yo abrazo a mami

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Emma

–es que nunca haces las cosas bien, te pedí una cosa– gritaba Vanesa por la casa.

–no estaba– respondí.

–pero era importante, Emma. Estás arruinando todo.–  al fin después de minutos se sentó en el sofá.

–¿Vas a seguir gritándome como una loca? ¿O te vas a resignar a que ya no está? Vane, no quedan, no puedo hacer que aparezcan–.

–pero si te lo dije hace tres meses atrás, Emma, no me jodas. No vengas ahora a decirme que no estaba, si tenías tres meses para buscarlo.–.

–¿Tres meses? Vanesa, me dijiste hace menos de una semana–.

–pero te lo dije– gritó mientras volvía a levantarse del sofá.

–estamos a 20, navidad es el 26– dijo.

–24, Vanesa, 24– corregí.

–eso dije– respondió de mala gana.

No quise debatir a lo que ella había dicho, ya mucho tiempo llevábamos discutiendo por una muñeca que quería candela y que según ella me había enviado a mi a comprarla, cuando en ningún momento me lo dijo.

Cuando me enteré de que según ella me había dicho que fuese a buscar una muñeca sirena que salía en los comerciales de tv, fui a todos los centros comerciales  y estaba agotada por todas partes. La muñeca que me había mandado a buscar era la de color morado, las únicas que habían disponibles eran las azules, pero candela quería la morada.

–¿Le preguntaste bien a candela cuál quiere?– pregunté.

–si, quiere la morada–

–¿Segura?– volví a preguntar.

Caminé hacia el árbol que habían hecho hace días atrás y saqué la carta que candela había escrito enumerando los regalos. Leí atentamente y llegué al punto.

–"sirena azul" – dije casi gritando– ¿El azul es el nuevo morado?–.

–¿Entonces por qué no compraste la sirena? Si estaba disponible –.

–deja de gritarme– dije sin levantar la voz– compré la azul, obviamente si no estaba la morada iba a comprar la que había, si se supone que lo que ella quiere es la sirena, ya en color es una opción–.

–¿La compraste?– preguntó.

–te estoy diciendo que si– dije caminando a la cocina para hacerme un café.

Últimamente soportar a Vanesa era un reto. Estar encerrada en casa la tenía hiperactiva y a la vez la tenía peleando con todo lo que se le cruzara. Si bien dormía la mayor parte del día, algo raro en ella, cuando despertaba se dedicaba a gritarle a todo lo que pasaba por su lado.

–me voy a la cama. Ahí puedes ver si vienes o no– dije una vez mi café estaba listo.

Subí las escaleras y fui a ver a candela quien estaba dormida en su habitación.

–¿Por qué está gritando mami ahora?– preguntó en cuanto encendí la luz.

Todas las noches debíamos darle un medicamento, ella siempre se quedaba dormida antes, por lo que nos tocaba despertarla. Hoy había despertado sola.

–nada, ya sabes cómo está últimamente– dije entre risas.

Le di el medicamento y me quedé acostada junto a ella hasta que se durmió nuevamente. A los segundos estaba Vanesa en la puerta de la habitación con cara de arrepentimiento.

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