30. Yunki; el Alma Negra.

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Fuese real o una manifestación del terror que se apoderó de él, JK sintió una ola golpearlo desde la espalda, haciéndolo tambalear al frente. La oscuridad se hizo presente, pintando de azul profundo el horizonte, devorando el paisaje para abstraerlo de la realidad de los vivos y balancear su alma al borde; hacia el abismo de la muerte. En el pequeño espacio que les quedó, las flores y tumbas se percibían igual de exánimes.

El Angst lo ahogaba presionando su pecho y ralentizando sus movimientos en el aire espeso. Torpemente trató de alcanzar el dron, tropezando hasta caer de rodillas ante el pequeño aparato que no estaba completamente destrozado. Las flores blancas... de su propia tumba, yacían aplastadas bajo él. «No son balas...», entendió alzado levemente la mirada hacia el demente que, impávido, acababa de arruinar su boleto a la cordura. El arma de Yunki disparaba dardos; los dardos con medicación que Jung guardaba para emergencias en el hospital donde trabajaba; la afilada aguja perforó la cubierta del dron causando daños en su circuito, JK la retiró tembloroso, atajando el terror que le causaba. Su pobre dron estaba muerto. Su señal; perdida... Y su tío tenía el descaro de pasearse con las manos en los bolsillos como si no pasara nada.

— Tienes que enterarte —serio, elocuente, Yunki continuó compartiendo su conocimiento como si este fuera bienvenido. JK se cubrió los oídos y cerró los ojos con fuerza, necesitaba calma para librarse del angst, mas la voz del mayor se oía como si proviniera de su propia cabeza—. Primero: el pacto de Übermensh procura juventud eterna para un millón de personas, y muerte para todas las demás. Segundo: el angst es lo que las almas perturbadas naturalmente sienten tras perder la vida si se niegan a ceder a la muerte; dolor y angustia sin precedentes que deforman su existencia hasta convertirlas en sombras, simples vestigios de sufrimiento humano... Tercero; cuando la población pasa de un millón, el pacto considera "muertos" a los vivos que resultan en un excedente de almas por sobre sus términos. Cuarto: los vivos no soportan la presión de "las aguas de la muerte", pierden la razón y sufren constante sopor cuya única salida es el suicidio... Por el pacto enloquecen. Por el pacto mueren. ¿Dirás que un genio como tú no sospechaba la relación entre "el sagrado millón" de miembros que Übermensch permitía como máxima población, y las muertes inexplicables? —aguardó sin recibir respuesta. JK se hallaba sometido por la misma agonía de la que Yunki hablaba, la que ambos padecían, mas sólo uno sufría... y sintió lástima, el mayor se compadeció de su sobrino, mas insistió en "hacer lo correcto", asintiendo antes de continuar— Es necesario, imperativo, romper el pacto. Lamentablemente no sé cómo ¡eso sólo lo sabías tú! Y necesito, la humanidad necesita que lo recuerdes de un modo u otro. Ven, levántate.

JK sentía morir. Hacía tanto no era abrumado por la "cuarta dimensión" que, a pesar de haberse cargado de odio, aceptó la mano de Yunki cuando este la extendió piadoso hacia él, deseando inconscientemente ser sacado a flote desde el fondo del océano.

Fue instantáneo; una bocanada de aire al fin sentía aliviar su pecho, su cuerpo recuperó la movilidad y el calor de los vivos. Temeroso alzó la vista hacia su mayor, siendo recibido por su aura que, aunque oscura, se percibía fuerte, capaz de cobijarlo donde estaban; sumidos en la oscuridad del abismo como si fuese parte consciente de este. «Tú sabes. Tú puedes», JK sollozó tan angustiado como agradecido, «Tú realmente puedes desplazarte por la muerte sin sufrir como yo. Donde mi alma es pequeña y miserable... la tuya resiste... como si fuera tu hogar». Efectivamente; la voluntad de poder de Yunki, tras siglos de heridas y cicatrices, era tan fuerte como la de un Adia.

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