50. El Experimento de Übermensch. (Final 1/2)

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—Oye, qué interesante que el semen se impregnara en tu alma y se transportara a través del tiempo de forma física, adhiriéndose a tu cuerpo como si hubiese caído ahí desde el principio.

Loretta seguía meditando en ello sin detener el paso por los pasillos. Fue gentil al pasar por una de las bodegas para entregar a su sonrojado primo un suéter y un patalón en los que pudiese entrar, mas no lo suficiente para esperar a que se vistiera. Sonrió emocionada y continuó su camino, JK corrió tras ella acomodándose el pantalón a saltos.

—¿Qué tan grande es la Base? —el menor no sólo quería cambiar de tema, comenzó a preocuparse deteniendo el paso ante el subterráneo.

Un pasillo oscuro y empinado separaba la Base Lunar original, estética y bien iluminada, de las áreas nuevas y en construcción. Sólo siete personas habitaban las extensas instalaciones. Siete personas, JK y... un fantasma que estaba aliado con el Schwarze Mann.

La última vez que vio a su tío este recién había muerto y su alma estaba enfurecida con él. Sólo recordar sus ojos negros le helaba la sangre.

—Estos cinco años no han pasado en vano, los robots de Ginnie son muy eficientes —la dama sonreía orgullosa, iluminando el camino con la proyección blanca de su dispositivo de comunicación. Estaba tan ansiosa que parecía querer correr cuesta abajo por el túnel—. Es más; ¡ordenaré un capuchino para ti!

—Oye ¿No vamos a esperar a Rebecca?

—¿La hermanita que te abandonó en el psiquiátrico? —soltó resentida. JK tragó en seco; la tensión entre las chicas no parecía ir bien— Que venga a buscarnos hasta aquí o me llame si quiere. Vendrá lista para discutir, sólo porque yo la solicito, y si es que hace caso. Veré que se trague sus quejas cuando sepa que estás aquí...

—Ah...

Ni qué decir, la diplomacia se le daba fatal al astrónomo; no podía hablar a favor ni en contra de ninguna de ellas y el paseo robó sus pensamientos hacia otros asuntos.

Lo que para Loretta era un paseo por el parque de diversiones, tirando a su primito del brazo y enseñando las instalaciones con una sonrisilla, para él era adentrarse en un tétrico laboratorio de la Alemania Nazi. La estructura era perfecta en cuanto a la estabilidad de la gravedad artificial y la presión ambiente, eran los desperfectos de la apresurada ampliación, tales como la utilización de piezas recicladas de estructuras terrestres, escombros, la escasa iluminación y nulo recubrimiento en pisos y paredes, los que apoyaban su paranoia a cada ruido extraño haciendo eco en las profundidades.

La prioridad de los robots de Ginnie era recuperar recursos de la Tierra y ampliar la Base Lunar de forma segura, la estética estaba fuera de su lista.

«Al fin ¡Al fin!», JK sintió alivio al ver el final del pasillo, una puerta que ¿Reconocía? Llevaba la insignia del Acelerador de Hadrones, buena pista de qué clase de estructuras estaban desmantelando los robots en la Tierra para ampliar la Base en la Luna.

—Si ya tienen satélites para abrir portales a la Tierra ¿Por qué siguen en la Luna? —preguntó JK— ¿No es mejor quedarse en la Tierra aunque esté muerta? La gravedad es...

—El asteroide destrozó las placas tectónicas. Incluso del otro lado del mundo los terremotos no paran y la actividad volcánica está hirviendo el planeta —Loretta respondió con sencillez—. Sólo enviamos a los robots en busca de la mayor cantidad de material posible, lo tiran en la superficie lunar para usarlo después. Después te mostraré el mar artificial que hemos creado ¡Es alucinante!

—Ah...

Un fuerte golpe metálico dentro de la sala a la que entraban causó otro respingo a JK. Se avergonzó ¿desde cuándo era cobarde? «Demasiadas emociones fuertes para mí en muy poco tiempo», suspiró desganado por la risilla de su prima.

ÜbermenschWhere stories live. Discover now