El multiverso de FNAF

Tu hermana

Esta historia comienza con un simple y humilde paseo por parte del hijo menor de los Schmitz. El pequeño, de no más de nueve años de edad, paseaba tranquilamente por las calles de su pueblo sin preocuparse por absolutamente nada. Su vida era tranquila, los estudios iban bien, en su casa no le faltaba absolutamente nada, y sus deberes ya habían sido terminados. Ahora lo que le quedaba era pasar el resto del día tranquilo, disfrutando del soleado día y ejercitando un poco su joven y aún no desarrollado cuerpo. Y pese a que en un principio parecía que aquella tranquilidad y paz iban a ser eternas, o qué por lo menos, durarían todo lo que quedaba de día, el cruel destino tenía otros planes pensados para el muchacho...

"¡Hey, Gerald!"

La sorpresiva aparición del hijo mayor de los Afton, el adolescente de pelo castaño conocido como Michael Afton, irrumpió la caminata del menor inesperadamente

"Oh, buenos días, Mike"

Respondió él mostrándose gentil y educado con aquel chico mayor a él. Pues, aún sin ser un miembro de su familia, sí que era alguien bastante cercano y un buen amigo para él. Más que nada, porque era un gran amigo de su hermana, y hablando de su hermana...

"Em... Gerald, una preguntita: ¿Como se encuentra tu hermana?"

Preguntó Michael sonrojándose un poco al momento de hacer la pregunta, debido a la vergüenza que sentía al tener que hacer una pregunta así, y más encima a un pequeño niño inocente. Gerald, aunque algo desubicado, decidió responder su pregunta sin cuestionarse mucho el por qué quería saber eso

"Em... Bueno, Mary está bien. Gracias por preguntar..."

Terminó por responder el infante para luego continuar su camino y pasar por al lado del adolescente, evitando que la conversación se extendiera aún más y provocara algunos momentos incómodos. Ahora que estaba libre y en soledad, el niño continuó con su paseo tranquilamente, ignorando la rara conversación que había tenido anteriormente con aquel adolescente. Y cuando creía que se había resuelto un problema, uno nuevo apareció...

"Hey, pequeño. ¿Me puedes decir cómo está tu hermana?"

Preguntó un muchacho de más o menos la misma edad que la hermana mayor del niño, mismo chico que tenía un aspecto que Gerald era incapaz de reconocer, apareciendo repentinamente en el lugar para simplemente hacerle esa pregunta al pequeño...

La situación se repitió, Gerald respondió su pregunta y acto seguido se marchó de ahí a toda prisa. Pero no pasó mucho hasta que otro desconocido llegó para hacerle la misma pregunta incómoda al chico. Y luego llegó otro, y otro, y otro, y otro...

Hasta que, eventualmente, la paciencia del infante acabó por colmarse completamente. Y en un ataque de ira, salió corriendo lo más rápido que pudo de ahí. Yendo a toda velocidad en dirección a su casa, con un único objetivo en mente: Entrar a su casa, encerrarse en su cuarto, y no volver a salir a la calle en lo que quedaba del día. Se entretendría con alguna revista o cómic que tendría por ahí tirado. Y eso mismo hizo. Con sus jóvenes y entrenadas piernas, el chiquillo corrió por todo el pueblo dando lo mejor de sí, alcanzando velocidades que si bien no eran la gran cosa realmente, sí que era algo ciertamente sorprendente viniendo de alguien tan pequeño como él. Y tras un corto rato de puro correr, el niño alcanzó la puerta de su casa y desesperadamente entró, continuando con su recorrido por los pasillos de su casa (aún yendo a su máxima velocidad), ignorando todo lo que pasaba a su alrededor

"Ya... Tranquilo, Gerald... Todo esto no ha sido más que un mal día... Mañana todo será mejor y... Hostia, que cansancio... Bueno... Todo será mejor"

Se dijo a sí mismo el muchacho mientras se dirigía hacia su cama, acostándose en esta misma y descansando un poco después de haber hecho tremenda maratón innecesaria. Con la única idea en mente, de que mañana todo sería mucho mejor, y todo aquello de adolescentes calenturientos preguntándole por su hermana no le volvería a pasar nunca más...