Es nuestro futuro

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Emma

En cuanto llegamos a casa Vane tomó a Cande en brazos y la llevó al baño para ducharla, estuvieron allí dentro unos minutos mientras yo miraba mi móvil que ya había explotado de me gustas y comentarios luego de que dejara mi cuenta pública. Comencé a subir historias para poder destacarlas y a borrar las que Vanesa me había dicho que sacara, aunque la verdad ya era muy tarde, Twitter estaba lleno de fotos de Vanesa que no estaban en ningún otro lugar que en mi Instagram.
Cuando ambas salieron del baño Cande ya estaba con el cabello seco, Vane la sentó a mi lado y se fué a la cocina.

-¿Café?- preguntó mirándome desde la cocina con mi taza de unicornio en la mano.

-por favor-respondí mientras rodeaba a Cande con mis brazos.

Si bien la enana moría de sueño con sus ojos seguía los movimientos de Vanesa, quien se movía por la cocina como si supiera perfectamente que es lo que estaba haciendo, aunque yo sabía perfectamente que se le había perdido el café instantáneo.

-abajo en el suelo, ayer se te cayó y no lo recogiste, yo lo dejé ahí para ver si te dignabas a recogerlo, pero nada- reí mientras veía como ella se agachaba para encontrar el café.

Vane simplemente me miró sonriendo tiernamente y me ignoró para seguir con lo suyo, buscó en todos los muebles la leche en polvo de Candela, hasta que la encontró frente a ella. Yo solo me daba la licencia de poder reírme sin decirle absolutamente nada.
A los segundos apareció frente a nosotras con dos tazas de unicornios y una de color negro, ya sabemos cuál era la de ella.

-¿Te doy un consejo?- pregunté mientras soplaba mi café.- no me mientas, que yo tarde o temprano me voy a enterar de lo que pasa y es mejor que me entere por ti a que lo haga por terceros-.

Vane se quedó en silencio mirando a un punto fijo.

-yo también quiero un conejo, mamá- habló emocionada Candela.

-¿Un conejo, Cande?- pregunté sin entenderlo.

-¿Por qué a mami si le quieres dar un conejo y a mi no? Mamá yo pedí conejo antes- insistió.

-bueno, yo no pedí el conejo y no me gusta que me den lo que no pido. Todo tuyo, cariño- respondió Vanesa levantándose de donde estaba sentada para irse al jardín de casa.

Bien, la he cagado. Sabía perfectamente que debía hablar sobre esto mañana o en la noche, no ahora. Pero que ella no me dijera nada me tenía de los nervios y más aún sabiendo que ya el daño está siendo material. ¿Podría llegar a ser físico?

No quería saberlo.

-¿De verdad quieres un conejo?- pregunté mirando a Cande, intentando ignorar a la que salió de la sala tirando humo por todas partes.

-si, mamá. Podemos hacerle una casita en el jardín y le ponemos zanahorias, muchas zanahorias. Mami me ha dicho que puedo plantar flores en un lugar del jardín-.

Lo pensé unos segundos, Candela ya estaba en la edad de tener una mascota para aprender sus responsabilidades. Si bien Vanesa tenía perros y nosotras teníamos a Gemma eran responsabilidad de Vanesa y mia, el conejo sería responsabilidad total de Candela.

-si quieres un conejo tu vas a hacerte cargo de él. Tu debes cuidarlo, darle de comer y todo-.

-mami puede ayudar a Cande- dijo asintiendo.

Cuando terminamos el contenido de nuestras tazas y Cande ya se había acomodado en el sofá con los ojos cerrados para poder dormir un poco, dejé una mantita sobre ella y fui donde estaba Vanesa. Estaba estirada en el césped con una mano sobre su abdomen y en la otra tenía su móvil, llevaba los cascos puestos por lo que no sabía que estaba pasando a su alrededor.
Sonreí y volví a entrar a casa para sacar la guitarra que había en la sala, esa que dejaba tirada en cualquier parte, volví dónde ella y me senté a horcajadas sobre ella.

ESTA VEZ SÍ Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon