Única Entre Tantas

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Emma

Un papel doblado en mil cuadraditos hasta ser pequeño apareció en espacio que había dentro de la rosa. Sostuve el cuadrado con mis dedos y miré el pequeño dibujo de un corazón rojo. Abrí el papel con cuidado, mientras secaba mis lágrimas con mi camiseta.

Su letra llenaba la hoja por ambos lados. Sonreí mientras temblaba, porque sabía perfectamente que no estaba lista para leer lo que fuese que estuviese allí escrito.
"cuando encuentres lo de allí dentro debes llamarme, no importa la hora" recordé, pude escuchar el sonido de su voz a un palmo de mi, tan ronca como cuando estaba a punto de quedarse dormida y miraba la rosa que estaba sobre mi mesita de noche, yo siempre sonreía y le dejaba un beso en el hombro, porque aún sin saber que era lo que escondía, ya amaba el detalle.

"
   Las rosas tienen un montón de significados, pero te contaré el que un día leí y me marcó del todo. Así que ve por una manzana y lee esto.

Hace algunos años, bueno, muchos años atrás, leí un libro en el cual existía una rosa roja. Creció en un planeta donde sólo nacían pequeñas flores que duraban sólo horas y baobabs.  Un día llegó un pequeño niño rubio, el principito, quien se enamoró perdidamente de esa rosa, la cuidó y protegió, compartió horas a su lado, hasta que se convirtió en su rosa.

Para él su flor era única en el planeta. La amaba y protegía.

Hasta que decidió emigrar, ir hacia otro lugar y dejar allí su rosa. En el camino conoció a muchas rosas idénticas a su rosa. Él en algún momento se decepcionó, porque pensaba que la rosa que el tenía era completamente única en el mundo y al ver tantas iguales pensó que sólo era una simple rosa, igual a las que estaban frente a él. Pero hacía falta que un zorro llegara a explicarle que aunque en el camino se encontrara con mil rosas idénticas a la suya, nunguna sería como ella.
¿Sabes por qué? Porque fué el tiempo que él le dedico a su rosa el que la hizo única, el amor y la protección que le brindó.

Y esto te lo cuento, porque desde el momento que te vi por primera vez - no en aquel hospital - quedé perdidamente enamorada de ti, tanto que a pesar de tener mil flores en mi jardín, solo podía pensar en ti. Y ahora que eres mi rosa, pude darme cuenta de cuanta razón tenía aquel libro. Cuando uno encuentra su rosa no hay vuelta atrás. Te quise y protegí tanto que te volviste única entre tantas, te admiro y te amo tanto, que siempre serás aquella que destaca entre tantas.

*ahora puedes abrir la cajita pequeña que está justo en el centro de la rosa *.

Quería que tu misma te dieras cuenta de que tu rosa, esa que ahora mismo tienes en las manos, es única. Para todos puede ser una simple rosa, pero para ti será lo más esperado y anehalado.

Porque contigo pude descubrir  mi mejor version, una Vanesa que yo no conocía y que hoy amo tanto. Contigo aprendí los distintos tipos de amor, aprendí a amar a más de dos personas en una relación y sobre todo, aprendí a amarte cada día más.

Me casaría contigo una y mil veces.
Sólo espero que tu también...

                           Eternamente tuya.

   Vm                          "

Vanesa

-malas noticias, podremos volver a Madrid en septiembre. Vane, no tenemos tiempo ni para estar tres días en Madrid - hablaba Ana mientras jugaba desesperadamente con el broche de su chaqueta.

-¿eso es bueno o malo? - pregunté.

-bueno por la parte comercial, malo por la parte emocional. ¿Te ha desbloqueado? - preguntó sentándose a mi lado.

-¿crees que estaría ahora mismo hablando contigo si me hubiese desbloqueado? - pregunté levantando una ceja.

-bueno... Tienes razón, estarías follando virtualmente, mira que te falta -.

-creo que me falta dormir en sus brazos y más nada - aseguré.

-lo que digas. Busqué en mi móvil y también me tiene bloqueada. Peeeerooo.... -. Gritó con emoción.

-¿pero qué? - pregunté riendo.

-podemos crear una cuenta falsa y hablarle -.

-Ana, no soy una adolescente. Si no me quiere hablar es por algo, mejor voy a darle un tiempo para ella -.

-¿te rindes? ¿Así de fácil? - preguntó lanzandome una gominola directamente a la cara.

-no es "rendirse", idiota. Es darle un tiempo a ella,porque tiene una hija a la cual debe ver antes que a mi. Quizás es eso -.

-eres aburrida -.

-soy obvia, es distinto. No puedo estarla jodiendo todo el día por cuentas falsas si ella misma decidió bloquearme -.

Se fué directa a mi bolso y comenzó a revisarlo, porque eso solía hacer cada vez que se aburría.

-¿el principito? - preguntó sacando un libro.

-lo leemos con cande. No lo toques-.

-¿ahora eres lectora de libros para niños? - preguntó entre risas.

-jodete - intenté que no escuchara.

Me levante de la silla en la que llevaba media hora sentada, envolví en una servilleta dos galletas que habían en el centro de la mesa y me fui, quien sabe a donde, pero desaparecí del lugar. Subí a la habitación busqué mi guitarra y bajé, sin buscarle funda, ni nada.
   
Entre árboles y un viento de verano  busqué el refugio en los acordes que tocaba y las letras que escribía en la servilleta, en la cual había llevado la galletas.
Mordía la galleta mientras miraba a la gente pasar; niños tomados de la mano de sus padres, dos chicas mirándose con tanta complicidad que se notaba a leguas que morían por besarse y señores mayores caminando tomados del brazo.
La vida pasaba y yo seguía allí detenida en el tiempo, sentada en en césped y viendo la vida pasar.

Emma

Y allí seguía yo, sentada en mi cama, secando mis lágrimas con mi camiseta, pero esta vez con un anillo en mi mano. Lo sostenía con dos dedos, sin creerme nada de lo que pasaba, intentaba detallarlo, pero mis ojos cada vez se llenaban más de lágrimas y mi vista se tornaba borrosa.

-¿Emma, estás ocupada? - mi madre golpeó la puerta. Escuchaba todo a lo lejos, todo pasaba y yo seguía allí, con el anillo en mis dedos. - ¿Emma? -.

-ehh... Si, digo, no - logré hablar.

Abrí la puerta y le di la espalda rápidamente mientras movía las almohadas, en un intento de hacerle creer que estaba organizando la habitación.

-allí abajo hay alguien que te busca. ¿Cuántas veces hemos hablado de tu obsesión con las compras en línea? - hablaba mi madre intentando estar enojada.

-pero... Yo no he pedido nada - hablé bajito.

Bajamos juntas las escaleras, pero cuando llegamos a la puerta principal ella decidió dejarme.
Un chico de baja estatura me esperaba con un bolígrafo entre sus dedos. Me explicó rápidamente que tenía algo que era para mí y firmé, para que luego me entregara un gran ramo de rosas, eran tantas que no podía contarlas. Sabía perfectamente de quien eran, pero me lo confirmó la pequeña tarjeta que había entre el color rojo.

"espero que me extrañes tanto como yo lo hago, sirena.".

No podía dejarla ir, la necesitaba conmigo.
Pero a la vez no quería interferir en su gira y en su estado de ánimo, pero sobre todo no quería hablarle sobre lo ocurrido. No quería ver como sus ojos dejaban de brillar al enterarse de la verdad y el miedo de que no quisiera continuar conmigo comenzó a inundarme.
Como también las preguntas de mi madre.

-¿ya no están juntas, verdad? - preguntó dejando su mano en mi hombro. En un intento de consolarme.

ESTA VEZ SÍ Where stories live. Discover now