33. Confusión.

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«No...»

«¿Yo he...»

Pánico y lágrimas se precipitaron. Vy gritó desgarrado al entender lo que acababa de causar... Oscuridad absoluta y nula gravedad eran una emergencia en el espacio.

El descuidado "capitán Adia" forzó las capacidades de su fuente de energía, y debía afrontar las consecuencias.

Ambos reactores sufrieron un apagón automático por la sobrecarga, dejando sin energía a la nave por treinta segundos, mientras el suministro de emergencia se iniciaba automáticamente. Treinta segundos, de terror absoluto para la tripulación que sintió el golpe aturdir sus cerebros, revolver sus entrañas y mandarlos a volar en la oscuridad al apagarse los sistemas de ambientación... La luz del núcleo fue la primera en regresar, con esta la funcionalidad de sus dispositivos de comunicación. Vy temía encender el suyo.

Consternado, se sostuvo la cabeza con ambas manos ¿Cómo estarían los demás? ¿Qué iba a decirles? Por el susto soltó la señal de JK un instante. Volviendo a odiar su propia torpeza, la recuperó cuanto antes. No tuvo problemas con ello, el dron seguía transmitiendo, aunque había caído al suelo ¿Seguía averiado?

O no...

— ¿Jungkook? —titubeó extendiendo la mano hacia él.

El humano estaba tendido boca abajo sobre la cama... completamente inmóvil. Quiso voltearlo, desesperando al no conseguir siquiera tocarlo; incluso la proyección le fue intangible, tan ajena... como si su chico no estuviera ahí.

— No ¡No! —Exclamó aterrado.

El alma a la que tanto amaba; ya no se percibía. Aquella no era más que la imagen de un cuerpo vacío... uno perdido milenios atrás.

El monitor de signos vitales de JK encendió su ruidosa alarma al no percibir pulso ni actividad cardíaca. El Adia sentía desfallecer... cuando cayó en cuenta de que su desgracia era incluso peor.

«Ay, no, ¿Y mi papá? ¡Mi papá!», recordó la advertencia de Agust como un segundo golpe en su pecho. Él y sus tripulantes Evis podían soportar el apagón sin problemas, pero las plantas y animales no... eso incluía al humano que dependía de la estable "Nave Verde" para sobrevivir en el espacio.

— No, no ¡Papá! —llamó inmediatamente por el comunicador en su muñeca hacia toda la tripulación. Al ser un Adia podía desplazarse a voluntad en el ambiente sin gravedad, deslizándose entre los objetos que flotaban en la habitación para salir por el balcón— ¿Alguien está con él? No puede ser ¡Papá contesta!

— Estaba con las vacas —Gigi, tratando de aferrarse al marco de la puerta de la cocina, informó sin preguntas innecesarias; su amigo debía estar inconsciente, no era momento para sermonear a Vy— ¡Ve a buscarlo!

— La presión en el reactor está descendiendo —agregó Agust, sujeto de Gigi en la cocina, revisando su acceso al controlador de la nave—, se descarta el riesgo de explosión. Treinta segundos para reactivar la gravedad ¿Están en condición de recibir el golpe a tierra?

Uno a uno, los tripulantes confirmaron. Parte de vivir en el espacio era saber reaccionar ante semejantes emergencias; sostenerse de la superficie fija más cercana para trepar al suelo de la nave, en aquel caso la coraza interna y base de la casa, era prioridad, evitando así sufrir mayores daños en la caída. Por la misma razón todos los objetos pesados debían ser estrictamente anclados al suelo.

Solo un tripulante no se reportó, arrancando más y más lágrimas a su hijo, las que gota a gota fueron regadas, flotantes en su camino.

El Adia, único con libertad de movimiento en tal situación, flotó veloz al exterior de la casa, divisando el establo a la distancia. A su vez, la escena ante el dron en el pasado remoto. Temblaba y sudaba frío, su mente bloqueada por el miedo en pasado y presente, mucho menos quería imaginar el futuro.

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