2.

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Cuando entramos en el castillo de Rocadragón, unos murmullos se apoderaron de la sala principal mientras yo detrás de Catelyn miraba asombrada a mi alrededor.

Era la primera vez que salía de Bastión de Tormentas, y era la primera vez que mis ojos observaban aquello de lo que tanto hablaban todas las hijas de Lord Borros.

¿Esto era una fiesta?

Reconocí de inmediato a Rhaenyra, que aunque jamás la había visto, sentada detrás de una larga mesa repleta de comida la delató su larga melena plateada.ñ

Había parejas bailando en medio de la sala al ritmo de la música mientras otros comían y bebían deleitándose con los manjares que les habían servido.

-Todos llevan antifaz- murmuró Catelyn con enfado-¿Cómo reconoceré al estúpido de Jacaerys de esta forma?

-Bueno, puede…

Pero me hizo callar levantando la mano mientras se alejaba de mí buscando al príncipe que la había aturdido.

Yo, en cambio, me quedé quieta, mirando hacia los lados sin saber que debía de hacer en aquella situación.

-¿Puede concederme este baile?

Una voz masculina detrás de mí me sobresaltó y me giré observando a un chico, algo más alto que yo y pelo oscuro que me ofrecía su mano con caballerosidad.

-Lo siento- esbocé una sonrisa con nerviosismo- yo no puedo…

-Es solo un baile-me interrumpió.

Giré la cabeza en busca de Catelyn y tragué saliva sin saber qué hacer.

-No sé bailar.

-¿No bailas o no quieres bailar?- preguntó el chico oculto tras su antifaz.

Miré de nuevo a mi alrededor mientras pasaba mis manos por mi amarillento vestido.

-Puedo enseñarte, si ese es el problema.

Guíe de nuevo mi vista hacia él.

Con el antifaz puesto me fue muy difícil imaginarme su rostro. Tenía una piel tersa y unos labios que me dedicaban una sonrisa divertida.

-No debería bailar.

-Ah- el chico soltó una carcajada- ahora no deberías..

Se llevó las manos a la espalda y dió un paso hacia mí siendo consciente de que muchos en la fiesta posaban sus ojos en nosotros.

¿Todos sabían quién era aquel chico? Puse los ojos en blanco. Claro que lo sabían, al fin de cuentas todos se conocían entre ellos.

-Podemos entonces dar una simple vuelta por el castillo- dijo.

Miré de nuevo a mi alrededor, en busca de Catelyn, pero cuando no logré verla, asentí con timidez.

El chico de pelo oscuro me condujo hacia el exterior, y sin poder evitarlo esbocé una amplia sonrisa al ver frente a mi el mar.  Bastión de Tormentas tenía mar, eso estaba claro, pero nadie jamás me había permitido acercarme, ni cuando mi madre aún vivía.

-¿Le gusta el mar?- preguntó él ofreciéndome su mano para bajar las escaleras.

Asentí aceptando su mano mientras inevitablemente por una vez en mi vida comencé a sentirme especial.

-Es hermoso, comprendo a la perfección porque los Velaryon…

Pero se quedó en silencio cuando me vio al llegar al último escalón desprenderme de mis zapatos y hundir los pies en la arena.

La chica del antifaz// Jacaerys Velaryon & Aegon Targaryen Where stories live. Discover now