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No me di cuenta de que me había quedado dormida en la bañera hasta que escuché de nuevo la puerta abrirse.

Miré asustada como Daemon entraba en la cabaña y clavaba sus ojos en mí con enfado.

-Has estado a punto de matar a tu esposo.

Escucharle decir aquello logró aliviarme en cierta manera.

-Jamás pensé que mi hija fuera capaz de algo así por defender al borracho y al usurpador que no ha hecho nada más que dañar a…

-Me ha violado- le confesé llorando mientras me levantaba aún con la sábana mojada cubriendo mi cuerpo- me ha violado Jace, ¿Desde cuándo un hombre decente….

Me quedé en silencio y salí de la bañera caminando hacia él.

-¿Qué le has hecho a Aemond?

Pero Daemon no me contestó, me cogió tal como me encontraba echándome en su hombro y salió de aquella cabaña que estaba rodeada por guardias del castillo.

-¡Papá!- sollocé golpeando su espalda mientras se dirigía conmigo hacia un carruaje.

No había rastro de Vaghar por ningún lado , ni parecía haber pasado nada violento fuera de la cabaña, así que no me revolví cuando me dejó dentro del carruaje. Lo que menos necesitaba en aquel momento era otro problema que complicara más las cosas.

-¿Vas a llevarme de vuelta con…

-Si, volverás junto a Jacaerys y ocuparas el lugar que te corresponde- me agarró las manos temblorosas y me miró- reinarás mientras que tu esposo esté convaleciente, ¿Sabes que significa eso?

-¿Dónde está Aemond?

Mi pregunta le hizo apartar las manos de mi.

-¿Acaso no te importa el trono?-preguntó.

-¿Crees que ese maldito trono me devolverá a Rhaenyra o la vida que tenía antes de que me enamorara de vuestro enemigo?

Daemon me miró con semblante serio y se quedó en silencio.

-Cuanto más busquéis alejarme de Aegon, más lucharé por permanecer a su lado, y como me obligues a permanecer junto a un hombre al que no amo para que vuelva a poner sus manos sobre mi, entonces debes saber que perderás a la última hija que te queda- me limpié las lágrimas con la mano sin apartar mis ojos de él- ¿Quieres el trono? Puedes quedártelo, pero ¿Tu no hubieras dado todo lo que estaba en tu mano para permanecer junto a Rhaenyra? ¿Acaso no arriesgaste tu vida por ella cuando murió?

Me levanté y me senté a su lado cogiendo una de sus manos.

-Aegon volverá a Desembarco del Rey- puse los ojos en blanco aún sollozando- y Daeron puede que ya esté esperando en la Fortaleza Roja.

Absorbí por la nariz al notar como el carruaje dejaba de moverse, y le supliqué con la mirada a Daemon.

-Tengo una hija, y no soportaré vivir separada de ella…

Daemon se aclaró la garganta y abrió la puerta del carruaje al mismo tiempo que esbozaba una media sonrisa.

-¿Dónde está Lyanna?

Y bajé apresuradamente del carruaje intentando seguir cubierta con la sábana para ver cómo Daeron espada en mano amenazaba a Daemon sin apenas pestañear.

-Lyanna…-susurró haciéndome un gesto con la mano para que acudiera a él.

Miré a Daemon y le agarré del brazo intentando llamar su atención.

-Mi hija tiene un esposo con el que estar-dijo Daemon apartándose de mí y dando un paso hacia adelante.

-Lyanna tiene una hija con la que estar- replicó Daeron sin moverse del sitio.

-Si me quedo aquí volveré a intentar matar a Jace-sentencie llamando la atención de Daemon- y no cesaré en el intento de escapar de este lugar.

-¿Por qué has querido matar a Jace?- preguntó Daeron soltando la espada y caminando a grandes zancadas hacia mí-¿Dónde está tu vestido?

Daemon se apartó fijándose en cómo Daeron se acercaba a mi y agarraba mi cabeza con fuerza.

-¿Qué ha pasado? ¿Dónde está Aemond?

Desvíe la vista hacia Daemon que cruzado de brazos se fijaba en nosotros, analizando cada detalle de la actitud de Daeron.

-El rey es Jacaerys- dijo al fin Daemon provocando que Daeron me soltara- si tienes aprecio por mi hija y dándote la oportunidad de marchar sin morir en el intento deberías dejarla…

-Si es tu hija deberías anteponerla al Rey- le interrumpió Daeron- yo la antepondria a todo el mundo, ¿Acaso tus sentimientos como padre son inferiores a los míos?

Daemon le miró y volvió a esbozar una sonrisa.

-Me gustaría saber porqué tu hija no lleva su vestido y está completamente empapada- Daeron intentó dar un paso hacia él, pero frenó cuando sintió mi mano aferrarse a su brazo.

Daemon no aguantó más, con rapidez se acercó a Daeron y agarrándole de la camisa le estampó contra el carruaje provocando que yo diera un paso hacia atrás.

-Matame- le dijo Daeron sin temor alguno- porque no me iré a ningún lado si no me llevo a Lyanna de aquí.

-Padre sueltale- agarré del brazo a Daemon implorandoselo- déjale, déjale..

Daemon me miró y le propinó un fuerte golpe en el estómago a Daeron provocando que este cayera al suelo.

-¡¿Esto es lo que quiere mi hija?!- me gritó agarrándome con fuerza del brazo-¡¿Irse al bando enemigo?!

Me miró con un ligero brillo en la mirada, pero con una decepción que me partió el alma.

-Quiero estar con mi hija y junto al hombre que amo…-lloré.

-Nadie te obligó a casarte con Jacaerys- Daemon se humedeció los labios y desvío la vista hacia Daeron que se levantó sin apartar la mirada de nosotros.

 -Aegon vino a hincar la rodilla ante el rey a cambio de que él aceptara anular mi matrimonio y el de Helena- dije apartandome de Daemon con fuerza- ¿No es eso lo que siempre hemos buscado? El trono siempre será de Jace sin peligro alguno. ¿Puedo saber qué es lo que no….

-¡Mataron a Rhaenyra!- gritó Daemon sacando su daga-¡Mataron a mi esposa y a la madre del rey!

Me eché hacia atrás viendo cómo él volvía a fijar su mirada en Daeron.

-¡¿Queréis paz?! ¡Después de todo lo que ha pasado no po….

-Jace mató a Alicent- le interrumpí posicionándome en frente de Daeron- la deuda está saldada.

Daemon me miró y con fuerza me abofeteó apuntando a Daeron con la daga para que no se moviera.

-A mí hija la acabo de perder…-susurró dando un paso hacia atrás- para mí acabas de dejar de existir.

Se guardó la daga.

-Lo último que haré por ti es no matar a este idiota al que pareces importarle algo- me miró con tristeza y se giró- vete lejos, donde Jace no pueda encontrarte porque si lo hace no haré nada para impedir sus órdenes.

Sentí las manos de Daeron en mis hombros y vi como mi padre se marchaba, se marchaba para siempre, se marchaba sin importarle que su hija hubiera sido violada por el hombre al que él reconocía como rey. Se marchaba mientras yo sentía como algo de mi se desvanecía. ¿Por qué me resultaba imposible odiarle de todas formas?

-Te ha dicho adiós,te deja libre…- susurró Daeron detrás de mí- sé lo que ronda tu cabeza mejor que nadie y puedo asegurarte que a su manera, Daemon te acaba de mostrar que te quiere.

No dijo nada más, tiró de mi mano dirigiéndose hacia Tessarion mientras mis ojos seguían clavados en Daemon.

-¡Padre!- grité llamando su atención y provocando que se girara.

Me solté de Daeron y corrí hacia él abrazandole con fuerza.

A veces eso era lo único que necesitaba una persona. Abrazar, sin palabras ni preguntas.

Abrazar para mostrar lo que tu boca callaba.

-Vete antes de que me arrepienta de la decisión…-susurró Daemon rodeándome con sus brazos.

La chica del antifaz// Jacaerys Velaryon & Aegon Targaryen Where stories live. Discover now