21.

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Abrí los ojos cegada por la luz que entraba por el gran ventanal de la cabaña y me giré chocando con el rostro de Aegon y su mirada.

-¿Has dormido bien?- preguntó estirándose.

-He caído rendida…-sonreí cubriéndome el rostro con las manos.

Él me apartó las manos del rostro y me dio un fugaz beso en los labios.

-Creo que deberíamos irnos- sonrió - solo espero que Daemon piense que has dormido en el castillo.

-Me iré a Rocadragón - me giré desviando la vista hacia el techo- en cuanto Baela y Jace se casen, deberé irme junto a mi padre.

-Para eso aún falta una luna- se estiró de nuevo y se deshizo de la sábana poniéndose de pie.

-Ya no podremos estar juntos-fruncí el ceño.

-Lyanna- apoyó sus manos en la cama y me miró con semblante serio- las palabras que te dije ayer ¿No las escuchaste?, no te hagas expectativa altas conmigo, no olvides que yo estoy casado.

Sentí una punzada en el pecho al escucharle decir aquello.

-¿Y lo de ayer?¿Para ti no significó nada?

-Sigues manteniendo la virtud intacta- buscó su camisa entre las sábanas- lo de ayer solo fue un juego.

Me levanté de la cama algo molesta y caminé hacia él.

-¿Un juego?

-Eres preciosa y me lo paso muy bien contigo, pero…

-Pero no soy suficiente- dije con los ojos aguados.

Aegon suspiró y se puso la camisa sin decirme nada.

-Te di mi palabra y no la he cumplido- se apartó de mí dirigiéndose hacia la puerta- deberías cuestionarte qué clase de hombre soy.

-No entiendo tu actitud- le seguí tirando de su camisa para obligarle a frenar- no entiendo que tu actitud haya cambiado solo por decirte que me iré a Rocadragón.

-Eso es- se giró con gesto enfadado- te irás y yo no podré impedir que eso suceda.

Me miró casi helando la sangre de mis venas.

-Pero…

-Vámonos al castillo- me interrumpió retomando sus pasos- y no me pidas que te traiga de nuevo aquí.

Ahogué mi llanto tragando saliva y le seguí sintiendo que algo se desmoronaba dentro de mi.

¿Por qué diablos actuaba así?  ¿Que había dicho que tanto le había molestado?

-Aegon…-susurré tras él- hablemos.

-Sube- me ofreció su mano para ayudarme.

-Escúchame- me paré frente a él- ¿Qué es lo que te ha molestado?

Él me miró, hizo el amago de tocarme, pero lejos de eso, agarró las cuerdas de Fuegosolar y trepó a su dragón dejándome de nuevo con la horrible sensación de que algo se rompía dentro de mi.

En silencio subí detrás de él y me senté pasando mis manos por su cintura sintiendo como él posaba sus manos encima de las mías y giraba ligeramente la cabeza para mirarme desde el rabillo del ojo.

-No vuelvas a repetir lo de que no eres suficiente.

Apoyé mi cabeza en su espalda a modo de contestación y alzamos el vuelo mientras yo intentaba luchar con mis ganas de llorar.

El cielo estaba despejado y cerré los ojos respirando el aire puro de Desembarco del Rey hasta que poco después sentí como Fuegosolar descendía entrando en Pozo Dragón.

-Baja- me dijo en cuanto llegamos- no debemos entrar juntos.

Asentí y bajé de aquel enorme dragón ayudada por él.

-Nos vemos más tarde…-susurré.

Aegon me miró y me hizo un gesto con la cabeza para que me fuera.

-Nos veremos por el castillo.

Sonreí con timidez y caminé apresuradamente hacia la Fortaleza Roja, pero de golpe me encontré con Luke, que quitándose los guantes de piel me miró sin comprender qué hacía yo allí.

-¿Ibas a algún lado?- preguntó.

-He salido a dar una vuelta y…

-¿Fuera del castillo?- frunció el ceño comenzando a caminar- no deberías salir sola por estas calles.

Le seguí intentando aparentar serenidad y rezando por qué no apareciera Aegon tras nosotros.

-¿Habías salido a volar?- pregunté intentando cambiar de tema.

Luke asintió.

-Lo hago todas las mañanas-sonrió- es algo que debemos agradecer.

Le miré confusa.

-Tener dragones-se explicó- no todos corren con la misma suerte.

-¿Y yo podré tener uno?- pregunté mirándole.

-No lo sé- contestó entrando por la puerta trasera del castillo- pero deberías intentarlo.

Le miré atentamente y sonreí imaginándome encima de mi propio dragón.

-Por suerte, en Rocadragón hay muchos más dragones de los que podrías imaginar- saludó con la cabeza a dos guardias- seguro que encontrarás uno adecuado para ti.

Sonreí viendo cómo Baela caminaba hacia nosotros.

-Buenos di….

Se lanzó a mis brazos y me apretó contra ella con fuerza.

-¿Lo sabías desde ayer y no me dijiste nada?- preguntó apartándose ligeramente de mí- fui a buscarte a tus aposentos de noche y no te encontré, ¿Dónde has estado?

Miré de reojo a Luke que me miraba esperando también una respuesta.

-Seguramente fue cuando se me ocurrió ir a ver a Melisa- sonreí comenzando a caminar- una de las sirvientas del castillo.

Ellos me siguieron y de pronto lo vi.

Reía a carcajada limpia mientras se frotaba las manos. Para cualquier persona aquel simple gesto hubiera sido normal, algo que pasar desapercibido, pero ver a Aegon hablando con Ser Criston me aceleró los latidos sin poder apenas intentar evitarlo.

-¿Estás bien?- preguntó Baela posando su mano en mi hombro.

Asentí siguiéndoles al interior del castillo.

La chica del antifaz// Jacaerys Velaryon & Aegon Targaryen Where stories live. Discover now