Capítulo 49. Trabajo pesado

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Luriel tiene las manos en los bolsillos, la mirada fija en los mata abejas y el ambiente tenso es cada vez más evidente, quizás porque a parte de ver las ganas que tienen de atacar, Jazmín le ofrece una mirada de hambre al chico.

—No venimos a atacarlos, venimos de parte de Carina —Jazmín me mira al decir el nombre de mamá —. Ella dijo que la Cazadora ya habló con ustedes y que están al tanto de la situación de los pueblos originarios del norte, pueblo de donde proviene Carina.

Intento no sorprenderme, dejarme en claro que era evidente esa conexión, pero la verdad es que no, no lo tenía presente.

—¿Qué quiere a cambio Carina? —pregunta Luriel alzando una pierna sobre el posa pie, haciendo que su postura se triplique en lo sensual.

—Solo que mates a Franco. —contesta Daniel

—¿A cuantos más ya podió el favor? —pregunto

Jazmín me ofrece una mirada de asco, yo solo me fijo en como nuestros soldados tienen sus ojos en nosotros para actuar en caso de que alguno haga un paso en falso.

Daniel se apresura en contestar:

—Sabes que tu madre no quedará con los brazos cruzado, ella quiere libertad.

—Entonces busca traidores entre traidores, un juego de mierda, como siempre.

—¿Te ofende Vega? —se burla y mira a Luriel.

Luriel sonríe al mirar a Jazmín, pero a quien realmente le presto atención es a Daniel.

La posición de su mano es de alguien que está haciendo una indicación de energía. Miro a mi alrededor, y al no encontrar nada, alzo la vista. Y lo veo.

Estiro a Luriel hacia mi, me interponga entre el par de hermanos, miro desafiante a Daniel, en lo que Jazmín me apunta con una daga en el cuello.

En un segundo teníamos a Zunú apuntándole la cabeza a Daniel y a Anastasia con una cuerda al rededor del cuello de Jazmín.

Juanjo y Josefina se encargaron de crear una especie de cortina a nuestro alrededor para que los simples mortales no vieran nada.

—¿Qué piensas que haces? —pregunta Daniel

—Estás loca —acusa Jazmín soltando el cuchillo y llevando ambas manos a la cuerda que la rodea.

—No, no lo estoy —me paro delante de Daniel, y estiro sus manos.

Golpeo de un manotazo, provocando que caiga un pedazo de barro, reconozco las grafías de una urna mortuoria.

—Estúpida no soy —digo mirando a los ojos de Daniel—. Más vale que pienses 2 ve es lo que vas a decir o te preparas para correr, Daniel, no soy hija de Carnia en bano y ninguno de los que estamos aquí le tememos a matar.

Apunto al techo, todos levantan la vista, menos Daniel quien me observa con admiración y una sonrisa que más que asombro refleja orgullo.

—Mala visión —susurra Luriel.

—Increíble —digo—. Tienen muchos trucos bajo la manga ¿también pueden invocar yvyporas?

—Y Piraguis —dice Daniel riendo —. Tú madre estaría orgullosa de saber cuánto conocimiento posees, y que tan fuerte eres.

—¿Piraguis? —pregunta Luriel.

—Son como sirenas, pero de la mitología guaraní —responde Anastasia —. Solo necesitan una gota de agua, y ellas aparecen, son peligrosas y responden a la Furia. Pero yo que estuve en el culto de Carina, se que no es tan fácil obtener el poder de invocación de estos espíritus.

—Es verdad —responde Daniel—. No es nada fácil, de hecho, requiere de energía excesiva... y sangre, mucha sangre.

—Y muertos —digo pateando el trozo de barro— ¿La tumba de quien profanaron?

—Todas —se burla Jazmin—. El viejo internado fue desalojado para eso.

Miro a Luriel y este hace un gesto de disgusto, por supuesto, qué otras razones podría tener Franco para desalojar el antiguo internado. Mientras más lejos, mejor.

—Y su amo no sabe que le roban —pregunta Zunú.

—Él no es nuestro amo, es solo un tipo con suerte —escupe Daniel—. Carina es nuestra única líder. Ella nos dio el poder de Mala visión y le debemos la libertad.

—¿Qué es lo que quiere, mi madre? —pregunto mientras invoco en mi mano una cuchilla de piedra afilada.

Daniel me mira con una sonrisa que cada vez se vuelve más seductora

—Ahora, matar a Franco, más adelante, ya lo sabes Vega.

—No, no lo se —digo fuerte.

—Conquitarlo todo... recuperar sus marcas. Pero para eso, necesita aliarse con sus enemigos.

Daniel mira a Luriel y le hace un gesto para que vea en su bolsillo.

Luriel se acerca y saca del bolsillo del pantalón de Daniel una pluma de pájaro, pero parece más una pluma que otra cosa.

—Franco consiguió la protección de Jasy, pero no la de los 7 en total, sigue teniendo una sola marca y es la de 6to —revela Daniel—.  Luriel, eso te lo manda Carina, es la pluma del pájaro sagrado, del mismo que usó Eirú.

—Espera —advierte Rodrigo quien viene llegando y le pasa a Luriel un plato para que ponga la pluma allí—. Mejor no tocarla mucho.

—¿Para qué me la manda?

—Para que te hagas las marcas de los 7 —digo mordiendo el interior de mi mejilla.

—Demasiado inteligente —Jazmín habla riendo—. ¿Así te gustan Luriel? Al parecer sí.

No sé si darle una bofetada o decirle que es estúpida, así que solo la ignoro.

—No entiendo que gana Carina haciendo que adquiera más poder. —Luriel habla y mira la pluma.

—Por qué está segura —digo—, que no importa cuan poderoso seas, ella lo es más. Quiere que se deshagan de Franco, y mientras más rápido mejor.

—Pero oye —dice Jazmín a Luriel—  solo a ti te ofrece la pluma. Es un honor. Al resto les promete otra cosa.

—No les promete nada —advierte Ana—. Les lava el cerebro y les convencen que la recen como diosa para servirle. Sé muy bien a donde va su táctica, Maldita perra.

Luriel me ofrece una mirada, y yo
Corto la piel del brazo de ambos mata abejas, Gustavo se acerca corriendo a mi con un par de frascos de vidrios al ver lo que estaba haciendo. Recojo sangre y tapo los frascos

—Aleja a Mala Visión de Luriel —advierto—. O juro que se van a arrepentir.

Les muestro los frascos de vidrio y estos obedecen

—¿Y qué le decimos a Carina? —pregunta Jazmín

—Qué lo tomamos —responde Luriel, pero que se prepare luego, iré por ella.

—No espera menos —responde Daniel, y en ese preciso instante, la sombra de Mala visión los envuelven y desaparecen ante nuestra vista.

—Ah, no, tremendo —dice Ana—. Necesito una botella de whisky.

La chica va al bar, y yo al fin puedo soltar el aire retenido en los pulmones ¡Qué mierda! Que trabajo más pesado es este.

Los rebeldes [Libro 4]Where stories live. Discover now