20. Relación a Distancia.

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Las miradas de Rebecca y Taehyung parecían hablar por lo bajo, entre sus naturales sonrisas amorosas y palabras casuales, manejando algo, con la complicidad que sólo una pareja con años de relación sabría comunicarse en absoluta discreción. O así lo percibía el hermano menor, en su delirio persecutorio.

El JK al que muchos llamaban Übermensch por su aplastante arrogancia y falta de sentimientos, se había esfumado. Se levantó, congelándose cada diez segundos con la mirada patidifusa, fija en cualquier parte en espera de alguna señal de Vy. No podía hablarle en voz alta para salir de dudas con su hermana presente, no obstante, aunque lo que temía era quedar como un loco ante su familia, intuía que aquello se le escapó de las manos desde la noche anterior.

«Estás ahí... ¿Cierto? No... No es simple sugestión. Pero son casi las una de la tarde, hora segunda en tu nave; deberías estar despierto ¿Por qué me ignoras?», aguardó un segundo más. Tomó la pequeña cámara que flotaba sobre su cargador inalámbrico antes de entrar al baño con prisa. Dejó el agua de la ducha correr, mas no se desvistió. Ni siquiera puso atención a que le habían puesto su pijama, intromisión que en cualquier otro caso lo hubiera enfurecido. Él sólo... retrocedió, tratando de respirar y calmarse en el pequeño espacio privado, hasta toparse con la puerta a su espalda. Su mano tembló temerosa con la cámara entre los dedos.

— Vy, por favor, contéstame —murmuró permitiendo a sus piernas flaquear, deslizándose contra la puerta hasta sentarse en el suelo.

«¿Qué pasó noche? ¿Qué dije? ¿Por qué me miran piadosos como si fuera un demente? Yo...»

— Lo siento —rozó el sollozo, dejando la cámara adherirse a su arete. Con las manos libres se quitó los calcetines para lanzarlos lejos, siguiendo con la camiseta, sabiendo que no podía tardar demasiado en ducharse—. Lo que haya dicho, lo siento, pero por favor... vuelve.

— ¿JK? ¿Estás bien? —Rebecca era lista y, como supuso, estaba atenta; supo que su hermano tardaba en entrar a la ducha con sólo oír las gotas caer directamente al suelo.

— ¡Sí! —se levantó veloz, entrando al agua sin quitarse el pantalón. Posó las manos a los costados del espejo en el muro, el que usaba para afeitarse.

Vio su rostro demacrado, de grandes ojos enrojecidos y labios temblorosos. Las gotas empaparon su cabello hasta cubrir parcialmente su lamentable expresión... Odiaba verse así, tan débil, que si el angst asomara usaría su propia hoja de afeitar para abrirse la garganta sin chistar.

Palpó su cuello, sólo pensándolo, cuando advirtió el chupetón bajo su quijada. «Mierda ¿Qué pasó anoche?», velozmente temió haberse enredado con alguien mientras estaba ebrio, haber lastimado a Vy con sus descuidadas palabras y acciones, quizá por ello lo estaba ignorando, y ¿lo dejaría...?

Tranquilo, Kookie —rogó su alien, regresando a la comunicación justo a tiempo.

«Tu voz...», JK inhaló hondo, sorprendido y aliviado. No sólo por el abrazo que lo sostuvo desde la espalda, apartándolo del espejo y su miseria. Por primera vez, realmente oía al alien como si estuviera ahí, justo tras su oído.

— Te escuché —susurró cerrando los ojos, aflojando el cuello hacia atrás para apoyar la cabeza en su hombro.

La presencia de Vy alivió al humano. JK se entregó al alma por la que moría, reteniendo los brazos que rodearon su pecho en un ruego implícito. «No me dejes». Quien lo hubiera visto creería que flotaba apoyado en la nada, las gotas deslizándose impunes donde su piel se hundía por el agarre de grandes manos invisibles, las que sólo existían para él.

ÜbermenschWhere stories live. Discover now