Capítulo 54. No puedo pensar

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Tomo a Vega en brazos, y grito por ayuda, a mi llega Juanjo y Josefina, mientras que hacia Zunú van Anastasia, Gustavo y Yara. Paulo ordena a sus acompañantes que rodeen el lugar y formen un campo protector.

Juanjo acuesta a Vega en el suelo, mientas, yo ejerzo presión sobre la herida y Jose comienza a dibujar con los dedos en el aire para invocar algo que nos ayude.

-Luriel, sostén con fuerza -dice Mirena quien aparece tras de mi.

Mi cabeza comienza a girar, no, no estoy preparado para una muerte, no ahora, no hoy, mucho menos de alguien que me importa.

-Lo tengo -dice Jose quien invocó una especie de tela pero gomosa.

-¡Por favor, Crux! -susurro mientras Jose me aparta del cuerpo de la chica.

Los recuerdos me golpean, todo lo que vivimos y todos los que se fueron de mi. Recuerdo a mamá y la última conversación que tuvimos, Itae, Elsa... no, no.

-Luriel... -me habla Juanjo-. No entres en pánico, respira, respira.

-¿Y si se mueren? -la pregunta hace que ni cuerpo tiemble.

-Aún no pasa... ayúdame -ordena-. Pide a Mirena que electrifique la tela.

Volteo hacia Mirena, ella me da su OK así que obedece, miro mi mano manchadas de sangre. Intento contar hasta 10. Debí adelantarme a Franco, debí haber actuado cuando me dijeron que lo haga contra Iracema.

-No lo sobrepiences Luriel, te necesitamos cuerdo.

-La quiero muerta -suelto-. A Iracema.

Jose me mira con un poco de sorpresa y niega, yo ya no razono.

-Tiene sangre Ario ¿Sabes lo que eso significa? ¿Sabes que va a pasar si Zunú muere?

-¡Nadie ha muerto! -me habla Juanjo -¡Por el Tapekue! Cállate

-No puedes matar a Iracema -Jose me habla aun sin soltar la herida de Vega-. Si lo haces, todo queda sin efecto, Luriel, La Colmena se va a la mierda.

-¡Cómo si ya no lo estuviera! -grito.

-Esta bajando su ritmo cardíaco -avisa Juanjo-. Mirena, ayúdame.

Mi espíritu se acerca a Juanjo y toca el pecho de Vega, hace que esta reciba unos choques eléctricos y par de veces, hasta que abre los ojos por unos segundos y luego vuelve a quedar inconsciente.

-¿Qué hago? -pregunto desesperado, no concibo la idea de que ella muera.

-Te diría que te apartes -,confiesa Juanjo-. Pero tampoco me sirves lejos.

Escuchamos un sonido parecido a un estruendo y un feroz viento azota el lugar. Giramos hacia donde viene el ruido y vemos a La Cazadora aparecer junto con un par de sus soldados.

-¡Qué desastre! -dice mientras examina el lugar-. Tú junto a Ario, Tú junto a Crux, y los trasladan al pueblo de aquí.

-¿Qué mierda? -me quejo y me pongo de pie para mirar a la cazadora-. ¿Qué se supone que haces?

-Salvar la vida de un Ario y de la Mbyjapyahu, queremos una bruja poderosa ¿Verdad? Pues entonces déjame salvarlos la vida.

La mujer camina hacia mi, me examina, en lo que sus ayudantes desaparecen con los cuerpos de mis heridos. Niega y observa a todos con cuestionamiento.

-Tan poderosos, y aun así dejan que una niña insulsa los hiera. ¿Saben que era obvia su táctica? -señala los árboles y el líquido negro que destilaban-. Lo mejor de lo mejor, pero aún así permiten que hieran a los suyos.

Anastasia tiene los ojos cargados de lágrimas, sus ojeras son profundas y su ropa está manchada de sangre. Sus labios le tiemblan y las manos le tiemblan.

-¡Sí Zunú o Vega mueren! -Habla apenas Ario -. Juro que me encargaré de que sufra tanto esa chica.

-Calma -interviene la cazadora-. Ya nos encargaremos de ello, primero lo primero.

Se pone en cuclillas y susurra algo en guaraní, de su boca sale un humo negro que comienza a esparcirse, nos cubre el cuerpo y en ese preciso instante siento que algo sale de mi cuerpo.

Casi de forma instantánea caemos de rodillas al suelo y expulsamos de nuestras bocas el líquido Lila.

-Hay que admitirlo, Iracema es buena estratega -la Cazadora arrugar la nariz, y luego se tapa con el brazo-. Hiere a 2 soldados importantes, y les deja restos de células de transmutación.

-¡Y aun así tiene el descaro de creer que nosotros somos los malos! -se queja Jose.

Yara mira a mi prima, se pone de pie y observa con cuidado a la chica.

-Te recuerdo que la que dijo que la entendía fuiste tú, por mi ya le devolviamos el ataque.

-¡Puta! -me quejo-. Yo no quiero jugar al gato y al ratón, los quiero hecho mierda ya -. Me pongo de pie.

-¿Al menos ya sabes donde está el alma de tu madre? -pregunta la cazadora y niego-. Entonces no puedes. A parte el alma de Solei es un arma poderosa en las manos de Franco.

>>Ahora tenemos todo en nuestra contra, tiene sangre Ario, el tiene el sello de Jasy solo falta que Iracema alcance el poder de las estrellas y estamos fritos.

La mujer saca de su bolsillo un cigarro bien armado y lo fuma. Mientras yo estoy desbordado de emociones, aún no puedo creer que Iracema haya herido a Zunú.

Respiro, y mi estómago se revuelve, recordando el rostro de Vega al caer de cuclillas. El terror se propaga en ni cabeza y la ira me posee.

La Cazadora viene a mi, me toma del rostro, analiza mi cara y al final habla.

-Bien, vamos al pueblo, ayudemoslos y paguemos la deuda que vamos a tener con ellos. Porque que salven 2 vidas, va a tener un costo muy alto.

-¿Y sí los van a salvar? -pregunta Ana llorando. Y me duele verla así Zunú es lo único que ella tiene, su único hermano, el único Ario vivo a aparte de ella.

-Ya lo veremos -contesta la cazadora-. Tengo fe en que así será, ahora, les toca pensar ¿Qué putas van a hacer para proteger La Colmena, a los dioses y a ustedes porque Franco tiene lo que por años han buscado sus enemigos... Sangre Ario.

>>Sí llegan a encontrar a Ariku, pueden dar por perdida La Colmena y sus poderes.

-Ya tienen al rey de su lado -Habla Ana-. No les falta nada, solo ir al Aregua y ya lo tienen todo.

La Cazadora ríe y mira a Ana.

-Quiero ver que lo intente... Franco y ustedes no tienen idea. Pero será tan divertido ver que prueben entrar al Aregua.

-¿Por? -pregunto mirando mis manos y sin poder dejar de pensar en Vega.

-¿En serio creen que sin Orkias va a llegar al Aregua? Se nota que ustedes no prestan atención -La mujer tira su cigarro y lo apaga.

>>El que si o si debía autorizar su ida al Aregua era Orkias, sin un Ariku no pueden hacer un carajo... bueno, mentira, pueden hacer magia de Sangre... si pero al Aregua, no entran, al menos, no aun.

-Luriel -llama Yara-. Usa el chip que le dejo Gerardo a Iracema...

Respiro con rapidez, no logro discernir. Solo hay ruido en mi cabeza.

-Lo veremos cuando Vega y Zunu salgan de peligro.

Es todo lo que logro decir, mientras subo sobre Mbakagua con José.

-Al Este los veras, ya bajaron sus barreras -me avisa la cazadora-. Nos esperan, ve pronto a ver que les hace falta.

Solo afirmo, y emprendo vuelo. Ahora no puedo pensar.

Los rebeldes [Libro 4]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora