49.

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Bajé mi vestido sintiéndome inevitablemente mal al recordar a Jace. ¿Qué había hecho? ¿Por qué no había al menos intentado frenarle?

Aegon a mi lado intentó volver a respirar con normalidad mientras se cubría el rostro con su brazo.

-Soy una mujer casada…-susurré.

-¿Crees que eso me importa?

-Le he sido infiel…-mis ojos se llenaron de lágrimas mientras Aegon apartaba su brazo y se incorporaba para mirarme.

-Llevas siéndole infiel desde que te casaste con él- se cubrió con la sábana sin apartar su mirada de mí-¿O acaso has dejado de pensar en mi?

Agaché mi cabeza incapaz de contestarle.

Él volvió a apoyar la cabeza en la almohada y cubrió su rostro con cansancio.

-Yo no he podido dejar de hacerlo…-terminó de decir.

Me acerqué a él y agarrando su mano le obligué a mirarme.

-Venga, levanta- tiré de su mano mientras él me miraba fijamente- hay que comer algo y lavarse.

-¿Vas a cuidar de mí?- preguntó sin expresión en el rostro.

Suspiré y asentí.

-¿Eres consciente de que soy tu enemigo?

Sonreí con tristeza escuchando su pregunta.

-Venga levanta, les diré que te preparen una baño con agua caliente- me puse de pie y me recogí el pelo con rapidez mientras me dirigía hacia la puerta- el mundo no se acaba aquí.

-¿No vas a escapar?

Me giré para mirarle con la mano aún agarrando el pomo.

-Lo intentaré cuando te vea bien- hice una mueca y sin esperar su respuesta salí hacia el pasillo.

Caminé apresuradamente en busca de alguna sirvienta, y cuando llegué a las escaleras frené mis pasos al encontrarme de nuevo a Aemond.

Nuestras miradas se cruzaron y juraría que si no fuera porque me necesitaba para su bien, me habría matado en aquel preciso momento.

Tragué saliva y bajé los escalones queriendo perderle de vista cuanto antes.

Miré hacia atrás viendo cómo él continuaba a lo suyo y justo en ese momento me tropecé con alguien.

-Oh, lo lamento- dije avergonzada dirigiendo mi vista hacia un chico alto, atractivo y con el mismo pelo blanco que caracterizaba a los Targaryen.

-Disculpe- el chico se hizo a un lado dándome paso mientras sus ojos me analizaban detenidamente.

-Es hija de Daemon-nos interrumpió Aemond caminando hacia nosotros y volviendo a ponerme nerviosa- pero como puedes ver no representa ningúna amenaza.

Miré a Aemond fulminandole con la mirada.

-Él es Daeron, mi hermano.

Desvíe de nuevo mi vista hacia Daeron y fruncí el ceño.

-¿Qué hace la hija de Daemon aquí?-preguntó él imitando mi gesto.

Aemond esbozó una sonrisa y pasó su mano encima del hombro de Daeron bajo mi atenta mirada.

-Preguntaselo más tarde a Aegon.

Los dos se miraron y yo esbocé una sonrisa.

–Tengo en mis manos al Rey- sonreí de medio lado fulminandoles mientras apretaba los puños- tened cuidado, porque está balanza cae a favor de los negros.

Aemond soltó una carcajada.

-Oh, sí- miró a su hermano de nuevo- se me olvidó decirte también que aparte de ser hija de Daemon, es la esposa de Jacaerys Velaryon.

Daeron me analizó en silencio.

-La mujer que dice que la balanza de los negros se inclina a su favor- tocó mi hombro haciéndome retroceder- se mete bajo las sábanas de lo verdes.

Con fuerza le abofeteé provocando la risa de Daeron.

-No hables en plural- me acerqué a Aemond y me puse de puntillas con gesto enfadado- jamás me metería bajo las sábanas de cualquier verde.

Le miré asqueada y me giré marchandome hacia la cocina.

Odiaba a Aemond, lo hacía con todas mis fuerzas y estaba segura que en algún momento iba a pagar por todo el mal que nos había ocasionado.

La chica del antifaz// Jacaerys Velaryon & Aegon Targaryen Where stories live. Discover now