El fin de una pesadilla

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El padre de la iglesia. Un hombre de mediana edad conocido como Arthur Blythe. Se dirigió lo más rápido que pudo al hospital Heracles debido a la notificación de un caso. Varios trabajadores del hospital notificaron al cura de la presencia de un hombre muerto en vida. "El paciente de la habitación 1280" así era como todos lo llamaban. Nadie sabía su verdadero nombre, su pasado, su vida social, su familia, ni siquiera el como llegó al hospital, simplemente apareció un día de la nada. Y por si el nombre no lo dejaba ya de por sí claro, este hombre de llamaba así porque era el paciente de la habitación de hospital 1280. El caso es que este sujeto realmente parecía estar muerto: Su piel estaba quemada, sus órganos estaban a simple vista y le faltaban partes del cuerpo. Pero aún con dicho estado de putrefacción avanzada y quemaduras por todo el cuerpo, el cuerpo del paciente continuaba dando pulso y signos vitales, señal de que aún permanecía en vida pese a su deplorable estado. Los doctores intentaron de todo: Intentaron ahogarlo con almohadas, trataron de matarlo con sobredosis letales de substancias peligrosas. Pero nada funcionaba, siempre que intentaban hacer algo para acabar con él, la sombra de un niño siempre aparecía para protegerlo y evitar su muerte. Y viendo que la medicina convencional no funcionaba, los enfermeros no pudieron ver otra alternativa más que emplear la religión para resolver aquel caso. Pues creían firmemente que aquel espíritu era alguna clase de demonio que mantenía al hombre en vida para hacerlo sufrir en una pesadilla sin fin, tan terrible y atroz como ninguna otra. Arthur se dirigió hacia el hombre, en un intento por resolver el problema de la manera más fácil, trató de hacerle un exorcismo para liberarlo de todo mal que lo poseía. Pero no funcionó, cada vez que intentaba algo, aquella sombra extraña aparecía para "proteger" al hombre de todo peligro, incluyendo aquel padre de la iglesia que trataba de quitarle la diversión a toda costa...

"¡En nombre de Dios, sal de ese cuerpo, espíritu satánico!"

Exclamó el hombre poniendo una de sus cruces de madera en frente de la cara del maldecido paciente. Con la esperanza de así liberarlo de cualquier espíritu maligno. Pero lo que no sabía Arthur, era que esa sombra con forma de niño no era ningún espíritu demoníaco ni nada por el estilo. No, era algo aún peor...

"¡Eso es! ¡Sufre, William! ¡Sufre! ¡Esta agonía solo consigue satisfacerme aún más!"

Exclamaba el peli rubio dentro de la mente del asesino, observando cómo este era asesinado una y otra vez por sus propias creaciones. Una pesadilla transformada en un infierno repugnante y aterrador, un bucle de muerte y dolor interminable. Todo creado por una simple alma, por un solo niño. Un niño cuyo odio y maldad superaban cualquier límite. Un espíritu cuya existencia de basa en el sufrimiento y la agonía. El alma de un niño cuyo nombre alguna vez fue Andrew, contemplaba con una sonrisa burlona y sádica como el hombre que alguna vez le arrebató su vida sufría una y otra vez en su pesadilla/infierno personal. Eventualmente, el hombre, que se encontraba resistiendo como podía los constantes ataques de todas sus creaciones a la vez, terminó cometiendo un error que le costaría la vida. El animatronico con forma de oso dorado y cosméticos morados se abalanzó sobre él acabando rápidamente con su vida. Momentos después, William volvió a aparecer en su sitio, recuperado, como si no le hubiera pasado nada. Listo para que empezara otra ronda más de sufrimiento y tortura. Pero esta vez fue diferente. Ante la mirada atónita del espíritu, el hombre se encontraba resistiendo por más tiempo del convencional. Mala señal. El miedo se apoderó de su cuerpo al ver que el hombre ya llevaba 5 horas resistiendo sin morirse. Si llegaba a las 6 horas, ganaría el juego y podría finalmente descansar en paz. Y para el infortunio del muchacho, eso mismo fue lo que acabó ocurriendo...

"¡Sí! ¡Sí!"

Gritos de felicidad y emoción salieron de la boca del hombre al ver que finalmente era libre. Tras varios años de puro dolor y sufrimiento, finalmente había conseguido escapar de aquella pesadilla. Y ahora, que se le había concedido nuevamente el privilegio de la libertad. El hombre no desaprovechó la oportunidad y decidió que, como forma de celebrar su nueva liberación, haría una de las cosas que más le gusta hacer: Asesinar a personas sin piedad...

"¡En nombre de Dios, sal de ese cuerpo!"

Gritó el padre de la iglesia mientras le arrojaba algo de agua bendita al paciente en la cara. Pese a ya haber pasado una hora entera, el hombre continuaba con sus esfuerzos por liberar al paciente de aquel espíritu maligno. Y sí, al final pasó, el paciente consiguió liberarse al fin y al cabo. El problema era que el remedio resultó ser aún peor que la enfermedad...

Repentinamente, el paciente, que hasta ese momento continuaba en coma sin moverse, se levantó de su cama mostrando por primera vez ápices de consciencia. Dicha reacción imprevista por parte del paciente causó que el hombre religioso pegara un brinco del susto. Una vez que ya había conseguido despertar de su coma, William dirigió su mirada hacia el atónito Arthur, que miraba asombrado y al mismo tiempo asustado como aquel paciente se iba poco a poco levantando de su cama para dirigirse con él. Tal era el miedo que sentía ante ese sujeto, que el padre religioso quedó completamente paralizado por el estado de shock. Podría haber corrido, podría haber gritado para alertar a alguien. O para empezar, podría haber hecho ALGO para salvarse. Pero no, simplemente se quedó inmóvil, facilitándole el trabajo a Afton pues le favorecía bastante el hecho de que su víctima no huyera corriendo, ya que su cuerpo... Bueno, digamos que no estaba en condiciones para correr largas distancias. De igual forma, eso no importó, pues William no dio tiempo a Arthur de salir de su estado de trance. Y antes de que pudiera tan siquiera gritar, lo agarró de los hombros y comenzó a mirarlo fijamente a los ojos. Lentamente, los puntos blancos que se encontraban al fondo de las cuencas negras, cuencas en las cuales deberían encontrarse sus ojos, comenzaron a brillar con gran intensidad. Una sensación extraña se hizo presente en el pobre hombre religioso, como si aquel hombre le estuviera haciendo algo con la mirada. Y tanto que si le estaba haciendo algo, pues William era consciente de que con ese cuerpo no podría hacerle daño ni a una mosca. Así que, como manera de poder mejorar su estado físico actual, decidió emplear sus habilidades como ente de remanente y agonía para transferir su alma al de aquel cuerpo. Y por un momento parecía que lo iba a lograr. Hasta que, inesperadamente, algo lo agarró de la espalda y lo alejó violentamente del cura, evitando que pudiera concretar su cambio de cuerpo y alma. Al William girarse para comprobar quién había sido el responsable de aquel agarre inesperado, se dio a la sorpresa de que era su tan buen amigo... Golden Freddy. Ambos se quedaron mirando un buen rato, todo a su alrededor era silencio, hasta que...

...

"¡Aaaaaaah!"

Un fuerte grito de miedo y angustia salió del señor Arthur mientras salía de la habitación 1280, en estado de shock por todo lo que acababa de ver. Como era evidente, varios doctores y trabajadores del lugar se acercaron a él con curiosidad. Querían saber qué había pasado en aquella habitación durante su exorcismo

"Él... Él era un monstruo... Luego... Un oso amarillo... Y el oso amarillo tenía una cabeza grande... Y se lo comió..."

Respondió Arthur aún sin poder procesar bien lo que sus ojos habían visto. Acto seguido de haber dicho esas palabras supuestamente incongruentes y sin lógica, el padre cayó al suelo, desmayado. A lo cual, los doctores, confundidos por la extraña respuesta del hombre, decidieron entrar en la habitación para comprobar qué había pasado de verdad.

Grata fue su sorpresa, cuando no encontraron el cuerpo del hombre en la habitación 1280 por ninguna parte...

El multiverso de FNAFWhere stories live. Discover now