

—Herencia de Sangre que tienes por que maté a tus padres, o si no, nisiquiera lo tendrías Edara, por favor... ambos sabemos que Maitena tenía el favor de los Golix, sus hijos iban a ser si o si poderosos, pero tú, tú no tenías nada. Era Solei, y solo ella... para más que se quedo con el Gianti. Yo te conseguí lo que deseabas.

Espeto con rabia, mis palabras solo salen con enojo y ella quedó mirando con rabia.

Alguien golpea la puerta y supongo que es Anastasia.

—Encuentra a nuestra hija, Franco... o juro que hasta muerta soy capaz de destruir tu castillo de cartón.

Edara dice estas palabras y en verdad puedo palpar su enojo, su ira y sus ganas de destruirme, pobre ilusa, no tiene idea.

La mujer sale de la habitación, en lo que Anastasia ingresa. La chica está seria, se nota que no quiere estar aquí. ¡Tan cerca y tan lejos!

Su camisa esta medio desabotonada, por lo que alcanzo a ver algunas letras de su Nole me tangere y eso me pone de mal humor. ¡Cuanta gloria encontraría con un poco de su sangre!

—Asturia —saluda

—¿Igualdad y respeto? —pregunto

—No se encargaron de eliminar esa leyenda de las paredes en este nuevo lugar por algo ¿O me va a decir que están haciendo placas de oro nuevas?

—Una de las cosas que siempre me agradó de ti, Ario, es que eres una muy buena observadora. ¿Habilidad innata? O lo aprendiste de Orkias y Mortel.

—Usted sabe muy bien cuales son mis raíces, no nos hagamos de los tontos ¿Qué es quiere?

Rodeo el escritorio, bajo mi vaso sobre él y doy unos pasos para estar cerca de la joven, ella me mira con un aire de superioridad. ¡Maldita Ario!

—¿Por qué Iracema aún no tiene los poderes del Jasuka?

—No lo sé —contesta burlona—. ¿Me puede enviar a Tapekue así lo averiguo?

—No te hagas de la chistosa conmigo Anastasia...

La rabia me comienza a dominar, respiro profundo y en verdad intento mantener mi rol, mi papel de buen hombre, del miembro del consejo que solo busca el bien del panal, pero no, no me sale.

—¿Qué pretendes Ario? Tienes una misión, ¿Quieres renunciar a ello?

—La misión de entrenar a Iracema me la dio Orkias desde hace 2 años, Franco, y lo estoy haciendo. No tengo otra tarea, ni obligación más que esa.

—Proteger al panal... —interrumpo

—¿El panal? De verdad Franco ¿Qué panal si tú nos trajiste lejos de casa? —grita con fuerza.

Una cachetada la sacude, el sonido retumba en mi cabeza y al ver como pone su mano sobre su mejilla juro que me dio algo de pánico, pero debo mantener mi papel dominante.

—A mi no me vas a hablar así.  Eres una soldado y debes obedecer.

Anastasia aprieta su mandíbula y da un paso hacia mi, podrá ser delgada y parecer frágil, pero la he visto en batalla, es todo, menos eso.

—Me vuelves a tocar, y juro que lo vas a lamentar —amenaza.

Sonrío y me quito el traje, desabotono la manga izquierda de mi camisa y le muestro el sello.

—No, Anastasia —digo lleno de satisfacción al ver su rostro cargado de miedo—. Te voy a corregir las veces que haga falta, porque no puedes ser más que yo.

>>Irina me lo decía, eres una máquina asesina en el campo, pero hay algo que te detiene para ser una líder, y es determinación, eres débil... y temes por los tuyos.

>>Una característica de Lealtad, dicen, pero que mierda sirve ser leal a quienes ni siquiera está. Elige bien tu bando, Ario.

—Qué tenga ese sello no hace diferencia, no te debo nada.

—Me debes mucho, empezando la vida de tu hermano... podría salvarlo de la condena.

—¿Crees que Zunu quiere tu perdón? O el de esta sociedad? ¡A él le da igual! Por los dioses, el quiere vengarse de quienes asesinaron a Itae.

—Yo no lo maté, pero por la pinta está tan manipulado por un Gianti estúpido, que cree que va a vengar la muerte de su novio contra mi.

>>Yo solo quiere que nuestros poderes sean eternos, Ario, quiero que nunca más tengamos miedo de enemigos que no tenga  es poder de matarnos...

—Mientes —dice y no puedo evitar sonreír.

—Ana, que pena que lo creas asi, pero sabes que, voy a perdonarte —vuelvo a abotonar mi manga—. Sigue entrenando a Iracema, y te doy la oportunidad de que si sabes algo de Orkias y Mortel, me lo digas.

—Seguiré entrenando a Iracema... pero ni aunque me cortes la cabeza podría decirte si supiera algo de ellos, que te quede claro.

—Y a ti, que no podrás contra mi, vete.

La chica obedece, y juro que la rabia sigue recorriendo mi cuerpo  pero debo admitir que me hace sentir muy bien el hecho de que ahora Anastasia se encargará de hacer correr la noticia de que tengo el sello, y el miedo se esparcirá, algún que otro aliado ganaré, pero lo mejor, me considerarán realmente peligroso... y eso, me gusta.

Los rebeldes [Libro 4]Where stories live. Discover now