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Me senté junto a Jace viendo su rostro amorotonado mientras divagaba en mis pensamientos.

Lo había hecho todo mal, había elegido al hombre incorrecto, al lado de la familia incorrecta cuando ya tenía todo lo bueno delante de mí.

Lloré en silencio sin soltar la mano de Jace y escuché la puerta abrirse detrás de mí.

-¿No vas a venir a dormir?- preguntó Daeron.

Negué con la cabeza incapaz de mirarle, escuchando sus pasos caminar lentamente hacia mí.

-¿Quién le ha hecho esto?- pregunté sollozando- ¿Ha sido Aemond?

Escuché como suspiraba detrás de mí.

-Fui yo-contestó con firmeza.

Agaché la cabeza dolida y dejé que las lágrimas mojaran mi rostro sin poder detenerlas.

-Esperaré a que Jace despierte y me iré con mi esposo a Desembarco del Rey.

-¿Qué?- Daeron caminó apresuradamente y se arrodilló en frente de mí clavando sus ojos en los míos-¿Cómo que te vas?

-Oh venga Daeron- con enfado me puse de pie obligandole a apartarse de mí- mira de lo que eres capaz- apunté con el dedo a Jace- ¿Crees que de verdad puedo creerme que te importa si me voy o no? ¿Crees que la ira y el odio que albergas sobre los negros conmigo no despierta?

-No le he matado- me agarró de los brazos impidiendome alejarme de él- podría haberlo hecho, te prometo que no me hubiera detenido si no fuera porque me importas.

-¿Que yo te importo?- intenté apartarme de él sin éxito- siempre me habéis visto como a la hija del enemigo.

Sus ojos me miraron sin comprender nada y sentí como sus dedos se aferraban con más fuerza a mis brazos.

-¿Esto es por el beso?- preguntó- si ese es el motivo no volveré a hacerlo jamás, pero no te vayas.

Agaché la cabeza y desvié la vista hacia Jace.

-Estoy casada Daeron, y he estado viviendo un sueño del que debo despertar ya…-lloré- debo llevarme a mi hija y volver a la realidad.

-Es hija mía…-susurró- no hija de Jace.

-Es hija de Aegon- hice una mueca de dolor y solo entonces me soltó- y él no lo ve de la misma forma.

-Pero yo sí- esta vez dirigió sus manos hacia mi cabeza atrayendome hacia él- esa hija es más mía que de cualquier otro.

Pegó su frente a la mía y me mostró una faceta de él que jamás había visto. De golpe sus ojos se llenaron de lágrimas y su respiración se agitó.

-No separes a Rhaenys de mí, no me arrebates a la niña.

-Pues demuéstrame lo que tu hermano jamás pudo demostrarme- le imité agarrando su cabeza- vente conmigo a Desembarco del Rey y deja atrás el bando de los verdes.

-¿Qué?- se apartó de mí frunciendo el ceño- ¿Me pides darle la espalda a mi familia?

-Dices que me quieres, que harías cualquier cosa por mí, mi hija la consideras tuya y..- me acerqué de nuevo a él- ven conmigo y te aseguro que como reina nadie te hará nada.

-No me criaron para dormir, comer y vivir rodeado de mis enemigos.

-¿Enemigos?- pregunté apartandome de él- ¿Qué es lo que hemos hecho para serlo?

Él resopló y llevándose una mano a su pelo me dio la espalda.

-Rhaenys será hija de Jace ante los ojos de todos, pero ella se criará con un único padre- le rodeé volviendo a acercarme para llamar su atención- y serás tú.

-Es tu esposo…-Daeron dió un paso hacia atrás desviando la vista hacia Jace- actuará como tal y eso me acabará matando.

-No le amo,pero debo dejar atrás a la niña ingenua y comenzar a vivir la vida que me corresponde, me guste más o menos no puedo cambiar el hecho de que él es mi esposo.

-Déjame tomarte como esposa, Lyanna- sus ojos aún repletos de lágrimas me miraron con desesperación- habla con Jace y pídele la anulación de tu matrimonio.

Volvió a sostener mi cabeza entre sus manos.

-Si lo hace, si anula vuestro matrimonio y me permites ser tu esposo, entonces dejaré este bando y me uniré al de los negros.

-No creo que sea sano que me case contigo cuando aún amo a tu hermano…-susurré apartandome de él.

Me intenté secar las lágrimas del rostro y me senté de nuevo junto a Jace.

-Te vas por él, ¿Verdad?

Agaché la cabeza rompiendome de nuevo al recordar sus palabras.

-Me voy  porque he amado como jamás lo había hecho, y resulta que todo ese amor que llevaba guardado en el corazón había nacido de mentiras y engaños.

-Yo no soy Aegon…-susurró.

-Por ese motivo te pido que dejes atrás todo y vengas conmigo a Desembarco del Rey.

Él se frotó las manos y acercándose de nuevo a mi se agachó a mi lado dejándome ver un rostro completamente roto.

-No sería sincero si abandonara a mis hermanos y me fuera al bando del enemigo-me limpió las lágrimas con las manos temblorosas- pero te quiero, te quiero y tú lo sabes, así que la única solución que le veo a esto es acabar esta guerra de una vez por todas.

-¿Cómo?- fruncí el ceño viendo cómo se ponía de pie y caminaba hacia la puerta.

Tragué saliva asustada y le seguí temerosa de lo que podía hacer.

La chica del antifaz// Jacaerys Velaryon & Aegon Targaryen Donde viven las historias. Descúbrelo ahora