CÓRTATE LAS UÑAS

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Y ahí estaban esos dos, hermano y hermana, castaño y peli rubia, la hija más pequeña, con el hijo más grande, pasando tiempo juntos como los hermanos que eran. Ciertamente, aquello era de lo más peculiar, no eran pocas las veces en las que ambos pasaban tiempo juntos, pero esta era una de esas pocas en donde todo era calma y tranquilidad. Sin tener nada ni nadie que estuviese cerca suyo molestando o incomodando, esta vez no, eran ellos dos, solos, viendo la tele. La pequeña se encontraba apoyando su cabeza en las piernas de su hermano mientras este acariciaba su rubio pelo delicadamente, como si se tratara de un gato. Fue una situación muy tierna hasta que, como no, algo tuvo que venir a estropearlo...

"Michael... Michael... ¿Dónde estás? Michael... O, estás aquí"

Dijo el adulto entrando al salón en búsqueda de su hijo, tras haberlo estado buscando por un buen rato en toda la casa

"¿Qué pasa, papá?"

Preguntó el adolescente sin entender a qué se debía el llamado de su padre, pues, estaba tan acostumbrado a que lo considerara un inútil, que le sorprendía que su padre lo estuviese llamando para algo

"Michael, una preguntita... ¿Tú te ves las manos habitualmente?"

Dijo el hombre señalando las dos manos de su hijo. Dicha pregunta, por obvias razones, confundió al muchacho por lo fuera de lugar que estaba

"Em... Sí, creo que sí... ¿A qué se debe esto ahora?"

Respondió el chico levantando una ceja de manera dudosa, fue ahí cuando el hombre decidió acercarse al joven para agarrarle de las manos y mostrarle algo

"Bueno... Si te ves las manos habitualmente, te has tenido que dar cuenta de... ¡Esto!"

Exclamó el señor resaltando las extremadamente largas uñas que tenía su hijo, cosa que a él no le preocupaba en lo absoluto

"¿Se puede saber desde cuanto hace que no te has cortado las uñas?"

Preguntó el hombre imaginándose ya de antemano la posible respuesta que su hijo le iba a dar. Y, para sorpresa de nadie, tal fue el tiempo que pasó desde la última vez que se cortó las uñas, que el muchacho necesitó de un par de segundos de pensamiento para poder formular una respuesta

"Oh, pues más o menos... Desde el año pasado"

Terminó respondiendo con una sonrisa tonta en su rostro, cosa que preocupó aún más a su padre

"¿Cómoooooo? ¿¡Un año sin cortarte las uñas!? ¡Se acabó! ¡Si no lo haces tú, lo haré yo!"

Dijo el padre al borde de un paro cardíaco, mientras sacaba el corta uñas con el cual le cortaría, válgame la redundancia, las uñas a su hijo, en contra de su voluntad, obviamente

"¡No! ¡Papá, no me las cortes! ¡No!"

Uno de los mayores traumas que tenía Michael, era que algún día mientras se cortaba las uñas, estas se le acabarían arrancando y se quedaría sin una de sus uñas. El simple hecho de pensar que en el sitio en donde debería estar su uña, hubiera una porción de carne rojiza con sangre le hacía estremecerse. Cosa por la cual, y sin perder ni un segundo de su tiempo, empujaría a su padre y saldría corriendo de ahí

"¡Córtate las uñas!"

Exclamó el hombre desde la distancia mientras perseguía a su hijo por toda la casa

"¡No!"

Respondió él de manera tajante para después acabar llegando a su habitación, terminando por encerrarse a sí mismo accidentalmente

"Mierda... ¿Ahora qué hago?"

Se preguntó el chico a sí mismo, mirando todo a su al rededor en búsqueda de una salida hasta que finalmente, encontró una peligrosa pero efectiva; la ventana

El multiverso de FNAFWhere stories live. Discover now