Ola de calor

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Todo comenzó un bello día en el pueblo de Hurricane... El sol salió, su luz empapó todo el lugar, y llegó el momento de que sus pueblerinos despertasen... Para comenzar el día de la manera más agradable posible, una pequeña mariposa fue hacia el cartel en el que estaba inscrito el nombre del pueblo, poniéndose encima de este para disfrutar de los cálidos rayos del sol...

Y entonces la pobre mariposa se desintegró

"Ahora mismo nos encontramos en una de las olas de calor más intensas jamás vividas en el condado de Washington. Las temperaturas el día de hoy han llegado hasta los 107 grados Fahrenheit en su punto máximo..."

Decía el reportero de la tele mientras sudaba la gota gorda durante su narración

"Jo... Der... Me estoy tostando, si sigo así al final voy a cambiar de color de piel"

Dijo Michael alta acostado en el sofá de su casa, tratando de aliviar el calor que sentía usando un abanico, sintiendo como el calor comenzaba a freír su cuerpo cual gamba en una freidora de aceite. Tal era su sufrimiento, que a duras penas podía ponerse en pie sin desmayarse debido a la falta de líquidos en su cuerpo

"Bueno... Podría ser peor... Al menos tenemos helados"

Comentó la pequeña de la casa yendo directamente hacia la cocina para abrir el congelador y agarrar un buen helado de vainilla. Sin embargo, nada más sacar el helado del congelador, la peli rubia pudo ver cómo frente a su vista, el frío helado se evaporaba y se convertía en vapor de manera casi instantánea

"¿¡Qué!? ¡Eso es físicamente imposible!"

Exclamó la niña siendo consciente de que con una temperatura de 107 grados Fahrenheit, aquello era físicamente imposible

"Bueno, nos quedamos sin helados. Pero al menos seguimos conservando el congelador"

Dijo Evan apareciendo repentinamente en la sala para dirigirse hacia la nevera, abrirla, y en contra de todo pensamiento lógico, meterse a dentro para así al menos tener algo de frío

"Aaaaaahhhh... Aquí se está mejor..."

Dijo en un tono de voz aliviado, disfrutando de la temperatura fresquita que le daba aquella nevera fría. Y cuando parecía que todos sus problemas ya se habían resuelto, uno más apareció de inmediato... Un problema que se formó debido a su solución simplona y vaga

"Hazte a un lado, necesito espacio"

Dijo Elizabeth mientras trataba de meterse en el refrigerador junto a su hermano, queriendo sentir esa misma frescura que él estaba sintiendo

"Ay... Demonios... Ahora se siente apretado"

Se quejó él luego de ver como su hermana se metía sin permiso a su querido refugio de frescura

"Enanitos, hacedme espacio"

Y como donde caben 2, caben 3, pues Michael también se metió en el refrigerador junto a ellos

"Puaj, Michael, huele que apesta, ¿Hace cuánto que no te duchas? Pareces un zombi"

Preguntó la menor de la familia tapándose la nariz luego de sentir el terrible olor que emanaba de su sudoroso hermano mayor

"Me he duchado hace literalmente 2 horas, pero sudo tanto por el calor, que a los dos minutos ya huelo mal otra vez"

Explicó el adolescente dándole una justificación a su nauseabundo olor corporal

"Eh... Chicos... Se supone que este era MI refugio, y que solo iba a ser para mí, por favor, saliros de inmediato, no estáis invitados, sois unos invasores"

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