37. Fantasma.

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Hora 33 en al Nave Verde; hacía tres horas que todos debían estar durmiendo y la oscuridad exterior era absoluta.

—Ah... ¿Tienes hambre? —preguntó Vy con naturalidad a su visita.

JK no esperaba hallarse en una cocina en la que predominaba la madera al natural, y un comedor central de roble que, a todas luces, llevaba siglos sobre el suelo de piedra caliza, pulido por el paso de los pies en el mismo tiempo. Se perdió un poco analizando el lugar bajo la tenue luz anaranjada del techo que apenas le permitía ver cuando el Adia apagó el resplandor de sus adis, mas no se quejó por ello. Vy bajaba la "carretilla" flotante en la que ambos acababan de reunir los pollos muertos... Aún tras las seis horas que llevaba en la nave, tres de ellas ayudado a Vy con sus labores en la siembra y los corrales; el abducido seguía sintiéndose como un pez flotando en un bosque.

—¿No debíamos limpiar y congelar los pollos? —el responsable humano señaló las aves muertas con obviedad.

—Ay... —Vy no quería hacerlo, ni siquiera sabía cómo y le causaba un asco horrible pensar en tripas— No~ no puedo abrir animales o me voy a desmayar. Tengo hambre —evadió abriendo una ligera puerta de pino. JK no esperaba que aquella fuera la nevera—, y es seguro que tú también.

—No quiero nada. Gracias, pero aún tengo el estómago revuelto.

—Entiendo, no más paseos sin gravedad para ti —rió por lo bajo haciendo una nota mental; «al humanito no le gusta girar por el aire conmigo» ¿Cómo no lo supuso?

—Por favor.

—¡Agh... no! —pisoteó berrinchudo— ¡Gigi no me sirvió la cena! ¿Ahora qué voy a comer? ¿Seguirá despierto?

—Mmh... —«¿Por qué no me sorprende?», JK lo miró de reojo.

—No me mires así, no soy un inútil —se defendió con la mano en el pecho, avergonzado al verse resoplando sin argumentos— es sólo que... No sé.

—¿Preparo algo para ti? —propuso arrimándose a su hombro para ver en la nevera. Sonrió al no divisar ingredientes extraños, sólo carnes magras, hermosas verduras y un poco de arroz preparado.

—Aww~ —Vy se sintió mimado por su novio, prendándose de él en un abrazo al instante— ¡Sí! Siempre te veo cocinar y huele delicioso~ como tú —inevitablemente hundió la nariz contra su cuello, perdiendo el rumbo de la conversación.

—Vale, cocino entonces.

El torpe humano se apartó nervioso. Sabía que Vy encendía más rápido que un pastizal seco, y él no estaba listo para arder con él por grande que fuese la oportunidad; tras el duro golpe eléctrico que lo llevó hasta allá en pleno acto sexual, podía decirse traumado por la intensidad del alien y temía a cómo fuese a terminar un siguiente encuentro.

—¿Sabes cómo encender la estufa? —preguntó viendo a su alrededor sin hallar nada parecido— ¿cuál es... ¿Tienen estufa? ¿cómo cocinan? —dudó comenzando a sacar vegetales de la nevera para dejarlos en el mesón.

—Mmmh... no sé cómo se cocina —admitió encogido, en espera de su crítica— He visto que Gigi lo hace en aquel mesón —señaló el largo mesón de granito a un costado de la cocina— pero no se parece a la cosa de tu casa.

—Ay, Vy... —«Ya, ya, JK; no es para tanto», inhaló a ojos cerrados en busca de la paciencia que no tenía— ¡Eres mayor que yo! —resopló finalmente, su opinión expuesta en el pesar de aquella afirmación y su mirada juzgona. Aún así fue al mesón indicado, revisando sobre y bajo el mismo... hallando granito liso y un montón de pesadas ollas y sartenes de hierro en perfecto orden en el estante bajo. Murmuró para sí— Mmm... Sólo es piedra, pero este estante... es de carga; entonces son las ollas.

ÜbermenschWhere stories live. Discover now