Eres Tú

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Vanesa

-pensé que la ruta de Madrid a Málaga duraba cuatro horas - dijo Emma mientras se adentraba por los rincones de Málaga en su Ferrari rojo que aún me parecía una mala compra.

-claro, hija, si te hubieses venido a una velocidad normal, que le has dado todo lo que podías al de acelerar -reí mientras con el dedo le señalaba que debía ir a la izquierda.

Luego de dos minutos llegamos al destino que tanta paz me traía y que las dos chicas que iban conmigo no conocían.

-por favor, dime que nos hemos equivocado que me niego a quedarme aquí - dijo Emma mirando la casa.

-es esta - reí mientras desabrochaba el cinturón de seguridad.

-vane, parece una casa de esas de las películas-

-¿Quieres un tour? - sonreí mientras me bajaba y cerraba la puerta para ir a abrir la de cande, quien ya estaba despertando.

Con solo abrir la puerta bajó Gemma y corrió sobre el pasto para luego hacer quien sabe qué. Tomé en brazos a candela y esperé a que Emma decidiera dejar de caminar en cámara lenta.

-esto es mucho para mi, eh - dijo en cuanto llegó a mi lado.

Apoyé mi cabeza en su hombro, mientras cande estaba con sus brazos enredados en mi cuello y la cabeza escondida en mi cabello.
Unos ladridos sonaron en la parte trasera de la casa y ella, obviamente supo de quienes eran y abrió sus ojos para luchar contra el sueño.

Busqué la llave en mis bolsillos, y se la dejé a Emma en la palma de la mano.

-abre tú -. Dije dándole un pequeño empujón.

-es tu casa, vane - intentó entregarme las llaves, pero no las acepté.

-ahora será nuestra, recuerdame darte una copia de las llaves -.

Sonrío y fijó su vista en la puerta, tocó la llave suavemente y luego se acercó más para poder abrir, luego de girarla la puerta estaba abierta para comenzar lo que sería la mejor semana o mi intento de pedirle que vinieramos a vivir a Málaga.

-pasa tú- dijo dando tres pasos hacia atrás.

Le hice caso y entré a casa.
Emma entró tras de mi y enredo sus dedos en mi camiseta, en un intento de tener contacto.

Emma

El olor que recordaba llegó a mi y junto a esto los recuerdos, ese tan característico del mar y de la sal, y el viento despeinaba mi cabello tal y como lo hacía cuando era pequeña.

No voy a mentir que mientras recorriamos las calles de Málaga para llegar a casa de Vanesa, logré identificar unos lugares que concurría de pequeña.
Los recuerdos eran borrosos por los años y nuevos momentos que llevaban encima.
Pero al ver los ojos de vane brillar, no como siempre, un brillo que jamás había visto en sus ojos, y ver como bajaba la ventana del coche para que el viento entrara por esta y despeinara su cabello, logré entender que ella si conocía todos los rincones, hasta los más escondidos y de alguna manera me sentí en paz, sentí que aunque no fuera mi lugar en el mundo, aunque no recordara absolutamente nada de los años que viví aquí, si estaba con ella podía sentirme segura, podía dejarme llevar, sólo si ella estaba.

Y en cuanto entré a su casa el color blanco de las paredes junto al dorado de unos cuadros robaron mi atención, no por los colores, sino que por como el sol entraba y se reflejaba en ellos.

-bueno... Eh... Tampoco es tanto pero te voy a hacer un mini recorrido - dijo vane quitándose la chaqueta y dejándola tirada sobre el sofá logrando que el orden de su casa se viera opacado.

ESTA VEZ SÍ Where stories live. Discover now