40. Buscando Respuestas.

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¿Cómo? ¿Por qué? ¿Qué pasó?

No sé, no sé, no sé.

Tras un par de horas de completa consternación y caos, la tormenta interna de JK aflojó, la razón regresó como nubes con el viento y las preguntas comenzaron a llover. No era descabellado, nada descabellado a su parecer, que Tete estuviera ahí en el futuro; daba sentido y fuerza a sus teorías, abriendo nuevas puertas a su razonamiento.

2-T fue secuestrado por el Schwarze Mann; un Adia.

Cada nueva pizca de información valía oro para la mente resentida en busca de culpables. 2-T, en tanto, lamentaba no tener las respuestas que su hijo quería, sino más preguntas. No recordaba su propia desaparición, ni siquiera al Schwarze Mann.

—En la caminata, observando el océano, me sentí ahogado. Todo oscureció y mi cuerpo se volvió pesado... oí voces, lamentos. La angustia me derribó sin razones. Sentía que moría —confesó buscando detalles en un recuerdo borroso—. Te vi a lo lejos y me asusté más, sin saber si estabas bien. Fue muy rápido, perdí la consciencia sin saber por cuánto, y desperté... ya estaba aquí —una sonrisa resignada estiró sus labios húmedos. Sacudió su cabeza; no había más—. Desperté entre los girasoles de esta nave, hace ya treinta años. Trinta años humanos; veinte años Evis.

No quiso mencionar cuán difícil fue su adaptación al futuro, los años que le tomó resignarse al que aquel sería su nuevo presente ¿Era pertinente mortificar a quien vivió su propio infierno? JK no dijo palabra acerca de cómo la familia afrontó su desaparición. "Al menos de donde yo vengo, ya pasaron quince años desde que te perdimos. Fue difícil, pero... aprendimos a vivir con ello, supongo", fueron sus palabras. Ambos sabían que era una gran mentira; que la vida de Luke jamás recuperó su curso y la de JK fue destruida de raíz.

La conversación continuó alrededor de la mesa, con Gigi y Vy de regreso en la cocina. Agust parecía estar ahí, de pie, sólo por metiche. El Adia, ya calmado, se sentó junto a su humanito y tomó su mano; esta fue estrechada al instante. Una suave sonrisa de JK le daba la aprobación que necesitaba; no desconfiaba, creía en ellos y entendía que todos los presentes buscaban las mismas respuestas.

¿Más información?

—U-un... un dedo —asqueado, Tete recordó aquel detalle—. En el suelo, donde desperté, había un dedo humano ¡Ahí tirado como si nada! Yo... vomité del asco.

Vy también quería vomitar de sólo oír esa historia, ninguno de los dos soportaba ver sangre ni heridas, razón por la que los pollos que "se suponía" el capitán Adia debía eviscerar cayeron con todo y plumas al congelador... Agust recién los descubría, poniendo mala cara. En fin, necesitaba tomar nota de cuántos regaños le debía a Vy.

Mientras su novio hacía arcadas, JK se precipitaba sacando conclusiones.

—Ese día, Yunki perdió el meñique porque traicionó a Teodore Laurent —agregó el científico con ojos lunáticos—, de quien según él, eres la reencarnación. Fue por una promesa.

—La promesa del meñique —Tete asintió. Sonaba absurdo, pero entendía de qué hablaba, iluminando aún más los ojos de su hijo—, no se juega con eso, me lo advirtió. Sé de Teodore, era un médium del siglo XXI, pero nunca me dijo que yo era su reencarnación.

—Lo dedujo cuando desapareciste —aclaró en defensa de su tío.

—Oh, entiendo. Yunki me confió mucho de su pasado, me gustaba oírlo, pero jamás consideré sus cuentos sobre ocultismo porque Luke decía que eran pavadas de ignorantes —quiso reír sintiéndose estúpido él mismo ¿Estuvo apartado información importante por tanto tiempo?—, digo ¿Qué tiene que ver un secuestro en el tiempo espacio con...

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