La Que Fui

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Narra Vanesa

Eran las 12 de la tarde y yo seguía en mi cama, mi móvil sonaba y sonaba, mientras yo lo ignoraba olímpicamente . Sabía perfectamente que hoy por la tarde debía ir a ensayos de mi nueva gira y también sabía que si no me levantaba y contestaba mi móvil, Ana estaría en media hora golpeando mi puerta. Me levante y contesté, me llevé el regaño de mi vida, pero quedamos en que a las 4 de la tarde me vendría a buscar a mi casa.

Caminé hacia el baño y me mire al espejo :ojos verdes con ojeras y maquillaje corrido, cabello alborotado y mi pijama era una camiseta que tenía mil agujeros. No me conocía, me veía al espejo y no sabía quién estaba frente a mí, lloré unos minutos y me meti a la ducha, dentro de esta lloré todo lo que debía, todo lo que en algún momento aguanté, para así poder salir de la ducha siendo una mujer nueva.

Cuando salí me vestí a conciencia, últimamente estaba saliendo de casa con chandal, no me importaba que la gente me podía parar a pedirme fotos o algo, yo estaba en mi mundo, en un mundo que quedó desde que terminé con Inma.
Nuestra relación fué larga, vivimos muchos momentos juntas, era la dueña de cada una de mis sonrisas y de mis noches en vela, pero todo cambió cuando ambas nos dimos cuenta que ya todo era distinto, no sentíamos las mismas ansias que alguna vez sentimos al vernos y tocarnos, nuestras vidas eran distintas, yo iba de ciudad en ciudad, de hotel en hotel y ella pasaba temporadas largas en alguna ciudad grabando películas o series. Ambas decidimos dejarlo, una relación de más de 4 años, donde vivimos las mejores experiencias. Desde el momento en el que saqué las cosas mías de su casa no sé nada de ella, solo sabía que yo quedé destruida, sabía que en algún momento podría ocurrir, pero nunca pensé que fuera tan pronto.

Una vez estaba vestida con jeans negros, camiseta blanca con un hombro descubierto, chaqueta de cuero y mis converse negras, decidí cocinar, quería retomar mi rutina, volver a ser yo y sabía perfectamente que esta nueva gira me permitiría reencontrarme con la mujer que en algún momento fui: con la Vanesa aventurera, divertida y arriesgada. Esa era yo y esa volvería a ser.

Una vez comi, me volví a adentrar en el baño, tomé mi delineador y comencé a trazar una línea delgada en mis parpados y luego abajo, lo mismo hice con el otro ojo  y solo al verme así, sabía que había vuelto, seguí con mi rutina hasta que estaba perfectamente maquillada. Me miré por última vez al espejo acomodando mi flequillo y ahora si estaba lista para salir. Al fin me reconocía luego de tanto tiempo.

Ana me recogió a la hora que acordamos y nuestro camino al ensayo fué silencioso, hasta que por fin llegamos. Organice todas mis cosas y comencé a afinar mi guitarra, me senté en mi silla y comenzamos con las primeras canciones de mi nueva gira "siete veces si". Cuando pasaron los minutos y ya había dejado mi guitarra a un lado, tomé el micrófono y comencé a dar vueltas por el tablón. Entre tantos cables y un paso en falso, una parte del escenario se desmontó, justo la parte donde yo estaba, todo pasó tan rápido que en un momento me vi cantando arriba del escenario y en otro estaba en el lleva suelo con Ana y mis músicos con caras de preocupación. Mientras iba cayendo solo apoyé mis brazos, para así no golpearme en la cabeza y fué allí cuando sentí un calor recorrer mi hombro , seguido de un dolor muy agudo.

Narra Emma

*si, mamá, está todo allí en la mesita de noche... los medicamentos... ¿Nos juntamos todos hoy para cenar?... Vale, me pasan a buscar al hospital... *

Me paseaba por los pasillos del hospital con un chocolate caliente en las manos y el alta de mi paciente que lleva tres días internado por apendicitis, mientras terminaba una conversación con mi madre que tiene la mala costumbre de tenerme minutos al móvil .
Cuando al fin le entregué su alta médica me despedí de mi paciente y salí de la habitación. Me fui directa a mi oficina y allí me senté unos minutos, llevaba de turno 20 horas, por lo que me fui al baño de mi oficina, me quite la coleta y desordené mi cabello. Me miré directamente al espejo y hoy si que me gustaba lo que veía, mis ojos no tenían ojeras, aunque llevaba horas de turno, el color miel brillaba en ellos, mi piel pálida como de costumbre. Si, me gusta. Cuando me volví a sentar en mi silla y a tomarme mi chocolate, Matías entró rápidamente a mi oficina.

ESTA VEZ SÍ Where stories live. Discover now