27. Mentira Piadosa.

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"Genios", son usualmente llamados quienes poseen un alto coeficiente intelectual, el tipo de personas que es veloz resolviendo problemas matemáticos, destaca en áreas científicas, también a los artistas cuya habilidad y creatividad deslumbran. No obstante, la inteligencia y necesidades humanas son mucho más amplias que eso.

Justamente por poseer una desarrollada inteligencia emocional, Vy y su papá no necesitaban llamarse a sí mismos genios, ni siquiera ser conscientes de ello, les bastaba con ser amados y amar sanamente. El Adia en particular destacaba por el don de tocar las almas; ver a su padre conmocionado lo mantuvo firme a él mismo, y su abrazo, en el que sus adis rodearon a ambos, calmó el dolor en ambos, dejando paso a la razón.

Tras unos segundos en contacto con su amado humanito, Tete suspiró en su hombro, esbozando alivio en su mirada. Se apartó para secar las lágrimas de ambos, enorgulleciendo a su clon; Vy asintió sabiéndose útil.

Expuesta la verdad que los ataba a un mismo problema, no había información que por mucho ocultarse fuese a beneficiarlos. Se necesitaban mutuamente, y se tenían, como cada día de su vida: Vy volvía a ser la soga que mantenía a su padre a salvo, asido a la cordura y el presente en su mar de recuerdos. Era la gran razón por la que se permitía ser feliz, pasando sin mirar sobre todo aquello que, aunque dolía, no estaba en sus manos cambiar. Con el paso de los años aprendió a soltar el cómo y por qué de su desgracia, entendiendo que un eterna búsqueda de respuestas no tenía sentido sin ni una pista a la cual acudir. Se entregó a su nueva vida asumiendo que sus amados estaban muertos, demasiado atrás en el tiempo, y no es que no se preocupara por lo que pasó con ellos tras su partida pero, simplemente, estaba fuera de sus manos y lo soltó.

Retrocedió. Aquel día inevitablemente sintió retroceder en el tiempo y sus logros, la seguridad conseguida con los años se rompió de golpe al entrar en contacto con la tentación; "una pista", un vistazo al pasado era un punto desde el cual indagar en los hechos que cambiaron su vida por otra, pero... «¿A qué costo?», puso en duda. En el fragmento del pasado al que Vy tenía acceso, Rebecca ya había hecho su vida tras superar el trauma de la pérdida. Luke y JK estaban al fin abriéndose a sanar la misma herida, tras quince años de altibajos...

Cuando él mismo ya había hecho una vida nueva.

¿Qué causaría 2-T de sumirse en una búsqueda de la verdad si, aunque pudiera, no volvería atrás? Estaba seguro de ello, de cuál era su nueva vida y presente. «De hacerles saber que estoy aquí, no causaría más que angustia», razonó, «Eso si es que alguien le creyera a JK, pues nadie más consigue escuchar o sentir a Vy».

- No le digas a JK, por favor -pidió a su humanito tras debatir abiertamente con él y sus amigos, Gigi y Agust-. Seamos prudentes. Tampoco te fuerces a buscar una respuesta a qué pasó conmigo... Nosotros... buscaremos qué hacer -asintió, aún abrumado por las fuertes emociones en su pecho. Vy asentía hallando razón en sus palabras-. Buscaremos una forma de llevar esto, mi humanito -besó su frente a un costado, como pocas veces, sin olvidar el tercer ojo de su hijo en el que erróneamente solía dejar sus besos. Acarició su mejilla y sonrió, abatido, mas cobijado por la razón y el apoyo de sus seres queridos.

- Tranquilo, papá, soy chismoso pero no juego con el corazón de nadie, ni quiero que lo crean aún más loco.

- Ay, Jungkookie... -mencionar aquel asunto le dolía aún más, sacándole un puchero con la vista fija en el suelo. Vy se mordió los labios entendiendo que debía tener más cuidado con sus palabras de momento; resultaba que su JK también era importante para su papá.

- Estará bien ¿Sí? Ha mejorado mucho y yo lo vigilo.

«Tú lo vigilas...», Tete lo miró de reojo, sacándole una sonrisa boba, ambos sabiendo lo que el otro debía estar pensado. «Así que "el científico loco de abdomen marcado" ¿Eh? ¡No sabía que hablabas de MI humanito!», el padre soltó un último suspiro resignado; no estaba en sus manos controlar las hormonas de su par de humanitos, mucho menos de su humanita, «¡Que está embarazada!», se retorcía en su estómago aún consderándola una niñita o, quizá, porque intuía, y no se equivocaba al pensar, que su hermano 6-T tenía algo que ver...

ÜbermenschWhere stories live. Discover now