Capítulo 10. Bella

275 71 31
                                    

Vega se me escabulle durante la cena, la perdí de vista. Y eso me genera una sensación de vacío, no sé porqué tengo la necesidad de estar cerca de ella, y va mucho más allá de la magia, o de que en verdad su aroma se me hace tranquilizador.

Camino entre Los verdaderos, quienes están bebiendo, cantando, celebrando, como si de verdad esto fuera algo digno de recordar. No quiero ver que sería si ganaramos la guerra contra sea lo que sea nos depare.

Me cruzo con La cazadora y la detengo en medio de su andar agarrandola del brazo.  Ella me mira, ennarca una ceja y me sonríe.

—Gianti... estás más alto que la última vez que nos vimos.

—Pues pasaron 2 años —digo algo incómodo por como me recorre con la vista—. Dime, primero ¿Tú nombre?

—Oh, tengo muchos, pero te doy con el que me identifico desde hace 20 años, soy Ysaty.

—Ysaty... bien... ahora ¿Sabes dónde está Vega?

—Mbyja pyahu, sí, la lleve al borde del río, me pidió un lugar para meditar.

—Ok, gracias.

—¿La vas a torturar? ¿No ves que necesita un tiempo lejos de ti?

No lo había pensado, es decir, ¿Sí? Claro que si, es obvio que por eso se esconde. Pero no quiero dejarla sola, al menos que ella me lo diga directo a la cara.

—O quizás, justo lo que necesita es que vaya junto a ella —retruco.

—Cuidado Cario, con esos impulsos —advierte —. Ella es una guerrera, dueña de una constelación de sangre muy poderosa, hija de la única Payesera que tenemos conocimiento que existe, y que por gracia de los dioses está siendo controlada, porque si no, quien sabe si la misma Itajasy no se aparece a arrancarnos el corazón.

>>Sea lo que sea que sientas por Vega, tómalo con cautela, y asegúrate de que Iracema no duela más para tomar una decisión.

>>En todo caso, si descubres que solo buscas explorar, me ofrezco de voluntaria.

Me guiña un ojo y se va. Observo la figura de la mujer, y claro que da para pecar. Pero luego recuerdo que tiene un poco más de 200 años y se me pasa la curiosidad.

Camino en el sendero que lleva hacia el río, y voy en busca de Vega. En el bosque se oyen los sonidos propios de la noche, algún que otro búho y el sollozo de una chica.

Sigo el sonido y la veo sentada en una roca, secándose las lágrimas, hasta que me ve y las lágrimas vuelve.

—¿Qué te pasa? —pregunto y me apresuró a llegar a su lado y tomarla en brazos. Ella no se resiste.

—Todo esto es tan surrealista —habla contra mi cuello.

—¿Más? O sea, ya eres protegida del 7mo, miembro de La Colmena ¿Qué más podría ser raro?

—Es que... nunca pensé que yo podría ser una protagonista —me separo de ella y le sonrío.

—¿Cómo? —pregunto secando sus lágrimas y riendo —. ¿Vega Crux Corvus? No ser protagonista? Eres la hija de la villana más temida de La Colmena. —me burlo—. Y la chica más popular en el internado. Los reflectores siempre han estado sobre ti, solo que tus ojos y los míos no se daban cuenta.

>>Es increíble como las historias tienen tantas aristas. Todos somos importantes, Vega.

—No es lo mismo. Ser La hija, a ser quien deba hacer algo.

Ella saca una hoja y me lo entrega, no comprendo hasta que veo el dibujo, es una mujer sosteniendo una especie de cántaro, vestida de negro, sus ojos están en blanco y su cabeza está rodeada de las constelaciones y en medio la luna llena.

Los rebeldes [Libro 4]Where stories live. Discover now