Capítulo 69. Real

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Logro infiltrarme en el internado, la ventaja de que hoy tengan ese evento es que todos están concentrados en ello. El bosque tiene niveles muy bajos de seguridad, y la periferia del colegio casi nada. Pero la verdad es que se me hace fácil pasar por el amuleto de sangre Ario que me construyó Zunú.

Cuando estoy cerca del colegio destruyo el amuleto.

Acercó mi reloj y comienzo a configurar para que en vez de ser un receptor también sea un transmisor. Me coloco el auricular, el tono de llamada da un par de veces hasta que alguien atiende.

—Aquí, Rebecca.

—Niña, estoy en el internado, ¿Por dónde me recomiendas entrar?

—¡Mierda! Espera. Hisa, es Rodrigo ¿Por dónde lo podemos meter en el internado?

—¿Rodrigo? —escucho preguntar a la Gianti.

—No tengo mucho tiempo, gente —me quejo.

—Por la cocina, hacia dónde entra el sol, hay una puerta que da a los comedores... si quiere voy a abrirle.

—Dile que sí —respondo

Corto la llamada. Invoco a unos poras y les pido que me cubran mientras llego hasta la entrada que me indicó Hisa. Hay mucha gente llegando al instituto.

Autos estacionadose, llegando desde lo lejos. Gente corriendo de aquí para allá. La prensa, tanto escrita como televisiva. Es increíble lo que está haciendo Franco.

Llego a la puerta, intento llamar directamente a Hisa, pero me da sin señal. ¡Puta Madre! ¿La descubrieron? Intento abrir, pero el picaporte se mueve y soy recibido por la Gianti. Mis poras me vuelven visible y paso.

—Bien hecho, Gianti.

—Yo también quiero ese poder —dice en lo que me sigue.

—Consiguete poras...

—¡Ah! OK ok

—¿A dónde saldremos cuando atravesemos esa puerta? —pregunto mientras invocó mi arma.

—Al pasillo que conecta con  limpieza y jardinería.

—Perfecto...

—¿Qué haces aquí Rodrigo? ¿No es muy peligroso?

—Vengo a salvar a Gerardo...

—¿A Gerardo? Pero si él está en el escenario practicando un baile para esta noche.

Volteó.a verla y ella de verdad parece decir la verdad.

—No, ese es un clon —me apresuro a decir.

—¿Y no será que un clon te llamó a ti?

—¡No! Yo diseñé sus relojes para que solo ustedes puedan usarlos, y para que solo Gerardo o yo les podamos dar señales para las llamadas, si un clon, o si llegara a estar poseído y de esa manera intenta llamarme, no va a poder. El reloj deja de funcionar.

—¡Ah! Muy astuto —dice y sigue caminado tras de mi.

—Bien niña, voy a ir a buscar a Gerardo, tu llama al resto y dile que estén atentos a lo que ocurra ¿Ok?

Volteó a verla y ella se queda tiesa mirándome con los ojos fijos. Miro su muñeca y veo que el reloj nisiquiera tiene la luz encendida. ¡Carajo!

—¿Quién eres? —pregunto y ella sonríe.

—¡Ay, Rodrigo! Solo unos minutos más, solo debía engañarte un poco más

La chica comienza a transformarse delante de mi, la pequeña Hisa se convierte en una figura alta y estilizada, el uniforme le queda mucho más corto y ajustado. Trago fuerte al ver que se trata de Iracema.

—Aunque te soy sincera, no espera que vinieras, creí que había desarticulado a Gerardo, pero ya veo que me equivoque.

—¿Dónde está Hisa? —pregunto a regañadientes.

—Todo lo que te interesa saber es que está a salvo y viva... sin embargo. Rodrigo, no tienes idea  de cuan valiosa es tu visita... a Hisa la necesito viva y cuerda, pero tú...

—¿Vas a matarme? —pregunto y me burlo.

Iracema pone su mano derecha a la altura de su rostro  y emula como si estuviera sosteniendo algo, en eso sus dedos se ponen negros como el carbón y del suelo salen 4 brujas, diría que son brujas Malditas, pero no lo son, son mujeres vestidas de hojas y lianas doradas. Ellas me sostienen a la fuerza, intento forcejear, pero su agarre es realmente fuerte.

—Poraka'aguy —dice ella —. Doncellas del bosque... se ven hermosas y aterradoras ¿Verdad?

—Matame de una vez, Asturia —pido.

Ella ríe y camina rodeándome, me observa de pies a cabezas y una sonrisa triunfante le pinta los labios.

—No puedo hacerte mucho —habla con la voz juguetona —. Vega se encargó de que lleves protecciones. Y muerto, al menos ahora, no me sirves... peroooo —caturrea y se acerca a mi rostro—. Puedes ser mi conejillo de indias. Mientas tu me das información vital.

—Te va a salir más fácil matarme.

—No, a ti te sería más fácil morir. Y me vas a dar todo lo que quiero Rodrigo, te guste o no. Vamos a empezar.

Invoca en su mano una especie de cuchilla la cual me acerca al cuello  yo me esquivo cuando ella me sostiene son fuerza de las mejillas.

—¿Dónde están los bebés Arikú? —pregunta.

Ni bien su voz se callara yo me río como desquiciado, ella me observa con seriedad y finalmente me da un golpe con la culata de la navaja. Un hilo de sangre se me escapa del labio inferior. Le vuelvo a sonreír y con  la ora acumulada en mi pecho le respondo.

—Nunca me vas a sacar una sola información. Iracema —rio de nuevo  cuando me propina otro golpe—. Si piensas que con golpes me vas a asustar... —me burlo—. Iracema, Irina fue mi compañera, entrene con ella  tú no tienes idea de las cosas que llegamos a vivir. Ahora... inténtalo...

—Quién dijo que la tortura serían golpes... —ella sonríe y hace un gesto, en ese mismo momento las doncellas me sostiene con mayor fuerza para arrastrarme bajo el suelo y sumergirme en la profunda oscuridad.

Por un segundo todo es negro, y sólo hay silencio hasta que veo a mi alrededor una guerra, cadáveres por todos lados y el grito constante de una vez conocida.

—¡Rodrigo, ayuda! ¡Rodrigo!

Zunú

—¡Rodrigo!

—Me vas a dar esa ubicación, lo quieras  o no, mi querido Rodrigo —escucho a Iracema y ahora ya no sé que es real y que no.

Los rebeldes [Libro 4]Where stories live. Discover now