20.

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-Esa es- apunté con el dedo hacia el cielo mientras miraba divertida como Aegon sentado en el suelo a mi lado buscaba la estrella que yo le señalaba.

-Todas son iguales- puso los ojos en blanco y apoyó sus manos en el suelo echándose ligeramente hacia atrás- no veo diferencia alguna.

Me reí.

-Mi madre es diferente- me crucé de brazos- es sin lugar a dudas la que más brilla en este cielo.

Aegon me observó detenidamente.

-¿Os pareciais?- preguntó.

-Mucho- contesté.

-¿De qué murió?

-Contrajo unas fiebres…

Él me miró y pasó su mano por mi rodilla.

-Lo siento mucho.

Hice una mueca viendo cómo él se acercaba ligeramente más a mi.

-Deberíamos irnos…-susurré apoyando inconscientemente mi cabeza en su hombro y cogiendo su mano para ayudarle a encontrar la estrella- ¿La ves ahora?

Aegon asintió y pude sentir como esbozaba una sonrisa.

-¿Quieres irte?-preguntó dejando caer su mejilla sobre mi cabeza.

Su aroma me invadió y cerré los ojos disfrutándolo. 

-Lyanna…-susurró.

Pero se quedó en silencio cuando yo entrelacé mis dedos con los de él sin abrir los ojos, solo dejándome llevar por el momento.

-Lo que estás haciendo no es bueno para ninguno de los dos…

Me aparté de él abriendo los ojos al escucharle decir aquello.

-¿A qué te refieres?- pregunté.

-Te estás metiendo en un terreno…-suspiró poniéndose de pie.

-Venga Aegon- sonreí restándole importancia mientras me levantaba- solo te he agarrado de la mano.

-Eres la hija de Daemon- caminó hacia mí y agarró mi cabeza con sus dos manos, tan cerca de su rostro que no pude evitar desviar la vista hacia sus labios- no necesito a  alguien que…

-Me hablas de política como si me importara…-susurré, y armandome de valor pegué mi cuerpo al suyo provocando que él soltara un gemido corto- ahora mismo aquí no hay nadie más que…

Y me besó, pero este beso me lo dio con una delicadeza que hizo que mi estómago le invadiera un cosquilleo, me besó como si llevara toda la noche deseando hacerlo.

Sus manos me acariciaron y pegó su frente a la mía desviando sus ojos hacia mi.

-Deja de hacerme ya esto…-susurró.

No dije nada, le besé de nuevo y poniéndome ligeramente de puntillas dejó que le empujara hacia la cama mientras escuchaba como su respiración aumentaba considerablemente.

Me reí cuando caímos encima de la cama y él en un movimiento rápido se posicionó encima de mí.

-Te voy a enseñar que cosas hago mejor que besar….-susurró provocando que yo sonriera con nerviosismo.

Besó la comisura de mis labios, y descendió hasta posarse entre mis piernas.

Se deshizo de mis zapatos que dejó caer de la cama y comenzó a subirme el vestido mientras me miraba como un felino apunto de atacar a su presa.

-¿Me vas a hacer daño?

Dejó de subirme el vestido y sonrió de medio lado.

-No voy a penetrarte- posó sus manos en la cama y volvió hacia mí- solo ha hacerte disfrutar.

Besó de nuevo mis labios y se separó ligeramente de mí para chuparse un dedo que condujo lentamente a mi parte íntima.

-Cierra los ojos, Lyanna.

Tenía apenas diecisiete años pero ya había escuchado a algunas sirvientas hablar del acto sexual, de lo que conllevaba y lo difícil que resultaba la primera vez, pero jamás imaginé que sentir su miembro duro contra mi iba a excitarme de tal manera.

¿Qué me estaba pasando?

-Necesito estar dentro de ti..-jadeó Aegon.

Separé las piernas dejándole avanzar y sentí como me tocó, donde jamás alguien me había tocado, donde jamás pensé que alguien me tocaría.

Me mordí el labio y apreté mis manos con fuerza contra sus brazos cuando él comenzó a introducir lentamente el dedo en mi interior.

-Aegon…-suspiré entre sus brazos.

Él, movió el dedo en mi interior, besó mi cuello y me lo mordisqueó dejándome sentir una extraña sensación. Una extraña sensación que me gritaba que tenía que llegar a algún lado y que estaba cerca de hacerlo.

Me arqueé contra él y le rodeé con mis piernas en un intento de sentirle aún más cerca.

-Lyanna…-su voz sonó extremadamente ronca- esto me está costando más de lo que imaginaba.

Escucharle decir aquello fue como si él mismo me hubiera indicado el lugar exacto al que tenía que llegar, así que sin poder esperar más, mi cuerpo se tensó. No podía ni hablar ni moverme y solo intentaba respirar mientras dejaba que el placer me invadiera por completo, recorriendo cada parte de mi cuerpo.

Aegon sacó su dedo y me acarició el pelo esbozando una sonrisa, después se puso de pie y agitó la cabeza como si quisiera desprenderse de algo.

-Necesito ir a la letrina.

Parpadeé dos veces seguidas mientras me incorporaba, dándome cuenta de lo tenso que parecía estar.

-¿A la letrina?

No me contestó, salió disparado por la puerta dejándome aún sin aliento.

Apoyé mi cabeza en la almohada y cerré los ojos sonriendo.

La chica del antifaz// Jacaerys Velaryon & Aegon Targaryen Where stories live. Discover now