12. Acompáñame.

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Vy se sentía mejor. El "ya pasará" que tanto le había dolido el día anterior resultaba ser cierto y, cabizbajo, se disculpó con su tripulación... unas cien veces, prometiendo compensarlos. Su "bichito social" interno usó la compañía de sus seres queridos para animarse, pero no concedió al chismoso Gigi la información que esperaba; de su romance fallido no sabrían ni el nombre, restando mérito a su disculpa. Su cuidador seguía tan o más ofendido que antes.

Como esperaba, el "capitán Adia de lujo" recibió vinagre en lugar de agua en su primer almuerzo. Era una tradición en Etherósfera; servir vinagre al capitán era una forma de hacerle saber que sus órdenes fueron acatadas, mas no bienvenidas, sin alzar la voz en su contra. Y, así como la tripulación "se tragó" su mala actitud la noche anterior, Vy bebió el vinagre.

Sí, terminó vomitando en el baño. Y no, Gigi no lo ayudó. Aquel era el verdadero castigo; para Vy, que su diligente e indulgente cuidador le diese la espalda era más doloroso que tragar ácido.

Tras el asqueroso incidente, el jovencito fue a relajarse en el estanque central de la nave, un lago rectangular de medio kilómetro cuadrado en el que se unificaba el agua extraída por los filtros de aire. Dispersar su aura dorada en las aguas era bueno para las siembras, así que podía decir estar haciendo su trabajo al nadar un poco. Ansiaba ahogar la desazón que lo seguía molestando, y para ello ¿Qué mejor compañía que su papá? Resultó ser una instancia agradable para conversar, compartir sólo con él un poco más de lo que estaba viviendo. Lamentablemente, aunque su intención era escudriñar en ello, no se habló más sobre el antiguo amor de su mayor. En lugar de eso, le fue entregada información que, largamente, había olvidado necesitar.

Tragó en seco, escchó y disimuló lo mejor que pudo, terminando pronto con el baño para correr a secarse y cambiarse a su habitación. Cerró la puerta con seguro y dio un par de vueltas alrededor de la cama, sus adis inquietos se escondían entre sus propias piernas por la preocupación.

«Calma, Vy, no hagas drama antes de tiempo; quizá falta mucho y él estará bien. Pregúntale y estarás en paz», se armó de valor antes de centrarse en la señal de radio que lo conectaba con el pasado; con el humano inalcanzable que robaba todos sus pensamientos.

Uno de cada tres de los días de JK, la hora en su reloje -en los Alpes, Suiza- coincidía con la marcada en el tiempo que Vy captaba su señal. Para ambos daban las 12, pero mientras el humano seguía durmiendo al mediodía, el Adia llevaba esas mismas doce horas en pie y esperaba por su tercera comida.

- ¡Jeiiii~ Keiiii~! -llamó haciendo su mejor esfuerzo por despertar al humano dormilón. En ropa interior se sentó en la cama, sacudiéndose el cabello con la toalla- ¡Despierta, hombre! Agh ¿Por qué algunos duermen tanto? ¡Tengo la información que querías! ¡Al fin! Y no fue nada fácil de obtener, pues la historia de la Tierra se borró casi por completo.

- ¿Vy? -desorientado por el sueño y la ola de pensamientos que el alienígena acababa de aventarle, JK se movía en su cama- Espera, espera, con calma... Primero; buenos días, bonito -sonrió estirando los brazos en alto.

Vy abrió grandes los ojos, casi se emociona por el repentino buen trato, hasta que lo vio aflojar sereno; JK se durmió, sólo hablaba dormido. «Ay, no ¡tu cara!», horrorizado se cubrió la boca, no había visto al humano desde aquel lado la noche anterior, donde una fea quemadura de segundo grado, enrojecida y con una ampolla al centro, marcaba su mejilla. JK parecía haberse golpeado con una barra de hierro caliente o... un adis furioso. «¡Yo causé eso! ¡No puedo creerlo!», Vy estaba en pánico.

Jungkook fue despertado por una dramática disculpa, «Agh... Debí cubrir la quemadura para que no supiera», suspiró agobiado.

- ¡Cálmate! -exigió sentándose, adormilado- Yo... Ayer... creo, creo que mi disculpa no te pareció. Debo ensayar eso de ser buena persona -admitió en una sonrisa socarrona, restando importancia al asunto mientras elongaba- No hay razón para ser un idiota contigo. Sabes que sólo te estoy usando para huir del Schwarze Mann -agregó altanero-, pero no te deseo mal ni que vuelvas a llorar por mi falta de criterio. Digamos; merecía esto, y he aprendido... ¡Significa que puedes manipular una cantidad considerable de energía! -y allá iba, convirtiendo todo en un experimento científico, emocionado como niño en navidad- ¡Es súper interesante! quiero que me des otro latigazo de esos para analizarlo y ¡Ah! ¿Sabes? Anoche pensaba en la posible existencia de un cuarto plano, perteneciente a la voluntad de poder que tu llamas alma. Quizá pueda...

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